Ensonnacionesmarianas es un blog abierto a la reflexión propia y ajena sobre cualquier tema sobre el que deseemos pensar. El ensueño tiene que ver con la idea antigua del sueño como camino al conocimiento (por ejemplo, El primero sueño de Sor Juana).

F(h) Consultora en PYMES y ONGs

jueves, 24 de diciembre de 2009

Federico, un desaparecido más


No fue a las cinco de la tarde, a las cinco en punto de la tarde. No. Fue secuestrado en la casa de uno de sus amigos (no se puede llamar a eso detención) y llevado a "paseo", eufemismo que se usaba en España para hablar de fusilamientos. Dicen que murió un 19 de agosto, pero tampoco es un dato certero, se sabe que murió por esas fechas. A su padre, le habían pedido un rescate, el cual fue pagado por él cuando su hijo estaba ya muerto, aunque él no lo supiera. Esto fue durante la guerra. Y aunque quisieron callarlo por republicano y por ser declaradamente homosexual, mataron el cuerpo de un gran dramaturgo y poeta. Pero sigue vivo.

Entre otras cosas, Wikipedia aún hoy dice que su cuerpo fue enterrado en una fosa común junto a los cadáveres de un maestro nacional, Dióscoro Galindo, y los de los banderilleros Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, ejecutados con él y cuya fosa se encuentra en el paraje de Fuente Grande, en el municipio de Alfacar, provincia de Granada. Sin embargo, esto creímos muchos por mucho tiempo. Nunca habían exhumado los cuerpos. Siempre tuve la intención de ponerle flores en ese lugar cuando fuera a Granada porque nunca fui a Granada.

Este año, sentí felicidad cuando dijeron que, por fin, harían las excavaciones correspondientes a pedido de algunos familiares de los otros fusilados. La familia de él se oponía. Pero yo, aunque no me una la sangre con él, siento que me unen esas obras trágicamente españolas, que llevo en la sangre y, también, Buenos Aires. Caminando por Avenida de Mayo, veo el teatro en que estrenó algunas de sus obras, el Teatro Avenida y, también, las placas que lo recuerdan en el Hotel Castelar (lugar donde recrearon la habitación en que se hospedaba) y en el bar Iberia, bar en que pasó tiempo Federico, antes de la guerra claro, si su muerte vino con ella. Ese bar en que supieron juntarse los españoles republicanos y que está en frente de un banco que supo ser el bar España, lugar de encuentro de los nacionales. Y, aunque suene raro, llegó a haber una disputa callejera en que se tiraron sillas de una vereda a la otra porque la guerra había venido con ellos.

Las excavaciones se hicieron y no hay muestras de que nunca nadie haya sido enterrado allí. Cuando leí eso en el diario ayer, casi me pongo a llorar al pensar que Federico, mi Federico, es un desaparecido más. Y es que, aunque no tuviera una tumba propia, sabíamos y teníamos la certeza de que estaba allí. Certeza que perduró, nada más y nada menos que 73 años, la misma edad que tiene mi papá, toda una vida. Y es que fui muy feliz cuando en España empezaron a luchar por recordar con libertad y no digo a recobrar la memoria porque todos sabían y callaban. Pero la memoria o los saberes populares, a veces, fallan. Y la tumba no estaba allí, ni sus huesos.

Porque aunque fuera una fosa común era saber que era su tumba, su memoria, su reposo. Y, de pronto, esos 73 años se esfumaron, para saber que hay que buscar un cuerpo más, varios cuerpos más: el de él y el de quienes con él estaban.

Porque sólo él hubiera podido escribir una muerte tan trágica.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Palabras (de) más, palabras (de) menos

Dice mi amigo Semprún (que no es mi amigo, pero mis escritores preferidos lo son) "el adjetivo reemplaza al concepto, evita la búsqueda de una definición o de una crítica coherente".

Esta frase me pareció iluminadora. Actualmente, los medios y gran parte de las personas que opinan (todos somos opinólogos, categoría de persona que siempre tiene algo que decir sobre algo que no conoce a fondo) adjetivan o califican las cosas o los hechos (a veces, un simple adjetivo, sustantivo o verbo puede dar más una valoración que una definición) sin argumentar en forma coherente. La crítica actual no es coherente. Por ejemplo, la palabra "caos" para hablar de tránsito, "inseguridad" como lema político, "pobreza" como un ídem, etc. Entonces, ¿dónde está la argumentación por detrás de la palabra?

Malentendemos la idea de "criticar", "crítica" y "ser crítico". No quiere decir descuartizar en forma despiadada todo lo que no nos gusta, sino poder hacer un análisis de cualquier objeto (alguno en particular) con argumentos coherentes, sólidos, con fuentes, etc. Ni siquiera pido objetividad porque esta objetividad pretendida me parece irreal, todo sujeto es subjetivo siempre.

En estos malosentendidos, terminamos por no hacernos cargo de los propios dichos cuando caemos en el error. En este descuartizamiento de todo, estuve viendo por 20 días más o menos el reality de la desaparición de la familia Pomar. Nos vendieron todo tipo de historias y, ayer, cuando encontraron sus cuerpos, escuché a un periodista indignado decir todo lo que habían dicho, pero echándole la culpa a la policía. Probablemente, la policía haya cometido errores y en eso no voy a entrar. Pero los periodistas, en este punto, tienen ciertas responsabilidades. Cuando dicen la palabra "hipótesis" (sea una o sean muchas) tienen que entender que son "hipótesis". Y creo, desde mi humilde rincón, que no deberían decir todas las cosas sobre las que se investiga porque creo que caen en el chusmerío barato, en la historia novelada que vende en el momento, sin pensar en la familia que hay detrás. No digo que no informen del hecho, pero podrían hacerlo de otro modo o simplemente mostrar las fotos como ayuda en la búsqueda.

Pongámosle contenido a nuestras palabras.

martes, 8 de diciembre de 2009

La alienación de la alienación II: sobre la utilidad del papel de diario

Los domingos acostumbro a comprar el diario, mejor dicho, el gran diario argentino. Que debe de ser "gran" por la cantidad de papel que trae.

Este domingo, como todos los domingos, lo hice. Al llegar a casa, lo deposité en la mesa. Cualquiera pensaría que lo hago para informarme, pero no, no compraría ese diario para hacerlo. En principio, es una cuestión de costumbre, pero hay una razón más importante: cubrir el pis de mi perra. Sí, sí, mi perra, entre diferentes traumitas que tiene, no hace pis en la calle.

Y he aquí la explicación de por qué compro ese diario no otro. Debo confesar que lo mío fue un análisis del material, la calidad del papel. Y comprobé, a lo largo del tiempo, que el papel que mejor absorbe y más se la banca es la de ese diario. Probé con Página/12, con La Nación y con Crítica y ninguno absorbe tan bien. Es más, comprando el Clarín del domingo, me alcanza para una semana por un valor que menor al que me saldría comprar varias unidades de los otros diarios para la misma función. En mi casa, leer el diario en el baño es casi una invitación, pero es una lectura sorpresa porque depende de la hoja que haya dejado ese día para Cuqui.

También, tiene otra utilidad, la que le voy a dar en unos instantes, secar los vidrios cuando uno los limpia.

Me pasó estar viendo la tele ayer y haberme enterado cuál fue el titular del domingo. Hablaba del crecimiento de la brecha entre ricos y pobres, de su crecimiento en el último año en particular. Para ello, se basaba en datos del INDEC, datos falsos según ellos mismos. Por otra parte, viendo ese mismo programa, 6 7 8, me entero de que no se aclara que esa brecha tiene que ver con un momento de crisis mundial que hubo y que todos conocemos y que, además, disminuyó en comparación con el 2003 (fuente es el blog de Artemio López).

Para ser sincera, no entiendo de estadísticas, sé que hay muchos pobres, pero no sólo no le creía nada ya al grupo, sino que menos se le puede creer a alguien que pone una fuente en la que cree según sus conveniencias.