Ensonnacionesmarianas es un blog abierto a la reflexión propia y ajena sobre cualquier tema sobre el que deseemos pensar. El ensueño tiene que ver con la idea antigua del sueño como camino al conocimiento (por ejemplo, El primero sueño de Sor Juana).

F(h) Consultora en PYMES y ONGs

sábado, 9 de julio de 2011

Me acuerdo de la libertad que emanaba...

Hay noticias que pueden dejarnos en shock y traernos buenas cosas al mismo tiempo.


Esta mañana, me desperté con la muerte de Facundo Cabral y, aunque no me fascinara, me sentí un poco huérfana. Me resultó extraña esta sensación, precisamente, por no ser una seguidora ni remotamente. Estaba un poco triste por otros motivos. Y, claro, no pude evitar recordar los discos que hizo con Alberto Cortés y los chistes que contaba, y mi época de secundario (en esa época, los hicieron), época difícil de mi vida, y de Carlos Gauna, uno de esos amigos que trascienden el tiempo, los lugares y las vidas porque van con nosotros dentro y podemos reírnos como la primera vez. A él, le gustaba mucho y recuerdo que recitaba partes de las cosas que decía Facundo Cabral.

Hace un rato, recibí un correo de Carlos, hace dos años por lo menos que no sabía nada de él porque Facundo Cabral lo hizo acordar de mí. Y me decía breve y simple, como Carlos es:

"Es rara la sensación me conecta con algo hondo. No se...estoy triste y contento. Agradezco haberlo conocido.

Me acuerdo de la libertad que emanaba.

ME acorde de vos pro eso te comparto. Gracias Mariana".

Debe haber sido grande quien genera tristeza, alegría y que emanaba libertad y quien conecta a dos amigos que llevaban tiempo sin hablarse. Y ya no supe si lloraba por mis tristezas, por la muerte de Cabral o por la alegría del recuerdo de Carlos.

Hay personas que valen la pena y que uno merece llevar siempre consigo, más allá de las fronteras, del tiempo, de las diferencias porque son únicas, irremplazables, maravillosas y porque llevan el mundo en sus almas, la libertad en sus sueños y el amor en sus manos.

Muertos, pero de pie como los árboles

Mi madre leyó un único libro en su vida, de un asturiano como ella. Los árboles mueren de pie de Alejandro Casona. Antes de tener la curiosidad de leerlo, ella me enseñó la frase "muertos, pero de pie como los árboles". Ella es así y me lo transmitió. De grande, leí sus obras y me fascinaban porque tenían final feliz, la chica y el muchacho siempre terminaban juntos. Luego, llegué a Lorca y Casona ya no me pareció tan bueno, Lorca me mostraba la realidad de España y nunca entendí el exilio de Casona.

El año pasado, leyendo a la genial Almudena, me enteré de que Casona participó de las Misiones Pedagógicas que organizaba la República española llevando su teatro a los pueblos más pequeños. Él lo hacía porque, alguna vez, el teatro había llegado al suyo y lo había hecho soñar. Entonces, fue cuando comprendí los finales felices de sus obras, transmitir felicidad no solo es mera distracción, es un arma también, como transmitir la pasión por la lectura. Entonces, entendí su exilio.

Y cerré un poco mi círculo. Siempre estuve en duda de si decididría ser gallega o asturiana cuando fuera a renovarme el pasaporte y no me quedan dudas de que en la cultura, en el alma, soy gallega, pero que en la cabeza y en la sangre, que lucha y fluye, quiero ser asturiana.

Porque antes de estudiar Letras quería ser docente porque siempre supe que no podía cambiarle el pasado a mis padres, pero sí podía hacer algo por ayudar a los chicos que vinieron a este mundo y están en las condiciones que ellos estuvieron. Y, en el Belgrano, encontré a muchos de ellos.

sábado, 2 de julio de 2011

Cuando el diablu nun tien que facer, con el rabu espanta les mosques.

(Cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo espanta las moscas)