Ensonnacionesmarianas es un blog abierto a la reflexión propia y ajena sobre cualquier tema sobre el que deseemos pensar. El ensueño tiene que ver con la idea antigua del sueño como camino al conocimiento (por ejemplo, El primero sueño de Sor Juana).

F(h) Consultora en PYMES y ONGs

sábado, 31 de octubre de 2009

Dicen que la distancia es el olvido...

Pero yo no concibo esa razón... así dice el bolero y voy a explicar por qué estoy de acuerdo.

Desde que nací, no, miento, desde antes de nacer, mi vida está signada por ella, por barquitos caminito de ultramar (si uso palabras que resuenan a Sabina, es porque lo plagio con amor). Mis padres vinieron dejando personas detrás y buscando otras que tenían por delante. Desde bien chiquita, entiendo que hay gente que vive lejos y a la que se puede querer. En mi caso, mis abuelas, mi abuelo paterno, mis tías... Por eso, aprendí desde muy niña qué es la "morriña" gallega, por eso, veía los ojos de mis padres llenarse de lágrimas o sólo de tristezas.

Todos ellos vivían en España y, aunque sólo haya visto dos veces a mi abuela materna siendo muy chica, siempre la quise un montón y la quiero aunque ya no esté porque supo darme momentos geniales.

En esa época, mi abuelo materno y la esposa vivían en Buenos Aires y nosotros en Posadas. Y la Yaya era lo más: jugábamos a Grandes valores del tango y a cualquier cosa que se nos ocurriera.

Con el tiempo, nos vinimos a Buenos Aires y, una vez terminada la secundaria, una amiga (ahora comadre) se fue a vivir a Córdoba y nos vemos más o menos dos veces al año.

A Valéria, la conocí acá, pero, como muestra la tilde en su nombre, es brasileña. Es la hermana mayor que siempre deseé y que la vida me dio. La veo poco, es claro. La última vez fue hace dos años. Estamos en contacto, quiero verla y me duele no poder acompañarla cuando lo necesita.

Mi otra comadre-amiga vive en Lanús. Dentro de toda la gente que vive lejos, está cerca, a una hora de viaje. Siempre pensé que Lanús quedaba en el culo del mundo (mi padrino siempre vivió allí), pero el amor que siento y las ganas de ver a la enana crecer hacen que todo sea breve y paso una semana deseando verlas.

Mi mamá y mi papá tampoco viven en esta ciudad y no los veo muy seguido y doy fe de que son imposibles de olvidar.

En definitiva, la distancia me marca. Escribo esto por una sencilla razón y es que, cuando uno quiere a alguien, no hay olvido posible. Las distancias, a veces, se acortan de otras formas. Una persona que vive en la esquina de mi casa y no me quiere puede estar más distante de mí que Valéria, por ejemplo. Conocí gente que decía apreciarme que estaba un poco más allá, pero no en el fin del mundo, aunque le pareciera que sí y se le dificultara verme. Conclusión: no sé qué entienden por aprecio.

No voy a decir cual mujer de Utilísima que el amor todo lo puede porque, muchas veces, es más intrincado de lo que debería ser. Sólo quiero decir que no deseo que ninguna de estas personas viva a mi lado porque no lo desean, porque tienen sus vidas y son felices, y sería egoísta de mi parte querer que no lo fueran. Porque, cuando nos reencontramos, disfrutamos profundamente de saber que, por un instante, el tiempo y la distancia vencieron al olvido y no existen.

viernes, 30 de octubre de 2009

Silencio

La gente que hace música tiene una forma de expresarlo, pero, quienes escribimos, ¿cómo podemos hacerlo? Sin duda, no es lo mismo que la página en blanco, no es lo mismo que no escribir.

jueves, 29 de octubre de 2009

¿Qué hago con tu dolor?
Si aunque lo llore con mis ojos
y lo grite desde mis entrañas
con mi más profundo silencio
si aunque lo escriba con estas palabras
aún te sigue doliendo.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Una de cal y una de arena

Nunca sé cuál es la buena y cuál la mala, pero, ahora, no importa.

Hoy, tuve una mala noticia. En realidad, estos dos últimos meses son tremendos: enfermedades, muertes, etc., etc., etc. Todo en mi ámbito cercano, no es que hable de las cosas que expande la tele hasta que te estalla el cerebro.

Entonces, se me ocurrió pedir en orkut que me cuenten buenas noticias. Las hay. Es cierto, no es mi ámbito más cercano, pero, a veces, para poder seguir respirando, es necesario ir a buscar las buenas cosas, para no terminar creyendo que nada vale la pena.

Y es que la vida es así. Un circo mágico e incomprensible, que rueda y sigue andando, bello e interminable, inabarcable, triste y profundo en el dolor de la soledad.

No tengo muchas más palabras. Muchas veces, las palabras sobran o, lo que es peor, no alcanzan, no terminan de definir, no pueden dar respuesta. Y, a mí que soy profesora de Letras, que las palabras me falten, no me alcancen o me excedan puede resultarme terrible.

Hoy, le escribí una cartita a mi ahijada que mañana cumple dos años. Le regalo, en ella, la letra "Palabras para Julia" y le digo que los poetas están para ahorrarnos el trabajo de escribir cartas largas y engorrosas, para no intentar decir lo que ya está dicho y mejor. Como dice José Agustín Goytisolo en esa letra, alguien que supo lo que era el dolor, "La vida es bella ya verás / cómo a pesar de los pesares / tendrás amigos, tendrás amor / tendrás amigos".

Parece una tontería, pero es bueno saber que hay alguien, quien sea al lado.

Gracias a quienes me dieron buenas noticias hoy. Esto es para ustedes.

lunes, 26 de octubre de 2009

Soy el que soy

Sé cómo me llamo, dónde nací, en qué fecha, quiénes son mis padres, mis abuelos, mis hermanos, mis tías, mis primos.

Si bien mi pasado familiar es intrincado y este no es el lugar para contarlo, todos sabemos de dónde venimos, aunque nos haya costado ir armando la historia, ese gran rompecabezas que algunos tienen perfectamente armado desde que nacen y a otros se lo han pateado.

Sé qué sangre corre en mis venas, cuáles son mis tradiciones (las practique o no), cuáles son mis culturas, cuáles mis tristezas, cuáles mis alegrías. Veo las fotos y me reconozco en rostros color blanco y negro, en rostros sepia, en rostros color.

Hay rompecabezas que tardan mucho más en armarse que otros.

Hace un tiempo, siento que las abuelas son mis abuelas y, cuando digo "las abuelas", sabemos que me refiero a las de Plaza de Mayo, a las que buscan sus nietos.

Sueño con el día en que ellas encuentren la pieza final para terminar de armar su juego.

domingo, 25 de octubre de 2009

Caetango

Ayer, estuve hablando con Ricardo sobre Caetano Veloso. Sí, voy a hablar otra vez de él. Nada de lo que voy a decir a continuación es un descubrimiento, ni es original, es tan sólo la expresión de un deseo profundo.

Creo que lo que toca lo hace oro. Cómo decirlo. Él es tan artista que, cuando versiona canciones, se las apropia, las mastica, las digiere, las mezcla con su propio ser y las devuelve como si fueran nuevas. Muestras de eso hay sobradas. Y la que me tiene últimamente prendada cual principito colgado de un cometa para volar es "La flor de la canela" de Chabuca Granda, grabada en Qualquer coisa (1975). Aclaro el autor porque, si hay algo que acostumbra a hacer él, es mencionar a los autores de las canciones, los reconoce en ese acto.

Pero, retomando el hilo, vuelvo a las versiones. Cuando canta tango, me emociono. Me gusta que, al versionar canciones de distintos lugares, Caetano intenta imitar el acento. Cuando canta tango, la "y" y la "ll" las pronuncia distinto y, a veces, hasta escuchamos como aspira algunas "s" en un modo rioplatente.

Los tangos que sé que grabó son "Nada" (José Dames y Horacio Sanguinetti). Conocida entre nosotros por el varón del tango, Julio Sosa. Caetano la registró en Omaggio a Federico e Giulietta (1999).



Anteriormente, en Ciculadô vivo (1992), había grabado "Mano a mano" (Carlos Gardel, José Razzano y Celedonio Flores).




En Fina estampa (1994), hace "Vuelvo al sur" (Pino Solanas y Astor Piazzolla), tango con que finaliza la película Sur de Pino Solanas, cantado por Goyeneche.



También, en dicho disco, encontramos "Pecado" (Carlos Barh, Pontier y Francini) y, además, "Vete de mí" de los hermanos Expósito.





Grabó, en 1969, en el disco que lleva su nombre Caetano Veloso, "Cambalache" (Discépolo). Este tango tiene su particularidad. Fue compuesto durante la Década Infame a la cual denuncia en su letra, fue prohibido durante todos los golpes de estado en Argentina desde el momento de su creación. Este tango tiene una versión en portugués, si no me equivoco, de Raúl Seixas.


Sin embargo, el que más me gusta cantado por Caetano es "Barrio de tango". No tengo datos de en qué disco está y es el que más me gusta.

Claro está que él no los hizo puramente tango, sino que, como dije anteriormente, los adaptó e hizo a su modo.

Mi sueño es que, algún día, haga todo un CD de tango y que se llame Caetango. Sí, lo sé, probablemente, sólo lo comprara yo.

sábado, 24 de octubre de 2009

Los gustos, según pasan los años

Hace unos 20 años, mi debilidad eran las jugueterías. Enloquecía cuando pasaba por una, soñaba con qué juguete quería que me compraran. En la adolescencia, juntaba dinero para pasar por la disquería y comprarme CDs que me gustaran. Después, durante la facultad, las librerías me podían, los aros de feria, los bolsos... Ahora, a estos últimos, se le sumaron los bazares y, sí, es la edad.

Lo mismo pasa con todo. Primero, leía novelas infantiles, luego, novelas rosa hasta que llegué al Quijote y otras cosas. Hace 20 años, Serrat me parecía una cosa deprimente de viejo, Sabina, Charly y otros gente incomprensible. Bueno, me convertí en una vieja depresiva que, también, entiende lo que antes no entendía.

Hace unos años, no hablaba con los niños, aunque me gustaran. Ahora, soy maternal con los chicos que me cruzo en la calle y me encanta jugar delirantemente con mi ahijada, aunque, por momentos, me saca de quicio.

Con los padres es igual. De chica, eran casi mis dioses perfectos. En la adolescencia, dejaron de serlo. Ahora, los acepto como son y los elijo de cualquier modo.

Amigos eran todos, cualquiera que se riera conmigo. Desde hace un tiempo que cuento menos, porque cuento sólo a los que saben quién soy, a esos que elegí como hermanos. La gente con la que comparto risas y quiero, es sólo eso, gente que quiero con la que comparto cosas.

Con los hombres pasa lo mismo. Hasta no hace tanto, me gustaba el que era seguro, o sea, el que tenía una vida burguesita muy bien planeada y al que no se le salía nada de su casillero. El artista de mundo me daba terror, hippie ni hablar. Sin embargo, el burguesito y su vida chata me aterran ahora. Para eso estoy yo, es preferible alguien que te lleve contra el viento y que te haga ver que esa vida insegura que no te gusta es fascinante porque se corren riesgos y, sin riesgos, podés terminar apoltronado frente a un televisor muy aburridamente juntos.

En suma, no dejé de ser coherente por cambiar de opinión. Sólo me volví mayor.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Livros

No pretendo ser original con esto, muchos deben de hacer este tipo de análisis. Sólo quiero compartir el tema que preparé para mi último nivel de portugués sobre Caetano y su vínculo con la literatura.

Para empezar, hay que decir que este señor leyó mucho. Cuando era joven, comenzó a estudiar filosofía. Se puso a componer canciones porque se dijo que, en Brasil, quien quiera difundir ideas debe hacerlo con música.

Con relación a la música en sí misma, voy a empezar por la canción "Alegria, alegria". En su libro, Verdade tropical, Caetano cuenta el vínculo del tropicalismo con la antropofagia brasileña. En la década del 20, Oswald de Andrade, miembro de la vanguardia brasileña (llamada en Brasil, modernismo) escribe el "Manifesto antropófago". Allí, habla de la importancia de tomar elementos literarios del exterior, masticarlos y elaborarlos a la manera de Brasil, con elementos brasileños ("tupí or not tupí", dice el manifiesto). Habla de antropofagia y no de canibalismo porque la primera implica un acto ritual. En este sentido, se plantea el tropicalismo. La idea era tomar elementos foráneos y brasileños y hacer una reelaboración de ellos (Carmen Miranda, Roberto Carlos, Jimmy Hendrix, The Beatles, Joao Gilberto, etc.), cuyo resultado mostrara una identidad propia. "Alegria, alegria" es la primera canción que tuvo éxito para el grupo y, en ella, se habla de esa mezcla y la frase que lo resume y que resume la década es "bomba e Bridigit Bardot".


Otra canción que me hace pensar en la vanguardia es "Sampa". Si bien no hay un vínculo estrecho, es una canción que me recuerda a Macunaíma de Mário de Andrade, otro vanguardista. Este libro narra las peripecias de este personaje buscando la muiraquita. Para ello, debe salir de la selva (lo que lo aleja de las icamiabas) e ir a San Pablo. Al entrar, deja colgada su conciencia en la isla de Marapatá y se opera una transformación en él como en toda persona que llega a una gran ciudad. Caetano en la canción dice que, al principio, la ciudad no le gustaba porque él había vivido en otro sueño feliz de ciudad. Digamos que se queda aturdido por esa ciudad, igual que Macunaíma en un principio, hasta que entiende las reglas. Me hace relacionar ambas cosas, también, el hecho de que él hable de los dioses de la lluvia de la ciudad, trasladando parámetros más primitivos. Otro vínculo de esta canción, más estrecho, es con la poesía concreta (retoma ciertos parámetros de la vanguardia) cuando habla de la "poesia concreta" de las esquinas, de sus poetas de campos (los hermanos Campos, quienes tuvieron un vínculo con Caetano).


Por otra parte, hay dos canciones que son fragmentos de escritores. Es el caso de "O navio negreiro" de Castro Alves (1847-1871, poeta romántico) y "Noites de norte" que es un fragmento del libro Minha formaçao de Joaquim Nabuco (1849-1910, político, fundador de la Sociedad Antiesclavista Barsileña y uno de los fundadores de la Academia Brasileña de Letras). La importancia de ambas canciones tiene que ver con que ambos autores eran abolicionistas. El fragmento que toma de la obra de Nabuco es importante porque está extraído del capítulo en que el autor cuenta el momento en que se dio cuenta de que la esclavitud era algo que no debía existir. Nabuco narra cómo para él era algo totalmente naturalizado hasta que un día un esclavo de otra hacienda aparece corriendo y le pide que convenza a su tía de que lo compre o su patrón lo mataría. Cuenta cómo percibió el dolor en la mirada y, desde ese momento, decidió que eso debería cambiar. Es muy diferente al modo de ver el pasado que tiene Gilberto Freire en Casa grande e senzala, ya que este autor habla de ese pasado con nostalgia. Ambas canciones mencionadas se encuadran en cuestiones políticas del pasado, pero que reivindican un origen y, por qué no, rechazan la permanencia de ciertas cosas del pasado.

Otra canción es "A terceira margem do rio", basada en un cuento de Guimaraes Rosa. Caetano tiene la humildad de los grandes. Él dice que Milton un día le dio una música y le pidió que escribiera la letra a partir del cuento. Caetano dice que Milton le dio el trabajo hecho porque había dos grandes por detrás, que él fue una especie de instrumento. Lo llamativo de esta canción es que habla constantemente de la palabra, mientras que en el cuento el padre no habla y se va a vivir al medio del río, precisamente, quedando al margen de su familia y generando que el río tenga otra margen más.

Otra relación es el CD Livros, cuya primera edición tuvo formato de libro con tapas duras. Es en él donde se encuentra el poema de Castro Alves y, además, hay una canción que lleva el mismo título y que habla de la importancia de lo que uno lee. "Mas os livros que em nossa vida entraram / sao como a radiaçao de um corpo negro / apontando pra expansao do universo / porque a frase, o conceito, o enredo, o verso / (e, sem dúvida, sobretudo o verso) / é o que pode lançar mundos no mundo". La lectura expande la imaginación y del pensamiento.

También, Caetano fue personaje. En el libro Teresa Batista, cansada de guerra de Jorge Amado, cuando es el carnaval de Bahia aparecen tanto Caetano como Gil.

Por último, el gran Caetano (a esta altura sabrán que no soy objetiva) escribió Verdade tropical (1997), un libro que cuenta su autobiografía, pero, en realidad, habla de la MPB, pero, además de la literatura, pero, además, de la historia de Brasil y sumando de todo un poco habla de Brasil. Y, aunque no lo crean, se lo dedicó a Silvina Garré. También, fueron editados (1997), Alegria, alegria (1997), Letra só (2003, colección de canciones en forma de libro), O mundo nao é chato (2005, recopilación de diversos escritos de Caetano en diarios, contratapas, etc.).

domingo, 18 de octubre de 2009

No es mala onda...

No me gusta que me digan "negra", "negrita", "negri", ni niguno de los derivados posibles. Tampoco que me digan "Marian". Pueden pronunciar mi nombre en el idioma que más les guste, menos en inglés. Pónganme un apodo y listo.

No me gusta que me pongan la mano en el hombro cuando me saludan, ni que me palmeen la espalda o la pierna, ni que me acaricien la espalda cuando me hablan.

No me gusta que, para pedirme un favor, en lugar de decirme "¿me hacés X favor?", me digan "ya que estás". ¿Ya que estoy qué, al pedo? Hacételo vos, infeliz.

No me gusta que las señoras mayores en la calle me digan "vos que tenés buena vista, ¿te fijarías X cosa?". No, señoras, no tengo buena vista, veo menos que ustedes y, si los lentes no existieran, bien podría ser considerada ciega. Pero, no, en lugar de eso, les hago el favor lo mejor que puedo.

No me gusta que la gente opine sobre mi "crueldad" en la calle si ven que mi perro va con bozal. Si lo hago, es porque hay miles de pelotudos que no saben que no hay que tocar perros ajenos y que el mío muerde si tiene miedo.

No me gusta que, si veo a Rial, soy una pelotuda y si leo el Quijote, pedante o aburrida. Si fuera hombre, nadie me tildaría de tonto por distraerme viendo fútbol y sería normal que yo leyera porque, lamentablemente, hay cosas que todavía son consideradas masculinas. Es más, si fuera hombre, sería un tipo interesante por hacerlo.

No me gusta que todo el mundo me diga "feliz día" el día del amigo porque no soy amiga de todo el mundo.

No me gusta que haya gente que siempre esté esperando que yo haga las cosas bien y que aguante estóicamente cualquier cosa.

No me gustan los cumplidos y, mucho menos, vivir dándome la cabeza con la pared por querer llamar las cosas por su nombre. Si al común le resulta bien vivir haciéndose el pelotudo y echarle la culpa a otro, no es mi problema. Estánquense ustedes en su propia mierda.

sábado, 17 de octubre de 2009

Pereza intelectual

Estoy muy agotada, tengo cansancio físico y mental acumulado. Hace un tiempo que no puedo terminar los libros que empiezo (antes, leía más o menos uno por semana). No puedo hacer siquiera la tarea. No puedo y espero no estar entrando en una onda.

Cuando me levanto, prendo la tele para ver un rato Arriba argentinos y, entre besitos de los buenos días que me irritan, digo "¡ah! esto va a decir la gente hoy". Desafortunadamente, los noticieros no imponen agenda, sino que nos dan opiniones masticaditas. El común de la gente repite, no piensa.

Tuve la sorpresa de ir encontrándome con gente de mi edad a la que no le gusta leer o no tiene la costumbre. Mi sorpresa fue porque esto lo vi en gente ligada a las artes. Percibo que leen sólo aquellas personas que cursan carreras universitarias en la que eso es altamente requerido (filosofía, letras, historia, etc.) y que lo hacen con verdadera pasión. Para el resto, pareciera ser una costumbre extraña. No sólo leer, sino tratar de cuidar un poco la escritura. Hoy, tener faltas de ortografía va unido a una reivindicación de eso como acto de rebeldía.

En una época, tenía la costumbre de leer en el colectivo. Tengo por costumbre hablar y comentar las cosas que leo. En realidad, es una costumbre que controlo bastante porque me fui encontrando con gente que me consideraba pedante cuando hablaba (gente, entiéndanlo, estudié letras, no química, no puedo hablar de átomos) y la pedantería es algo que realmente detesto. Entonces, me limito a hacer esas cosas con gente que se interesa en eso y dejé de poner ejemplos de situaciones de libros para cosas cotidianas. Entonces, hablo de Rial, no es que antes no lo hiciera. Nunca tuve prejuicios tontos. De hecho, reconocí en la facultad ver Rebelde Way y me miraron mal, y me dijeron que sólo ponían Canal a. Bueno, pero volviendo a Rial, parece que si lo veo paso a ser tonta y me rebajan por eso preguntándome si me instruyo viéndolo a él. Es decir, esa misma persona desprestigiaría a una ama de casa que sólo ve eso y no tiene otra información ni otros deseos que ver ese programa y, por lo tanto, descalificaría su palabra ante cualquier hecho. Sí, soy de las personas que creen que la vida se compone de cosas para pensar y analizar, profundas y bellas, y del entretenimiento. Todo en su justa medida vale la pena.

Pienso, entonces, que quienes me creen pedante tienen más pereza intelectual que yo y quienes me creen idiota, mucha soberbia.

Y, entre la gente que me cree pedante y la que me cree idiota, está mi comadre-amiga-compañera de facu, que habla conmigo de Camus, Cervantes, Góngora, Borges, Rial y sus vedetongas entre mate y mate.

viernes, 16 de octubre de 2009

Inquisidores del lenguaje

Las palabras sirven para muchas cosas: para declarar amor, para dominar, para herir, para hacer feliz a alguien. La manera en la que hablamos es un surco en nuestra identidad, refleja lo que somos: edad, nivel social, nivel educativo, lugar de nacimiento, etc.

Últimamente, comencé a percibir que hay una especie de lucha por el conocimiento correcto del idioma. Pero este purismo idiomático, no lo veo en la gente que se dedica a la tarea de enseñar la lengua o a corregir, sino en los que se "ensañan" con alguien por ella. Me empecé a preguntar por qué y creo que es porque saber un poco más al respecto que otro da más porder, más nivel o, incluso, muchas veces, se defenestra el argumento del otro porque hay una letra mal puesta. Lo malo del asunto es que muchas de las personas que acostumbran a hacer esto ultracorrigen (lo hacen en un exceso que los lleva a hacerlo mal) y/o cometen errores de ortografía (muchos de ellos se jactan de no tenerlos). ¿Qué manual de estilo usan?

Como profesora de lengua, me di cuenta de que, cuando corrijo a alguien, suele sentirse incómodo: mi título lo incomoda. Por ese motivo, decidí sólo hacerlo cuando me lo piden y en privado.

Mis preguntas son las siguientes: cuando corregimos a otro ¿por qué lo hacemos? Si lo consideramos un defecto o una carencia (muchas veces, parece que el error se achaca por este motivo), pregunto ¿nos reiríamos de un ciego porque no ve? Sé que me dirán que exagero, pero, si lo consideramos ignorancia, ¿no es más ignorante quien corrige no para enseñar, sino para agredir? En tal caso, si lo consideramos ignorancia-falta-carencia, ¿nos reiríamos de una persona analfabeta?

Conocí a una persona de la que se burlan por estas cosas y, quizás, no soy quién para meterme en rencillas ajenas, pero me molesta que se lo hagan porque creo que llega a un punto en que lo incomodan. Porque vivimos buscando la paja en el ojo ajeno. Como le dije una vez que hablé con él, creo que sus mensajes son claros y que García Márquez reconoce y Alberti reconocía tener muchos errores de ortografía. Y es que no es una vergüenza. Hay muchas cosas que desconozco y no me da vergüenza decirlo. Para eso, existen los correctores de estilo, los de verdad. ¿Puedo quejarme si en internet veo abundantes errores de ortografía? No, porque lo que importa es la rapidez del mensaje. Puedo hacerlo si leo un comunicado de la Presidenta, un examen o algún escrito que formalmente debe estar bien escrito. Pero la Presidenta, también, debe de cometer sus errores y alguien los corregirá porque cuatro ojos ven más que dos y porque todo lo que se escribe para ser presentado debe ser leído varias veces. A mí, suele pasarme que, al releer lo que publico en el blog, tengo que hacer modificaciones por errores de tipeo, mala puntuación, etc. Siempre dudo porque, cuando no lo hacemos, estamos muy lejos del conocimiento. Sólo cuando dudamos buscamos y encontramos.

Las palabras que marqué en negrita arriba son para ejemplificar algunas cosas. Muchos creen que "de que" es incorrecto siempre y, a veces, incurren en el error del queísmo. "Sólo" es una palabra que no debe llevar tilde hace mucho tiempo salvo en casos de ambigüedad y son escasos. Lo mismo ocurre con "este/a", "ese/a", "aquel/a" que deben llevar tilde diacrítica sólo en los casos en que quede poco claro si funciona como pronombre o como adjetivo (como dice Martínez de Sousa, un texto bien escrito no puede dar lugar a ese tipo de confusiones). Sin embargo, cuando escribo "sólo" (solamente) y algunas de las palabras recién mencionadas en función de pronombre sigo poniéndole tilde. ¿Por qué? Por varios motivos. Porque si bien son reglas de varios años, la mayoría de la gente en mi país lo usa de ese modo, así lo aprendí en el colegio y porque me parece importante poder distinguir una palabra cuando es pronombre y cuando no. Por otra parte, hay dos cosas muy frecuentes que muchos no perciben "Hubieron dos cortes", cuando debería ser "Hubo dos cortes" porque no hay sujeto (lo que continúa es un objeto directo) y, por lo tanto, el verbo no debe concordar con nada (es oración impersonal). La otra cosa es cuando se usa una condición negativa: "Si no te bañás, no hay postre". Gran parte de la gente acostumbra a escribir "sino" todo junto y eso es sinónimo de "pero". Además, hay varias construcciones preposicionales mal utilizadas y de otro tipo también. La mala puntuación abunda y la redundancia de palabras es frecuente.

¿Qué quiero decir con esto? Que, cuando me comunico en modo informal, no me importa cómo escribe el otro, porque el objetivo es comunicarme. Que antes de dar certezas a otros, debemos ver cómo lo hacemos nosotros. Que corregir y enseñar nunca deberían ser actos de agresión porque enseñar es un modo de amar. Porque tuve un alumno que no olvidó qué era un objeto directo porque insistí y confié en él y lo premié con un chocolate por mostrarse que sabía y que podía hacerlo.

Este texto se lo dedico a Sebas por el aguante y, a Ricardo, que me corrige mi portugués con paciencia y respeto.

PD: si tienen dudas al escribir o quieren corregir y eseñar, busquen en www.rae.es y consulten el Panhispánico de dudas.

viernes, 9 de octubre de 2009

Dime cómo hablas y te diré quién eres

Ya he hablado otras veces sobre la identidad que otorga la lengua. No sólo el hecho de cuál hablamos, sino también la variedad dialectal que usemos.

La hipótesis que tengo hace bastante tiempo es que, en el Río de la Plata (al menos, en Buenos Aires), somos muy barrocos al hablar. En esa época (¿puedo pensarlo como época o debería pensarlo como estilo? eso es algo sobre lo que se debate), el exceso era la marca, sólo basta ver una iglesia barroca para entender lo que sucederá con la palabra.

En América, hablamos el castellano de un modo diferente a España porque nuestra lengua evolucionó a partir del momento en que la Corona de Castilla (España todavía no existía) llegó a estas tierras. Es por este motivo que hablamos con el sonido de "s" sin distinguirlo de "z/c" como en España; ya que, por aquel entonces, era la forma en que se hablaba en la península.

Algo similar ocurre con el voseo. Si vemos El lazarillo de Tormes, percibiremos que ese personaje lo usa y es que, en aquel momento, era una forma para dirigirse a las personas de rango inferior o la forma en que se hablaban entre sí las personas de menor escalafón. Tratar de "vos" a un caballero era un insulto. En toda América, se combatió su uso por ese motivo, por ser de baja calaña y, desde el colegio, se enseñó a utilizar el "tú" como adecuado. Sólo la Argentina, en la década del 80, lo admitió como norma y, por eso, es reconocido como rasgo identitario nuestro. Sin embargo, existe el uso en otros luagres: en Chile, en Uruguay, en Paraguay, en zonas de Bolivia, en zonas de Colombia (como Medellín), en Chiapas (México) y en Guatemala se vosea (puede variar la forma verbal), pero no es la norma. Por esta razón, cuando Juanes o Arjona vienen a este país, hablan de "vos" en forma natural. Ellos, en realidad, adaptan su forma de hablar para el resto del mundo hispanoparlante.

Bueno, por lo que llamo a nuestra forma de hablar barroca es por el uso del concepto. Podemos decir, en algún punto, que son las figuras retóricas. La idea es decir con una frase o palabras muchas cosas, que estalle la palabra en miles de significados, esa es su importancia barroca. Además del concepto, el uso constante de la ironía para hablar de todo, incluso o especialmente, cuando hablamos de temas serios. Para nosotros, la ironía es una forma de argumentar (a veces, no sé si nuestra ironía es barroca o vino en un barquito con los gallegos que llegaron aquí). También, el uso del lenguaje carcelario o delictivo como el lunfardo, puesto que ya Quevedo usaba el vocabulario de germanía (hermandades de delincuentes).

Algunos procedimientos conceptuales son:

Comparación: "firme como rulo de estatua", "al pedo como bocina de avión", "estar más perdido que perro en cancha de bochas".

Alegoría: esta figura parte de la comparación de dos elementos y se desarrolla a partir de desgranar cada uno de ellos y relacionar cada mínima parte entre sí. El mejor ejemplo actual que encontré es "Tiburón" de Rubén Blades, en que podemos entender la alegoría si sabemos que el tiburón representa a EUA. En el habla cotidiana, no la utilizamos, pero qué grande Charly con su "Canción de Alicia en el país".

Adivinanza: somos grandes contadores de colmos. ¿Cuál es el colmo de...? (no me acordé ninguno).

Metáfora: "barrilete cósmico", "lavate la boca con lavandina" (supone que nuestras palabras son sucias e infectan), "guitarrear" (cuando escribimos cualquier cosa por llenar un examen, no estamos literalmente tocando la guitarra, sino inventando cual payador), "vender buzones", etc.

Otra cuestión importante, es la llamada agudeza verbal. En esto, sí que somos expertos.

Algunas de las que utilizamos son (no son las únicas que existen):

Juego de palabras: "no es lo mismo una salchicha a baño María que a María le metan la salchicha en el baño".

Calambur: es cuando al juntar letras de distintas palabras podemos dar otro sentido. Por ejemplo, el título de la obra de Les Luthiers "Todo porque rías" donde podemos leer "Todo porquerías". Un chiste viejo "En la parada del colectivo, una persona le pregunta a otra ¿hace mucho que espera?, el otro responde, no, yo siempre fui manzana" (es pera). También, por qué no, los nombres "Armando Esteban Quito", "Elba Gallo", "Zoila Vaca de Fernández" y otros.

Dilogía: es el llamado doble sentido y eso es lo que nos sobra. Una palabra puede disparar miles de significados y, es por este motivo, que, cuando hablamos cotidianamente, nos reímos frente al uso del pronombre objeto directo. Una frase como "Me la comí toda", aunque sea en un contexto claro, siempre llevará una risita y alguna acotación como "¿en serio?, ¡qué confesión!". Esto mismo sucede con palabras como "gato", por ejemplo, que tienen más de un sentido y que, usadas en un contexto, pueden disparar chistes de todo tipo. Otros ejemplos: "¿qué le dice un jardinero a otro?, disfrutemos mientras podamos", "capitán, capitán veo unas carabelas, ¿una flota?, todas flotan", "el único éxito que tuve en mi vida fue un cuaderno".

Por eso, considero que hablamos barrocamente, que siempre nos excede la palabra.

Que algún chabón chamuye al cohete...

Estuve pensando sobre una serie de frases que se usan en Argentina que hablan del límite entre la verdad y la mentira: de verdades adornadas con mentiras o de mentiras adornadas con verdades. En general, están todas muy cercanas a la invención, a la creación. Para la identidad, la lengua es algo sumamente importante. Desde hace algún tiempo, sostengo que los argentinos somos muy barrocos a la hora de hablar (en otro momento, deberé sentarme a escribir sobre esto) y creo que ese ingenio verbal lo manifestamos también con las palabras y expresiones de las que voy a hablar.

A saber:
Si uno no sabe nada en un examen, "guitarrea" o "manda fruta".
Cuando un hombre quiere seducir a una mujer o cuando debemos darle una respuesta a alguien o vender algo "chamuyamos", "hacemos el verso" o "vendemos buzones" (este no se usa tanto en la seducción).
Cuando no nos creemos algo, decimos "eso es un cuento" o "eso es un bolazo".

¿Qué es lo que hace que esas expresiones sean tan típicas, tan nuestras, que nos identifiquen tanto? ¿Por qué los argentinos tenemos que tener siempre una opinión o mostrar que sabemos acerca de todos los temas? Si miramos bien, algunas de las palabras o de las expresiones están vinculadas con la creación: "guitarrear", con la payada (se improvisa en el acto); "hacer el verso" o "escuchar un cuento", con la literatura; "vender buzones" por qué no, con el hecho de conseguir lo imposible por medio de la palabras.

¿Será por eso que, cuando queremos que nos crean, decimos "es posta" o que le podemos "decir la verdad de la milanesa" a alguien porque sólo nosotros poseemos el conocimiento? El argentino siempre tiene la respuesta, siempre es verdad y, si la desconoce, "chamuya". En ese límite, nos manejamos al hablar. Siempre nos expresamos con excesos... Después, se dice que los andaluces son los exagerados.

jueves, 1 de octubre de 2009

Somos derechos y humanos...

Sí, es una frase lamentable, pero es la que más fielmente nos refleja como sociedad.

Vivo en una república, lo que indica que tendríamos que basarnos en el principio de igualdad y, sin embargo, no todos tenemos acceso a la misma educación o salud, por poner un ejemplo. "República" viene del latín "res publica", cosa pública, ¿todo público?

Esta última semana, hubo muchas movilizaciones y se planteó el interrogante de siempre ¿qué hay que hacer con los cortes?

A esa pregunta, muchos responden que hay que garantizar el derecho a circular de la misma manera que el derecho a huelga, equiparan ambos derechos. Sin embargo, escuché a Parrilli (creo que ese era su nombre) que es abogado de DDHH y dice que no es lo mismo. Me pareció interesante el planteo que hizo. Este señor dice que, últimamente, se penaliza todo y que, cuando es necesario corregir cosas por medio del Derecho Penal, es porque estamos llegando tarde con la prevención y con el cumplimiento de otros derechos. También, planteó que derecho a huelga y a circular no pueden ser equiparados porque las huelgas, cortes y etc. llegan para reclamar derechos básicos que no fueron satisfechos como vivienda, educación, salud, trabajo, etc., derechos que son humanos y más importantes que el derecho a circular.

A Grupo Clarín, le interesa cuando Bergoglio habla de la violación a DDHH por falta de vivienda y etc. También, si España hace un informe que habla sobre nuestra pobreza. Pero no le interesaban hace 30 años cuando su negocio empezó a crecer, pero no le importa tampoco cuando Abuelas solicita el ADN a los hijos de la dueña del grupo, pero no le importa cuando los piqueteros piden trabajo o reclaman por despidos.

El otro día, vi una película chilena sobre la época de Allende que se llama Machuca. En una parte, la madre del niño pobre reclama que toda la vida tuvieron la culpa de todo los pobres. De hecho, la criminalización de la pobreza viene de antaño con sus leyes de vagos y maleantes, ya en El lazarillo de Tormes se ve reflejado esto. En el siglo XIX, en Argentina, a los "vagos", se los llevaba a pelear a la frontera (que no era frontera, sino deseo de sacarles a los indios sus tierras) para que hoy la gente de la Sociedad Rural tenga sus tierras. Esto, ni más ni menos, es lo que le pasa a nuestro querido gaucho Martín Fierro. Lo llevan por "vago" a la frontera y, cuando regresa, se encuentra sin familia porque lo han dejado. Es decir, sociedad esquizofrénica la nuestra, tenemos como emblema nacional a un ser que hemos criminalizado, dejado sin posibilidades, excluido.
En esta película que mencioné, el cura, en un momento, le dice al niño llamado Pedro Machuca que tiene que hacerse oír (es el niño pobre). Yo agrego: "Deje de poner la otra mejilla. Machuque, Machuca".

Clase mierda argentina

Soy la clase mierda argentina
que vive del qué dirán
y que dice todo aquello que le indican
que tiene que pensar.
La que odia al "negro" piquetero
que se animó a pelear
no como "yo" clase mierda cobarde
que acepta lo que le dan.
Soy la clase mierda argentina
que se regodea en el lujo y el confort
que desea ser rica y no puede
y que rebaja al pobre para sentirse superior
le tira unas moneditas, claro, para,
de noche, dormir mejor.
Soy esa clase mierda argentina
que se encierra para no pensar
que vive de sueños y deseos
de estrés y malestar,
que vive comprando status
malgastando su vida en cuotas que compran
objetos que nunca llegará a disfrutar.
Soy esa clase que tiene
la voz cantante para cantar
por los que fueron acallados y corridos de lugar,
soy esa clase que,
sólo por su plata,
se anima a cantar.