Ensonnacionesmarianas es un blog abierto a la reflexión propia y ajena sobre cualquier tema sobre el que deseemos pensar. El ensueño tiene que ver con la idea antigua del sueño como camino al conocimiento (por ejemplo, El primero sueño de Sor Juana).

F(h) Consultora en PYMES y ONGs

viernes, 9 de abril de 2010

Jesús, María y José son los santos de mi fe.

martes, 6 de abril de 2010

Una cosa es el uso y otra el abuso.

lunes, 5 de abril de 2010

35

Sus hermanos de él decían que Santiago estaba loco, pero Soledad afirmaba que estaba muy más cuerdo que de antes. Ella entró corriendo en el patio de Libertad sacudiendo el papel que traía en la mano izquierda. Sofía creyó que estaban todos locos, y preguntó que por qué las había citado allí. Soledad que nunca más estaría sola les dijo que tenía el editorial del número cuatro y que estaba escrito por su santo varón. Libertad lo cogió de su mano y leyó a viva voz lo que a continuación diré: «1 de febrero de 2007 años en la ciudad de Nuestra Señora del Buen Ayre. Escribo esta relación para deciros cómo y de qué manera sucedieron las bodas con mi dama, mi Emperatriz. Todo sucedió como decirlo he a continuación y que fue desta guisa: esa mañana llegué a la iglesia a gran priesa porque la puente estaba cortada y la policía había comenzado a dar de palos. E desque esto vi creí enloquecer puesto que creí que no llegaría. Volviendo a mi relación digo que la iglesia estaba toda aderezada del más rico modo, con todo género de flores rojas porque roja es la color de mi escudo de armas. Explicarlo he cómo es, simplemente para que el curioso lector entienda por qué este caballero tan pacífico en su modo posee escudo de armas, que no debiera apellidarse deste modo pero escudo de flores. Que es una flor roja, por mejor decir un clavel, que aunque Santiago y caballero soy, mi insignia no es cruz roja con forma de espada ensangrentada, mas rojo clavel que ostento en mi mano para libertaros con mi palabra. Que digo que estaba todo tan bello que no lo sé escribir. Y continuando con mi relación, digo que mi bella dama estaba tan bella como Nuestra Señora y no diré aquí que era rubia y que sus cabellos parecían hechos de oro del Tajo porque no fue deste modo. Esto hago puesto que mi relación es verdadera y cuenta las cosas del modo en que yo las viví y que ciertas cosas que dicen los cronistas de los diarios no son ciertas y que pese al alto estilo que llevan en el escribir dicen puras necedades. Y si no sigo aquí enmendándolos es porque no se me da un ardite. Pues, retomando mi relación, decía que la más bella Emperatriz entraba a la iglesia con el paso quedo y que al llegar al altar dos gotas de aljófar brotaron de sus ojos y que lucía una sonrisa tan bella que su rojo clavel humillaba al mío. Y estaba tan afeitada[1] cual su condición merecía. Luego de la fiesta contarles he que los más de los invitados eran vasallos della y que todo fue muy bien salvo un bellaco que bebió de más, y le pedí a un mi amigo que cuidase que no hiciese ningún agravio, pero que por más esforzado varón que era no pudo, y hubo allí una pequeña gresca que acabó bien puesto que solo quedaron heridos sobre diez de los nuestros. Y que esto digo porque todo sucedió en paz y deste jaez». A esto agregó Libertad, va firmado por Santiago come moros con cristianos, desfacedor de entuertos y de agravios con el rojo clavel de su mano.


[1] Nota del editor: «afeitada» significa aquí «arreglada».

34

Vera se llama la niña con la que juega en la plaza. Esa plaza un tanto extraña que tiene tres grandes piedras en uno de sus costados. La gente va y viene a su alrededor como en toda plaza de pueblo. El vendedor de pipoca permanece, como siempre, con su carrito rojo. La heladería de enfrente vende helados a la romana, invención que ese verano se hizo popular, masacrando a la competencia que vende helados de gladiador. Mientras la gente entra y sale de la heladería, ellas comen las pastillitas que vienen en un pequeño patín lila que se puede colgar del cuello. En este momento, su hermana llega con un super helado a la romana y la invita a ver la fuente. En realidad, parece una pileta. Las tortugas siguen allí y las mira fascinada porque no puede comprender que en la plaza estén ellas, inmóviles. A un costado, tres lápidas, o ella cree que lo son porque en ellas hay dibujadas tres tortugas de diferentes tamaños. Su hermana y ella comienzan a saltar de una en una, y ella se queda parada en la más pequeña pensando que esa es ella y los otros dos, sus hermanos.

33

Se había cumplido con lo soñado, el casamiento estaba hecho y el tercer número en la calle. El cuarto estaba en marcha, y se iba a dedicar a la primera proyección internacional, la pasarela Cibeles. España estaba sorprendida, una vez más, por la selección de las modelos. Esta vez no habían sido pesadas, sino que, al ser las mismas novias Emperatrices, como había sido pactado, había gordas y flacas, altas y bajas, embarazadas, gallegas, ecuatorianas, colombianas, argentinas, etcéteras, todas brillaban con el blanco de sus sábanas.

Al tener ya proyección internacional, las presiones por comprar la marca habían ido creciendo. Se hablaba de tantos miles de millones de dólares como tantos miles de millones de granos de arena. Libertad seguía, sin embargo, tratando de contar nueve estrellas durante siete noches seguidas para poder soñar con quién se casaría. Pero nunca lo conseguía, si el cielo no estaba nublado, caía rendida de cansancio antes de poder hacerlo. Esperaba a su Ulises y creía que algún día llegaría, aunque estaba segura de que lo detenía en su viaje alguna bella sirena. A pesar de todo, ahora, en este momento, mientras trataba de contar nueve estrellas, sabía que estaba cada vez más cerca, lo olía en el aroma de la lluvia que se desataba y que le tapaba, una vez más, las estrellas, diciéndole, de ese modo, que los ríos necesitaban agua para que el barco llegara a su vera.

32

Enrejado, encarcelado me siento, dijo Santiago entre risas y copas en su fiesta de casamiento. El día D había por fin llegado. Pocos fueron los invitados a la iglesia, los necesarios. Todos esperaban a la novia, especialmente, el novio. Él se encontraba nervioso, miraba hacia todos lados. Había llegado descalzo como estaba planeado y su atuendo era completamente blanco, lo único con color era el clavel rojo que tenía entre sus manos. Jugaba con él entre sus dedos, ansioso, cuando comenzó a sonar una música de Los Piojos, señal de que la novia había llegado. Casi se le cayó de las manos el rojo clavel, cuando observó su pelo suelto y sus pies desnudos. Ella quería avanzar y no podía, lo deseaba y a la vez lo temía. Su padre tironeó un poco de su brazo y ella avanzó al son de sus aros.

Dieron el «sí» como flotando entre nubes, no dijeron nada que no hubieran prometido antes. El anillo de él estaba hecho con un clip del cabello de ella, el anillo de ella con un rizo trenzado de él. Todo estaba por fin sellado, el rito, por fin, se había cumplido.

31

Es mentira, los reyes no existen. En realidad, para los adultos no existen, pero, para ella, esta noche son más reales que la noche misma. Se queda en vela pensando qué le traerán. Dejó los zapatitos junto a la puerta amarilla que separa su casa de los miedos de la noche que comienzan en la terraza. No puede dormir e intenta escuchar el ruido de los camellos. Piensa en Mickey, aunque no espera que su regalo tenga que ver con él porque, en verdad, ella ama a Donald. Tal vez, Mickey tenga que ver con lo mágico y lo posible.

Sin embargo, llega el día, ni rastros de los reyes. Encima de sus zapatitos hay una tortuga colorida con florcitas en el caparazón, un cuello muy largo y los ojitos maquillados. Al abrazarla, encuentra, también, un mazo de naipes españoles. Cuando la madre abre la puerta del patio, ella sale a buscar huellas que no encuentra, y se va preguntándose cómo hicieron para entrar si, además de haber estado la puerta cerrada, el patio está enrejado.

Cuando mi mamá da opciones, por ejemplo, qué quiere uno para comer y la respuesta es "cualquier cosa", ella responde "cualquier cosa es un soldado".

viernes, 2 de abril de 2010

Ritos familiares

Cuando era chica, la Semana Santa se pasaba en familia. Recuerdo que, en la escuela, me decían que ningún viernes de cuaresma se podía comer carne. Pasado el tiempo, eso quedó sólo para el Viernes Santo. Mi mamá vivió contándome que, cuando era chica, el que le pagaba al cura podía comerla y que, una vez, ella le preguntó a su abuela por qué no le pagaban y su abuela le respondió que porque tampoco tenían plata para comprarla. Con el paso del tiempo, supe que antaño había ayunos y más restricciones.

Respecto del Via Crucis, recuerdo haber ido a uno estando en Posadas y lo recuerdo porque me gustaba esa cosa de pago chico de caminar por la calle y no por la vereda. Hoy, aprendí que las visitas a las siete iglesias responde a las etapas del Via Crucis y que, en cada una, hay que rezar delante del Santísimo y, por primera vez en mi vida, vi una cruz enlutada con un paño morado (antes se hacía eso con todos los santos).

De grande, las cosas fueron tomando otro sentido. Veía a mi mamá llorar los Viernes Santo y ver los defiles de la Semana Santa de España. Tiempo después, con los padres viviendo en otros lados, comencé a sentir la falta de pasar el domingo de Pascuas juntos. Porque para mí es más importante que la Navidad, me parece que es una fecha realmente familiar, no sé por qué motivo. Mis papás me llaman y me desean felices pascuas y me parece algo que nos une.

Pero no sólo me pasa con estas fechas. Mis padres me desean feliz 25 de mayo y feliz 9 de julio y es algo que me gusta. Ellos son españoles y me saludan en mis fechas patrias, aunque, a esta altura, debo decir nuestras fechas patrias. Y es que ambas ya son parte de esos ritos profundos de cada uno con sus seres queridos y con esas partecitas que le dan identidad. La Pascua por la religión, por lo que me dio de mamar mi mamá, las fechas patrias por mis raíces, por lo que soy.

Esas fechas me unen a ellos más que otras.