Ensonnacionesmarianas es un blog abierto a la reflexión propia y ajena sobre cualquier tema sobre el que deseemos pensar. El ensueño tiene que ver con la idea antigua del sueño como camino al conocimiento (por ejemplo, El primero sueño de Sor Juana).

F(h) Consultora en PYMES y ONGs

jueves, 30 de diciembre de 2010

La relatividad, en su mirada

¿Se acuerdan de la publicidad en que un hijo decía que el padre le había explicado la teoría de la relatividad con una mirada?

Las miradas tienen un lenguaje propio, pero no todo el mundo es capaz de descubrirlo. Siempre le recomiendo a la gente tener mascotas, por los más diversos motivos. Por ejemplo, una persona que vive sola, si tiene mascota/s, jamás vive sola. Siempre hay una presencia en la casa, alguien que deja sus marcas, sus olores, su huella en un almohadón una vez que se levanta de dormir. Pero no es solo eso, nos enseñan unas cuantas cosas.

No puedo no sentirme querida con mis dos pichones, mi gato y mi perra. Estando en casa, aunque no haya ningún humano cerca, converso con ellos, me río (me hacen reír mucho), me enojo, me muero de ternura. Cada uno tiene una forma especial de ser. Por algo dicen que a los enfermos los ayuda tener un animal. Una vez, vi un documental en que un enfermo de SIDA decía que lo primero que le dijeron fue que entregara a su gato porque lo iba a perjudicar en su salud. El señor lo hizo y sus defensas comenzaron a bajar. Cuando recuperó a su gato, se estabilizó completamente y los mismos médicos le dijeron que era preferible que estuviera acompañado por su gato.

En mi caso, puedo decir que mi gato me mata de amor cuando él solito va a tapar con los diarios el pis de Cuqui. Que me enfurece cuando tira todo y que me río mucho cuando me deshace toda la cama.

Pero todo esto que empecé a escribir pretendía ser un homenaje a Cuqui, a quien considero mi hermana prácticamente. Llevamos 14 años juntas y nos conocemos cada vez más. No solo yo a ella sino ella a mí también. Aunque no me crea mucha gente, llegamos a una comprensión con las miradas tremenda, creo que más de una vez me explicó la teoría de la relatividad. Si hace pis, se sienta al lado y espera a que la mire a los ojos y me lo dice. Si tiene sueño y no quiere hacer algo, me lo dice. Si pasa algo con el gato, viene y me lo dice a los gritos (lo mismo hacía con el Pucho, el gato anterior, cada vez que tenía un ataque de asma venía Cuqui a gritarme y yo ya sabía que tenía que medicarlo). Si me siento mal, está cerca cuidándome. Si me ve llorar, viene a lamerme y me mira con tristeza. Si quiere mimo, se pone en dos patitas y me mira con dulzura. Si no quiere algo, me mira de reojo.

Pero el otro día, terminé de descubrir que a ella le pasan cosas similares conmigo. Cuando hay una comida en la mesa que le gusta mucho, me mira con cara de "te doy lástima". No sé cómo, pero cuando decido compartir algo con ella (cosa que no es frecuente), ella se da cuenta, lo percibe y se sienta derechita, me mira con ilusión y se pone contenta a esperar la recompensa. Sabe, también, que cuando tomo mi vaso de jugo es porque terminé de comer y me levanto de la mesa. Sabe que si me cuelgo la cartera es porque por un rato no vuelvo y se echa triste en un rincón. Sabe cuando llegamos a la puerta del edificio de mi mamá que va a verla y corre desesperadamente como si fuera solo un cachorrito. Siempre supo, desde sus dos mesitos de vida, que si había un bolso armado alguien se iba y se echa a dormir sobre el bolso o la valija muy triste, como queriendo retenerlo a uno. Porque odiando a los niños, cuando está mi sobrina, no se acerca a ella y lo mira a Leo, a quien quiere mucho, con muchos celos, tratando de entender qué fue lo que pasó.

Mi gato, también, habla. Cada vez más, pero él habla. Acostumbra a quejarse mucho cuando lo peino o lo baño, pero con un lamento muy lastimero cual gato de Shrek llorando. Habla y mucho. Es un gran personaje León.

Pero no me quiero extender en él, no porque no importe, sino porque esto es un homenaje para la que lleva 14 años conmigo, mi amiga, mi hermana, muchas veces, mi madre (le gusta retarme) y todo el tiempo mi perra. Porque sé que pronto se irá (pronto pueden ser meses o añitos a su edad) y la voy a extrañar mucho. Porque, como dice un libro de Saramago que no vale mucho la pena, la muerte al sentir el calor del perro en su regazo pensó que esos seres no deberían morir nunca.

Porque sé que algún día me faltará esa carita que se voltea a mirarme como ahora, mientras escribo esto, para decirme que sigue a mi lado, aunque en esta habitación haga mucho calor.
Los animales pueden enseñarnos más de la vida de lo que pensamos. Creo que ella me enseñó a poder leer las miradas de la gente y a entenderlas por sus movimientos y actitudes, dejando de lado las palabras. Gracias, Cuqui, por haberme sabido entrenar.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Coronados de gloria vivamos o juremos con gloria morir

A esta altura del año, con Charly García de fondo cantando el Himno, me viene a la cabeza una imagen como una fotografía, que sube hacia ella como si subiera desde las entrañas.

Estoy parada frente a una ventana que da al cruce de las calles Solís y Alsina, mi antigua morada, vestida de negro. Realmente, no recuerdo si exactamente estaba vestida de negro, lo cierto es que me veo en el recuerdo de espaldas asomada en la ventana y eso tampoco es posible. Y tengo tan solo 20 años que, aunque es un dato real, a la distancia me parece increíble haberlos tenido.
Cae la tarde de a poco por lo que la luz se va tornando amarillenta, un cálido día de verano (aunque las mangas de mi atuendo negro desmientan el calor que hacía), la gente movilizada en las calles, un torbellino de personas se mueven de un lado hacia el otro, corren, huyen de las balas que vienen desde la Plaza de Mayo.

Y, en ese instante en que me asomo, lo hago para oír mejor y ver desde dónde viene el Himno de Charly a todo volumen. Viene de un coche estacionado sobre Solís en la vereda de enfrente. Y sube como un rugido, como un clamor, como un Himno de guerra. Y sé, en ese instante, que esa imagen quedará nítida en mi recuerdo para siempre, porque parece la música de fondo perfecta para un día épico, como si fuera una película lo que estoy viendo y viviendo, el comienzo de algo o su fin, quién sabe.
Y de negro seguiré vestida, a lo mejor, debido al luto de esas horas y de mangas largas, quizás, debido al frío de la muerte que acechaba bajo una gorra nuevamente. De espaldas, siempre de espaldas, viéndome a lo lejos a mí misma, a esa chica de 20 años que empezaba a comprender las cosas.

domingo, 5 de diciembre de 2010

My name is Pitufo Gruñón

Hoy, pienso escribir sobre las actitudes que me molestan profundamente en la gente, es decir, aquellas que me impiden una amistad, relación laboral, vecinal o cualquiero tipo de contacto entre una persona y yo.

La avaricia me pone de los pelos, la gente miserable que cuenta hasta el último centavo y regatea cuando no lo necesita. Los que se aprovechan de que uno no es miserable con los demás (aunque lo sea con uno mismo) para vivirte y, encima, te vengan con reclamos y digan cosas como "eso no tengo ganas de comer, prefiero esto otro". Digamos, si alguien con todo cariño y/o voluntad prepara una comida para compartir, no pusiste un centavo, no podés además ponerte en exquisito y pedir otra cosa que, también, pagará la persona que había cocinado.

Detesto que, en mi casa, me critiquen el orden de mis cosas, la decoración infantil, me digan que no sé criar a mis mascotas, que no los peino, que no los baño, que los dejo hacer cualquier cosa, que lavo mal los platos. Y, encima, que me dejen un reguero de cosas tiradas por todos lados para que la idiota que hace mal las cosas en su casa (según el juicio de alguien que no habita en este recinto, es decir, no tiene por qué imponer leyes) termine levantando y ordenando el despelote que hace la persona que critica. Encima, que me usen mi computadora y se quejen de que es lenta, que me compre otra, etc. Por si estás desprevenido y alguna vez entrás en mi casa, debés conocer unas reglas de oro: 1. los animales son los dueños del lugar, si el gato está en la mesa, será que yo se lo permito ¿no?, 2. a mis animales, nadie les pone un dedo encima ni los reta, son mis animales, ¿capito?, 3. de mi familia, nadie dice nada malo ni los juzga ni los critica ni conociéndoles y menos sin conocerlos, 4. en esta casa, amamos a Antonio Banderas.

La gente pedante me cae gordísima. No aguanto empezar una conversación con alguien y que se despache con su curriculum vitae como si yo fuera la encargada de personal de una empresa y fuera a contratarlo. Como dijo una vez un compañero que tuve en portugués cuando le preguntaron "¿y vos qué sos?", el dijo "soy Marcelo, gracias". Cuando hablo con una persona, no hablo ni con el Licenciado, ni con el Doctor, ni nada.

Relacionado con la pedantería de la gente, me molesta en lo más profundo de mis entrañas la gente que se considera inteligente y te lo hace saber. Porque la gente que se cree inteligente siempre SIEMPRE te hace saber que sos menos, te mira de arriba, te juzga, te analiza cual rata de laboratorio para decirte que tu modo de vivir es erróneo, que no hacés otra cosa que equivocarte en la vida, no como él o ella que es inteligente y triunfador, tiene su casa pulcra, sin animales molestando, sin desorden, tiene una biblioteca repleta de cosas que leyó o dice haber leído y son como nuevos Sarmientos que dicen que son capaces de aprender francés en una noche. Pido, por favor, humildad, reconozcamos nuestras limitaciones. Y, si alguien es tan inteligente como el nene de 12 años que está por entrar a la facultad a seguir dos carreras, que sea cauto, perfil bajo, es mejor que esas cosas las descubra otro.
La risa falsa y el elogio vano. No me gusta que ante comentarios no graciosos o poco graciosos que hago la gente simule reírse. Como tampoco que me elogien por el hecho de dorarme la píldora como si fuera idiota, un ratoncito al que lo agarra la trampera por ir a buscar su quesito. Cuando digo idioteces, me la banco. Cuando digo cosas medianamente serias, lo asumo. No pretendo que se rían ante cada cosa que me causa risa porque el humor de todos es distinto y porque la risa falsa es notoria. Si digo algo que suena extraño o que muestra un pensamiento un tanto raro de mi parte, no quiero que lo compartan, ni que me digan que soy inteligente o especial por haberlo dicho. Hay gente que justifica mis rarezas con que estudié Letras y mis rarezas empiezan siendo, cuando me quieren dorar la píldora, excentricidades que, con el paso del tiempo, terminan siendo lo que son: pelotudeces que me muestran como una pelotuda.
La falta de galantería es desagradable. Ojo, lo digo también por las mujeres. Si un hombre no se ofrece a acompañarte hasta la puerta de tu casa, no es caballero, tenga uno con él la relación que tenga (hermano, padre, compañero, etc.). Lo mismo que si no te deja pasar primero por la puerta. Por este motivo, en general, suelo abrirme la puerta antes de que cualquier (no)caballero la abra y paso primera, no le doy tiempo a groserías, le demuestro que en mi mundo soy yo la que debe pasar delante de un hombre (aunque con esto resulte grosera). Con la excepción de ancianos y niños, a quienes siempre les cedo el paso, y quienes suelen ser más caballeros que el resto y te dejan pasar antes. Pero, como decía al principio, creo que entre las mujeres tiene que haber un poco de esto también. Si estamos entre mujeres, las gentilezas de dejar pasar primero a la otra o de acompañar a la otra, es un gesto de camaradería no debería faltar. Reconozco que no siempre soy muy gentil con mis congéneres y reconozco, también, que las damas suelen ser mucho más galantes que los caballeros.
No me gusta que me impongan cosas. Si dije una vez que no a algo, no me insistan porque agrava la situación, me empaco mucho más. La insistencia ajena ante mis negativas me pone nerviosa porque sé perfectamente qué cosas quiero y cuáles no.
Tampoco soporto que me estén dando órdenes. "Andá y hacé tal cosa". Cuando me dicen eso, pienso "mové el culo vos" o, si es alguien que realmente es laburador, me quedo en el molde, hasta que me lo dicen mil veces en ese tono de mierda, lo hago a desgana y pienso "¿no me lo podrá pedir por favor?". Dentro de esta categoría, debo reconocer que nada me molesta más que que me digan "ya que no estás haciendo nada..." o "ya que estás...". Ya que no estoy haciendo nada qué, qué mierda venís a interrumpir mi dolce farniente, quién sos para juzgar o decidir que debo dejar de hacer algo. ¿Es mucho pedir que alguien pida las cosas por favor, diga perdón y gracias?
Por último, al menos hasta el momento, nada soporto menos que una crítica a mi familia, cualquier integrante que sea, por más que yo pueda pensar lo mismo, sea lo dicho en serio o en broma. No acepto que nadie se meta con nadie de mi sangre y, tampoco, con mis mascotas. Mi familia es sagrada. Si abrís la boca de más, te puede costar el silencio.
Sé que me molestan muchas más cosas porque soy Pitufo Gruñón. Cuando mi neurona reaccione al estímulo de un café y recuerde más, seguiré anotando todo en este boletín.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Clase miedosa media
nadás en tu mierda cerebral,
por miedo a que el de arriba te aplaste,
la mugre mierda de la suela de sus zapatos
te morfás.
Por miedo a que los "mierdas" de abajo te roben, te maten, te quiten tu laburo y tu lugar,
como a mosquitas de mierda las querés aplastar, encerrar, encarcelar, matar, mierda, caca que te piso.
Si a un clase media mierda
del living de la casa en que se encierra lo sacás,
lo alejás de su telecerebro que le dice qué pensar.
Un clase mierda media miedosa con poder
es una mierda peligrosa, temerosa, agazapada, ignorante,
incapaz de pensar,
con un fusil en la mano
y los derechos...
bien gracias, no sé qué son ni dónde están.

jueves, 28 de octubre de 2010

Realmente no estás tan sola

En este país, mi pobre país, no se respeta ni siquiera el dolor ajeno. Creo que uno está en derecho de putear a un muerto cuando le es propio y le cagó la vida. Cuando el muerto es ajeno, y no por el muerto que ya no está, deberíamos respetar un poco más.

Estoy sorprendida de la cantidad de gente que está desfilando para ver a Néstor. Gente que se acercó porque le mejoró la jubilación, por las paritarias, extranjeros agradecidos por lo que hizo por los inmigrantes y latinoamérica.

Yo no lo lloro, no era parte de mis pasiones, pero me conmocionó su muerte porque, a pesar de algunas cosas, fue el mejor presidente desde que nací. Y sentí pena por la esposa, sin su investidura, la mujer que vivió con él y lo quiso. Y sentí pena por la Presidenta, quien debo reconocer no es una figura que me fanatice, pero siento que ahora más que nunca necesita de todos nosotros, los que no la odiamos.

Porque una vez vi en una serie de televisión que en la vida hay que significarse por algo y, desde Néstor, el debate político ha vuelto a nuestras vidas porque, antes, los poderosos estaban conformes y los que se quejaban no eran para nada escuchados. Y es el momento de significarse, aunque uno no sea K, y de decir estoy con vos Cristina, mi presidenta, esperando a los buitres que vendrán.

domingo, 24 de octubre de 2010

Tiene más mugre que el palo de un gallinero.

viernes, 22 de octubre de 2010

Cando penso que te fuches...

A veces, me detengo a pensar por qué no tengo hijos, además de no tener con quién. Y creo que algunas personas estamos imposibilitadas para ello porque sentimos que el mundo es hijo nuestro, los seres que amamos, mayores y menores, y también los que la vida va convocando a nuestro alrededor.

La muerte de Mariano Ferreyra me dio un golpe en la cabeza. Antes, este tipo de cosas no me afectaban tanto, pero ver una transmisión en vivo y en directo de una muerte, aunque se haya convertido en habitual, no debería serlo. Fue lo primero que vi y casi diría que lo último. Sentí que el noticiero me faltaba al respeto, cosa que hace siempre últimamente (se la pasan tomándome por idiota), pero más me dolió pensar qué sentiría la madre (no solo la familia) de ver eso. Porque supongo que una madre quiere recordar el nacimiento de su hijo, los cumpleaños, todo aquello que le significa la vida. Imagino que quienes tienen un hijo enfermo no podrán evitar el proceso de verlos morir, pero aquello que es evitable debería ser evitado. Como, por ejemplo, decir que la madre está en estado de shock, cuando escuché eso decidí no ver más sobre el tema. Los periodistas deberían comprender, en algún momento, que el silencio es tan importante en la comunicación como en la música. Cuando no hay nada para decir, no debe ser dicho nada.
Y así estoy desde ayer, sin querer decir nada. Aunque haya estudiado Letras, a veces, siento que ningún lenguaje en este mundo me es suficiente para decir lo que siento y, tal vez, mi afición de aprender lenguas tenga que ver con la búsqueda de decir cosas que jamás podré. Silencio. Silencio. ¿Por qué ese miedo a no oír nada? Señores periodistas, silencio.

Haber transmitido esa muerte fue faltarle al respeto a esa persona que se estaba muriendo, acto íntimo si los hay, solo el día que morimos imagino que sabemos las cosas que suceden por nuestra cabeza. Como dicen siempre en Lost: "Vivir juntos, morir solos". Y es que sí, la vida podemos compartirla, acompañarnos (aunque mi amiga Valéria diga que estamos siempre solitos en la vida), festejarnos, abrazarnos, pelearnos, disfrutarnos, pero nadie va a morir con nosotros. No puedo decir la muerte, la mía, porque no la conozco y, cuando la conozca, tampoco podré hacerlo.

Por experiencia sé que ver a alguien en el abandono, en el proceso de muerte, o en el proceso de su búsqueda es triste, doloroso, complicado y nadie puede llegar a una persona en ese estado. Lo que más duele es estar por fuera, no poder hacerse carne con esa persona amada para compartir sus sufrimientos, para que se muera una parte de cada uno y no por completo la otra persona.

No puedo agregar mucho más, estoy sin palabras, quisiera no tenerlas, no puedo ni pensarlas y el mundo me convoca a no callar en este día arduo por delante y quisiera no estar para no verme obligada a ser cortés, a ser amable, a responder que estoy bien.

Si sirve para ponerme más triste o si sirve dedicarlo a la memoria de este chiquito, acá va un video de Luz Casal "Negra sombra".


jueves, 21 de octubre de 2010

Perdón si no comparto tampoco mis silencios

Desde ayer, la vida comenzó a ponérseme difícil. En realidad, los problemas no son nuevos, pero, cuando me pega la melanco, sonamos. Cómo bien dice el Nano, son aquellas pequeñas cosas...

Llegué a la concentración de la marcha de hoy y, si había alguien que dudara de mi rareza, tal vez, hoy, no lo haga más. Comencé un via crucis por mi vida, un viaje hacia el pasado que fue minándome de a poco. Porque, como dice Adriana Varela, la nostalgia es un dolor en flor y la melancolía un flor de dolor.

Un panfleto, cuya tinta olía fuerte, me llevó hasta puán, porque filo huele a tinta de panfleto y apunte barato. En seguida, la imagen de algún apunte con una frase de Walsh me llevó hasta la puerta del CEFyL. Acto seguido, el chipero pasó por mi lado y viajé a Posadas. Me dije, mejor matar la nostalgia ahora y, en verdad, la chipa era terrible, pero para volar un poquito a Posadas sirvió y en qué medida. Llegué a darme cuenta de que a fines de enero cumplo 20 años en Buenos Aires y, como dice bien Kohan, la vida no es un soplo sino que uno siente que lo es y que 20 años no son nada.

Claro que seguir caminando por Callao me llevó hasta el colegio, en plena esquina con Corrientes, donde hoy luce un moderno edificio. Ya sobre esta última calle se levanta uno espejado al lado de Burger King que vimos cómo se construía desde una de las ventanas de mi aula de primer año que daba sobre Callao.

Y Corrientes... mis previas para clase de gimnasia, mis paseos por Florida con Maru. Y yo no estaba más en mí, estaba muy lejos en el tiempo, con un dolor en el pecho, enjaulada en mí misma, presa de mi silencio.
Y no tuve mejor idea que volver por Avenida de Mayo, el único lugar que me llevaría conmigo de esta puta ciudad al lugar del mundo al que me fuera a vivir. Porque es volver al pequeño pago, a la aldea, al comienzo, al lugar donde vívían mis padres cuando recíén llegaron. Pasar por el Castelar y pensar en García Lorca me llevó a lo que me llevan siempre estos días tristes y es a ponerme triste por haber perdido la guerra. Una lástima no poder volver el tiempo atrás y modificar las injusticias del pasado, del pasado que se llevó la vida del poeta y desapareció su cuerpo.

Los que me conocen saben que no me gusta llorar en público y, por eso, termino comportándome como una idiota que no habla, que no está... llegar a la esquina en que se encuentra el bar La Moncloa sacó las lágrimas de adentro. Fue volver al comienzo del comienzo, cuando mis padres se conocieron sentados en ese café, cuando aún había miradas de amor, un futuro hermoso y desconocían muchas cosas de las que vendrían.

Estos días preferiría recluirme por varios días y no hablar ni con mi sombra, porque siento que nada funciona, que todo es terrible, aunque realmente no lo piense. Tengo problemas que me agobian, que me agotan y que me imposibilitan. Y sé, desde hace bastante tiempo, que debo evitar toda ocasión próxima a la melancolía, amén, si no deseo terminar en un eterno silencio.

Son estos los momentos en que debo darle franco a Sabina por unos días y, sin embargo (lo quiero), necesito su estaca en lo más profundo del riñón.

sábado, 16 de octubre de 2010

Dime lo que piensas sobre tu lengua y te diré cuán dominado estás

Los cursos de idiomas de español, que últimamente pululan mucho, son un gran comercio. Cuando algo como la educación se convierte en mercancía, terminamos quitándole el verdadero valor que tiene.

Nos están haciendo creer que hay un español correcto y uno incorrecto, mejor dicho, algunos incorrectos, todo aquello que se habla en América latina. Esto tiene que ver con las políticas culturales que tiene España en el exterior a través del Instituto Cervantes. Nos quieren seguir haciendo creer que España tiene la norma y nosotros las variedades dialectales, mientras que todos tenemos variedades dialectales (ellos los que más) y que, en cada territorio, se constituyen en norma o no (que no se constituyan en norma solo quiere decir que los académicos decidieron que el uso es vulgar o incorrecto, solo eso).

El grave error de caer en esto es hacerle creer a alguien que si aprende en Argentina no entenderá a un español o a un mexicano o etc. Mientras que se vende la idea de que aprendiendo en España entenderemos a todos. Cualquiera que sea la variedad que uno aprenda, podrá comprender a un hispanoparlante, tendrá dificultades con las cuestiones regionales, pero nada más, nada que no se pueda superar.

Un repaso por la historia de esta hermosa lengua nos permitiría ver que algunas palabras, pronunciaciones o formas verbales son más antiguas en América que en España, pero eso tampoco le da legitimidad a un idioma. No se lo da ni el territorio de origen, ni el tiempo de antigüedad: se lo dan los hablantes. De hecho, América aportó mucho vocabulario a este idioma, proveniente de lenguas aborígenes.

Seguir afirmando que el voseo es regional y que nadie más lo comprende es caer en una falacia absoluta. Que en algunas partes de América, en determinado momento, hayan optado por considerarlo vulgar y no incluirlo en la norma, no quiere decir que no se lo use, no quiere decir que no se lo entienda. Mucho más, en este mundo globalizado, en que los hispanoparlantes ya saben que decimos "che", "boludo" y "vos".

Hay algo que se llama conocimiento pasivo de una lengua que es cuando podemos entender algo y no usarlo. En mi caso, tengo conocimiento pasivo del gallego, pero, todos los hispanoparlantes lo tenemos del propio idioma. Es decir, podemos comprender las novelas mexicanas cuando dicen "fulano tiene mucha lana (dinero)" porque comprendemos esa palabra aunque no la usemos. Si no, nadie podría entender en su vida El Chavo del 8 y creo que sí entendimos lo de "torta de jamón" y otras cosas, de lo contrario, no seguirían repitiéndolo y no podríamos seguir riéndonos.

Otra verdad revelada que nos quieren vender es la de la existencia de un español neutro. Ahora yo pregunto, para saber cuál es ese neutro, ¿hicieron un estudio de todos los acentos que el español tiene e inventaron una tonada intermedia o neutra? Respecto del vocabulario, ¿hicieron un estudio de cuáles son las palabras más usadas en todos los territorios y eliminaron la enseñanza de sus sinónimos? Hay muchos artículos respecto de esto, sería bueno que los docentes, los de verdad, leyeran algunas cosas sobre el español general, también.

Es la misma política que se siguió en la península. Hablar de español implica dominación sobre las lenguas peninsulares y dominación sobre las normas en América latina (no me extiendo, hay varias cosas para leer sobre el tema). Sigamos comprando los espejitos de colores de la madre patria y seguiremos siendo unos obsecuentes en lo que respecta a la lengua, borrando nuestras identidades. Algún día, nos daremos cuenta de que los idiomas españoles son todos los que están en la península y que, el castellano, no está solo en Castilla.

jueves, 14 de octubre de 2010

Soy gallego-asturiana

Que es lo mismo que decir española, aunque no, aunque sí, aunque no, aunque sí, aunque no...

Había prometido hablar sobre el tema y me había olvidado, como lo recordé, aquí vamos.

Es una respuesta que suelo dar. Hoy, estuve pensando a cada cuánto pienso o menciono a España y me di cuenta de que no hay un día de mi vida en que no piense o no diga algo de ella. Es decir, soy española, ya exageré, aunque sea verdad, podría solamente haber dicho que lo hago todos los días, pero no, dije "no hay un día de mi vida..." y ya para enfatizar exageré la expresión.

Soy española en la melancolía, en viajar lejos en el tiempo y en el espacio cuando una música, española, claro, me transporta.

Lo soy en las costumbres, entiendo a mis alumnos hijos de inmigrantes o inmigrantes ellos porque nos educan en otra cultura y me cuesta ver que la gente me tome como algo rara, aunque además, sea rara.

Una vez, leí en un libro sobre los gallegos que decía que eran bastante retraídos, que no socializaban mucho, que su núcleo era la familia y comencé a comprenderme. Comencé a entender por qué mido a la gente antes de darle mi confianza cuando mi mamá empezó a decirme "eres tan desconfiada que pareces gallega".

Y soy rara al trato, hay gente que no entiende mis silencios cuando estoy conociéndola y, claro, es ilógico, pero es que yo primero conozco a la gente para ver si quiero darme a conocer yo. Los mido, los estudio, aunque, en general, no me tome mucho tiempo. El estudio de la mirada y de las facciones de una cara me permiten sacar conclusiones no tan erradas en pocos segundos, luego, es ver si su discurso se condice con sus actos, eso es fundamental. No confío en quien no actúa acorde con sus palabras.

Soy gallego-asturiana porque soy bajita, muy blanca, más bien cara de luna llena y con pelo corto igual a una paisana. Como me dijo mi profe de historia de España cuando me corté el pelo cortito "ahora, parecés bien asturiana".

Soy trágicamente española, cuento las cosas como las cuenta mi mamá, García Lorca y nosotras un solo corazón. Soy tragicómica para contar las cosas, no hay desgracia familiar que no cuente cagándome de la risa y parezco desquiciada.

Me cantaban "vai vai que te leve o demo" y quedé bastante cuerda, fui educada con educación siglo XVI y sobrevivo. El pan no se pincha porque es el cuerpo de Cristo, si tirás pan a la basura que sea envuelto porque siempre hay alguien que pueda necesitarlo, se come todo lo del plato porque hay gente que no tiene, una señorita no hace eso aunque al varón no se lo reprochen...

Y, en algún punto, la guerra y los silencios familiares siempre están presentes. Pero todo esto, que puede parecer tremendo e invivible, se soluciona con la sidra, el chorizo, la favada, el pulpo y el "Porompompero" de fondo, aunque siempre tengamos tiempo para volver al ruedo de la lágrima con "Suspiros de España".

"Recuerdo la quietud de la tierra, la quietud estaba adentro" ("El témpano")

Vi la propaganda de Susana y Darín del 2010 y, cuando hablan de los televisores, mencionan a uno de cuya existencia no sabía. Sentí y siento que el tiempo está pasando muy velozmente y no porque yo sea más grande. Antes, el tiempo tenía otro tiempo y no porque cuando uno es chico viva en un eterno presente. No, no es eso.

Supongo que lo que me convierte en mayor es pensar que al disminuir la espera, que uno no sufría tanto porque los tiempos eran otros, disminuyó también el romanticismo de los hechos. Por ejemplo, cuando uno escribía una carta, se tomaba su tiempo para cuidar la letra, para decir las cosas en modo correcto y amable, para enviarla y para esperar una respuesta. El tiempo pasaba, llegaba la carta y la atesorábamos para volver a leerla. Hace mucho que no recibo cartas porque los mails han convertido a cualquier mensaje en algo inmediato, breve, escribo y lo mando, sin sello postal, sin el roce de las manos queridas y va derecho a la papelera. Jamás volverá a estar la alegría de recibir una respuesta, de verlo a mi hermano en una casa perdida en Posadas, abriendo un sobre con fotos que le enviaba la NASA o abriendo esos sobres con cursos de dibujo por correo que aparecían en las revistas como Patoruzú.

Antes sabíamos contener esta ansiedad que el celular nos deja. Recuerdo en el año 97, no fue hace tanto por qué no retroceder un poco, un día al salir de mi casa, vi una amenaza escrita en la pared de la entrada del edificio. Estaba en cuarto año, recuerdo, y era ya por la época de la primavera, supongo, porque los días estaban más claros de mañana. Tuve miedo y salí corriendo hacia el colegio. No entendía el por qué de ese mensaje ("Defensor del asesino de Cabezas, el cáncer te espera"). Y no tenía celular. Se lo conté a mis compañeros, pero, para saber algo más, tuve que esperar a volver a mi casa y hablarlo con mi mamá.

En esa época, los chicos y/o adolescentes llamábamos a nuestros padres para comunicarles lo estrictamente necesario cuando te decían "llamame" y usábamos tarjetas telefónicas que venía con créditos. Ojo, también, puedo ir más atrás y recordar los cospeles y los teléfonos que en Brasil llaman Orelhao. A lo que iba, es que esas tarjetas duraron poco si pensamos en la cantidad de años que usamos cospeles porque, al poco tiempo, comenzaron a usarse monedas y, más tarde, los celulares comenzaron a invadir nuestras vidas. Si viajo en el tiempo, recuerdo que, cuando vinimos a Buenos Aires, por el año 91, para hacer una llamada a Posadas de larga distancia, todavía había que pedirla, no era inmediato. Y todos podíamos esperar.

No digo que todo tiempo pasado haya sido mejor, hay miles de ejemplos que demuestran que no. Sólo digo que los días en que el Congreso se vuelve una locura de colectivos y en que las publicidades de celulares con modelos cada vez más nuevos se suceden unas a otras, me dan ganas de retirarme a un pueblo del interior para detener el tiempo un poco y no sentir que el bicentenario pasó hace diez años. Está bien, entiendo que la velocidad o lentitud, es algo relativo al placer o no de un hecho o que tiene que ver con la edad de uno. Por ejemplo, sé que si siento estar en el Manuel Belgrano hace mil años es porque me siento muy reconfortada de estar en ese lugar y quisiera nunca salir. O, por ejemplo, cuando digo que una cosa que recuerdo fue el año pasado, sé que, en realidad, me estoy refiriendo a mi época de facultad y que eso sí tiene que ver con la edad.

No, a lo que me refiero es a este vértigo en que todo se convirtió, en que todo tiene que ser ya, en que una espera en el médico me enloquece, en que todo el mundo toma ansiolíticos por no soportar la espera.

Y, a veces, está bueno relajarse y aprovechar que el PO cortó Av. Entre Ríos para caminar por el centro de la calle una tarde hermosa de sol, como lo hacíamos en Posadas en las procesiones. Y es que, creo, deberíamos encontrar nuestro tiempo interno aunque vaya contra el tiempo de esta ciudad o de este mundo.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Donde se come, no se caga.

"Y yo elijo a mi Dolores, Dolores, Lolita, Lola" ("Porompompero", Manolo Escobar)

Hay dolores que aprendimos. Al principio, tal vez, los llevamos en la sangre, como información genética. Esas cosas que nos dan igual hasta que cobramos conciencia. Luego, con el paso del tiempo, se nos pueden hacer carne.

Muchos de los míos vinieron en un barco, mejor dicho, en dos. España se llama el mayor, esa tierra que, como dice Víctor Manuel, a veces es madre, a veces madrastra. Mía es un poco abuela y un poco abuelastra, porque mi abuela paterna, digamos, es más bien gallega. Esa tierra que congrega tierras, de la cual no reniego, aunque a veces me enfurezca.

Me enfurece la repetición de macanas (te seguís mandando cagadas y te quiero igual, eso es amor, supongo). La negación del pasado, que es como negarte un poco el presente. El otro día, sin ir tan lejos, leí algunas cifras aún hoy en disputa: durante el régimen franquista, hubo 190 000 ejecuciones sumarísimas, 150 000 desaparecidos, 2000 fosas comunes, 30 000 niños robados. Solo de ver la cifra de niños ya no niños que no saben quiénes son, me espanta. Agradezco que mis padres sí sepan, aunque sus vidas no hayan sido las mejores, saben de dónde vienen. Otro dato, Ley de pena de muerte abolida en el 95. A no preocuparse, esa España católica y pacata no está tan lejos en esto de Francia, que abolió la pena de muerte en el 81. Me preocupa que el país de las luces se asemeje en algunas cosas a España... y Sarmiento se quejaba de la barbarie de España y quería un ejemplo francés. Así estamos, padre del aula, creyéndonos blancos, igual que los franceses que no aceptan a los árabes.

Volviendo a mi tema, fui viendo que en esas tierras que congregan y disgregan, hay cosas similares, cosas que acercan aunque no nos hagan iguales. De mi familia, siempre dije "son todos españoles", incluyendo a mi yaya, abuela (aunque nunca la llamé así), abuelastra como la llama Tere (y tiene razón). Este año, por necesidad de reencontrarla, comencé a estudiar euskera y, ahora, digo que era vasca. No creo que ella hiciera esas distinciones, ni que estuviera muy enterada porque se vino joven y porque tenía un cuelgue de la palmera muy importante. Sin embargo, en algún lugarcito, creo que se acordaba de muchas cosas. Mundial del 90, Posadas, frente al televisor, creo que dejaba de ser Lola para ser Dolorechu un poco, y decía por el Goyco y por Olarticochea, orgullosa, esos son vascos, echea quiere decir casa. Y conociendo vascos, entiendo que no se sientan españoles, porque no lo son, porque lo son menos, mucho menos, que los gallegos y los catalanes. ¿Si hay cosas en común? Sí, supongo que las hay, pero entre europeos hay cosas en común. Con mi profesor de italiano, me reía porque contaba anécdotas de velorios y mesas familiares similares a las que conozco. Del mismo modo en que me reí con Mi gran casamiento griego, que siempre dije que podría ser Mi gran casamiento gallego (qué suerte que tengo menos familia que esa chica).

Y bueno, que resulta, que también llegué a ese curso buscando algo que la facultad me robó porque, en términos de estado, el País Vasco (parte) está dentro del territorio español y, en la facu, seguí orientación en literatura española y me indignó ver solo literatura castellana. Y ese problema de denominación en la carrera de Letras (aunque parezca mentira) son frecuentes. Mi cuenta pendiente como parte de mi propio entrenamiento era el estudio de las lenguas españolas y de sus respectivas literaturas. En fin, que me di cuenta de que voy a incluir al gallego y al catalán en este combo porque se justifican más por una raíz común del idioma. Y me di cuenta de que, aunque no tenga sangre vasca, me enorgullece serlo un poco por mi yaya. Y es que, cuando estudio un idioma que me llega, me termino reconociendo en él, desde que estudié portugués y me enamoré de Brasil, hablo de mi incluyéndome entre personas morochas, lo hago sin pensar, dejé de ser blanca (alumna de cuarto me dijo, a raíz de las descripciones de la mujer petrarquista, rubia y angelical, "y las morochas dónde quedamos profe" y le respondí "para nosotras, no hay lugar"). Y, además, descubrí que gallegos y vascos tenemos en común el gusto por la comida, el orgullo por la identidad y la lengua y el padecimiento del franquismo (aunque haya mucho PP y nostálgico de Franco en Galicia, mi parte negadora lo esconde).
Por último, desvié mi tema y me cortó la inspiración el rescate de los mineros. Lo único bueno de esto fue recordar "Soy minero" de Antonio Molina. Y vuelta a hablar de España... supongo que es para tema de psicólogo, España y mi vieja, España es mi vieja, mi vieja es España...

martes, 31 de agosto de 2010

La genealogía de la vaca

De hablar con hipérbaton, tengo la costumbre. Es decir, de hacerlo el orden lógico de la frase alterando. Pero, como el punto de vista o los juicios dependen desde donde se los valoren, lo que en mi lengua hipérbaton es, puede no serlo en otra. Y esta cualidad y/o defecto me es útil para aprender euskara y decir "ni Mariana naiz, eta Posadaskoa naiz, baina Buenos Airesen bizi naiz". Esto hace que mi modo de hablar se altere aún más y piense "del ketchup, fan soy" porque "ketchupzalea naiz". Y, tal vez, esto me permita, algún día, leer las Soledades de Góngora sin anotaciones al pie que me (re)narren lo que, en castellano, leo y no comprendo.

¡Ah!, lo olvidaba. ¿Por qué la genealogía de la vaca? Porque tenía un título, pero no un texto y tenía un texto, aunque no su título. Y, en ese desencuentro, se encontraron mientras me bañaba y la única relación que tienen es su mutua soledad.

lunes, 9 de agosto de 2010

Soñaba que Ale me mandaba un mensaje de texto que decía "No me molestes más porque euno". "Euno" era una de esas palabras del vocabulario de Ale (no lo es en la realidad, lo era en mi sueño) y yo sabía que quería decir "huyo". Bueno, cuando me desperté, me dije "mañana googleo la palabra" porque estuve leyendo un libro de Jung (no se rían de cómo explico lo que llegué a entender) que en una parte decía que, a veces, uno no sueña con cosas que necesariamente estén en el inconsciente de uno, sino que son arquetipos que existen en el hombre en las diferentes culturas. Daba el ejemplo de una nena, cuyos sueños remitían a cosas como el diluvio y no sé qué otros, pero ella era muy chiquita como para haber oído hablar de eso. Bueno, en mi psicología barata y de segunda mano, encontré en Wikipedia que Euno existió y fue el primer esclavo que montó una revuelta en Roma para liberarse. Claro que relacioné la huída/liberación con el hecho de abandonar la "esclavitud" que Ale tiene consigo misma. Me pareció re loco. Yo juro que nunca escuché hablar de ese señor, sí de Espartaco, pero uno nunca sabe qué es lo que leyó y no recuerda.
Vergüenza es robar y no poder escapar.

Movistar y la puta que te parió!!! (o de cómo hacer un reclamo por partes)

Tuve un inconveniente con una empresa que pretende que hagamos trámites vía web sin contar que mucha gente no tiene acceso. Por "sugerencia", entienden "trámite", "reclamo" o lo que se te ocurra y te limitan en caracteres. Así que, lo siento por ellos, mi sugerencia-reclamo fue en 11 partes y firmé como Licenciada solo para ver si me dan pelota. Juro que se me vino la imagen de Violencia Rivas haciendo su reclamo en la empresa de teléfonos por su equipo.

A continuación, las 11 partes:

  • Como tengo pocos caracteres para hacer mi queja¸ se verán en la obligación de leerlo por partes en distintas entregas que serán numeradas. Esta es la primera parte. El día sábado¸ compré vía *611 opción 2 un nuevo equipo con la facilidad de pagarlo por pago fácil o rapipago en efectivo.
  • Parte 2. Se pagaba tan fácil como dando el número de TE. Fui esta mañana a un rapipago y me dijeron que desconocían cómo hacerlo. Así que me dirigí a un pago fácil con igual respuesta. Llamé al *611 opción 2 y me dijeron que era tan fácil como informar el número y hacer pago sin factura.
  • Parte 3. Volví al primer rapipago e intentaron hacerme una carga por 799¸ pero fue imposible debido al límite en 150. Volví a llamar a la opción 2 y me dieron la dirección de otro rapipago¸ en el cual no cobran sin facturación.
  • Parte 4. El chico que me atendió me dio la opción de llevar un cupón en blanco de mi factura¸ la cual todavía no recibí porque recientemente me cambié a plan con facturación o imprimirme un talón por internet¸ cosa que la web de movistar no me permitió porque no podía prestarme ese servicio.
  • Parte 5. Ante la posibilidad que me dio el muchacho pensé que mucha gente no tiene acceso a internet y algo que era muy fácil de realizar se estaba complicando lo suficiente. Llamé una vez más a la opción 2 y me dicen que intente en otros rapipagos¸ ya había intentado en tres y en un pago fácil.
  • Parte 6. Finalmente¸ fui a la sucursal de Santa Fe al 1800 y me dicen que el pago es electrónico y que debe ser el saldo exacto¸ por lo cual¸ al ser 799 tuve que ir a un banco a cambiar el dinero para hacer pago exacto¸ al regresar¸ me dicen que podría haber depositado 800 con un peso a mi favor.
  • Parte 7. Al llegar e intentar confirmar el pago en la opción 3 como me dijeron¸ veo que la opción se corresponde con los números free. Llamé una vez más a la opción 2 y me dicen que intente con la 8¸ pero en dicho número hace más de una semana que no atiende un operador y que remite a la web.
  • Parte 8. La chica la idea que me da es que escuche todas las opciones¸ pero la 4 que es la de informes sobre formas de pago solo da información. Nuevamente¸ llamé a la opción dos y di con un alma caritativa que me hizo el trámite.
  • Parte 9. Conclusiones: 1) la opción de pago en rapipago o pago fácil debería ser descartada¸ 2) las opciones del *611 están incorrectas¸ 3) debería haber un operador en la opción 8¸ 4) los operadores hacen lo que pueden¸ 5) es imposible hacer trámites vía web¸
  • Parte 10. Conclusión 6) los textos para sugerencias aceptan pocos caracteres¸ debería haber una dirección de e-mail para hacer una queja como corresponde¸ porque una queja no es una sugerencia.
  • Parte 11. Por último¸ si debo calificar la atención al cliente¸ no a los empleados, entre excelente o pésimo¸ pésimo es poco. Si lo dijera en forma vulgar para que me entiendan¸ una reverenda cagada y me dieron ganas de mandarlos a la re concha de su madre. Muchas gracias¸ Lic. Mariana Grande Cobián.

Yo, misionera

De un tiempo (bastante largo) a esta parte, "soy misionera" se convirtió para mí en una respuesta multiuso.

Las primeras veces que respondí eso fue una respuesta obligada porque, al ser recién llegada, todos percibían un acento y modismos extraños. Recuerdo el primer día de 5 grado en que Silvia Protto hoy Pao me preguntó "¿y vos de dónde sos que hablás así?", me lo preguntó en una forma graciosa y simpática, como solía hacerlo siempre y gracias a ella empecé a hablar con las otras chicas. Gracias a ella, también, tuve que dejar de decir "pichado" porque se empezó a reír pensando que me había hecho pis.

Mi respuesta no obligada creo que empezó en Bariloche una vez que sonó el teléfono de la habitación y hablaba con uno de los rosarinos del hotel y, cuando preguntó de dónde era y respondí que de Buenos Aires, me empezó a decir de todo y le dije "pero yo soy misionera".

Actualmente, si me dicen que hablo raro respondo "soy misionera", si critican a los porteños "soy misionera", si quiero criticarlos yo "soy misionera", pero jódanse tengo derecho a hacerlo hace mucho que vivo acá y voto también.

Cuando alguien me gusta, el "soy misionera" suele servir porque, como dice mi amiga Valu, deben de verme como algo exótico. Ojo, ella es hija de paraguayos, pero no es lo mismo, el glamour que doy yo es distinto porque mis padres son españoles, parece ser. Valu es blanca como cualquier blanco, mucho más que algunos que dicen serlo y es que, evidentemente, el color de la discriminación está en los ojos de quien lo evalúa. Si tus padres son paraguayos, son guaraníes, por ende, sos negrita y andás en patas. Si tus padres son españoles y sos misionera, te bajaste del árbol con estilo europeo. Valu, deberíamos hacer un stand up sobre este tema. En fin, que a los hombres que les atrae la naturaleza piensan que es algo magnífico, aunque en verdad todo lo que sea verde y natural me genera alergia. Los que son más burguesitos me ven como algo exótico, blanco, nacido en un lugar que ni siquiera ubican, pero suena lindo ¿viste?

También, puede ser mi respuesta de jodida. Cuando hablo con un extranjero y preguntan de dónde soy, digo "soy misionera" para mortificarlos por su ignorancia nomás porque hay gente que se siente mal con eso. Entonces, si no saben que soy argentina, preguntan dónde queda y explico y agrego "no tenés por qué saber, igual". Si lo hago con brasileros (con algunos, me llevé la grata sorpresa de que sabían dónde era), lo hago para mortificarlos más porque piensan que el mundo argentino se reduce a Buenos Aires.

Si no me ubico en Buenos Aires, digo "soy misionera", aunque tampoco me ubique en Posadas. Quedo un poco como una boluda cuando digo que vivo desde el año 91 en esta ciudad, pero siempre alego que nunca me interesó o que soy turista eterna en esta ciudad. Siempre hay alguna forma de hacerse el interesante o de dejar como un pelotudo al otro o de quedar como un pelotudo rebuscado.

Cuando me dicen que cómo ignoro x cosa sobre la geografía bonaerense, digo que "soy misionera" y, si te ponés a pensar, geografía de tu provincia te la enseñan en cuarto grado y yo vine a hacer quinto. Aunque tampoco recuerdo mucho lo que aprendí en el Misiones 4.

Y, cuando le va bien a Paraguay en algo, digo "recuerden que en la época en que Paraguay fue potencia Misiones era parte de su territorio hasta que los brasileros y argentinos lo cagaron". Porque, con el tiempo, que a mis vecinos paraguayos o correntinos les vaya bien en algo es como un triunfo sobre la adversidad y somos todos uno con el mismo origen. Y si a Uruguay le va bien en algo digo "Andresito Guacurarí era hijo adoptivo de Artigas" (búsquenlo en la red, no me explayo más).

Es decir que esa respuesta tiene múltiples facetas y quién sabe un día me pregunten de qué trabajás o qué estudiás y me dé igual y responda "soy misionera". Porque se convirtió en un latiguilllo como el de mi papá de "soy gallego" para todo, cosa que también adopté por respuesta porque, en el fondo, si bien en términos generales "soy española", en realidad, soy gallego-asturiana, combinación explosiva, pero es lo que soy. Prometo en algún momento explayarme sobre el tema soy gallego-asturiana. Ahora, que salió campeón mundial España, saco pasaporte, aunque sean nuestros vecinos, como dice mi papá.

La cagada es responder "soy misionera" cuando el señor Macri tenía residencia de votación en mi provincia y quería candidatearse por ella y sus etc por mis pagos. Creo que Macri es mi castigo si no es en Misiones es en Buenos Aires, pero en fin, muy a su pesar seguiré siendo misionera.

jueves, 5 de agosto de 2010

Un sueño

Estábamos en el patio de Posadas con Ale. Mi lavanda estaba estropeada, muriéndose y ella me alcanzaba un plato, primero playo luego hondo, para trasplantarla. Yo no quería un plato, sino una maceta, pero no había. De fondo, se oía la voz de mi mamá diciendo algo similar a modo de consejo. Pero sólo había un plato hondo y un poco de tierra. Ale me decía al menos para salvarla por el momento. Entonces, la ponía en el plato junto a unos yuyos similares a un helecho y se caían, hasta que quedó más o menos firme y la colocamos en una esquina junto a una pequeña maceta en forma de madreña o, quizás, debería llamarla macetero. El sueño finalizaba así y la sensación fue de paz.

Lejos está de mí hacer un análisis real del sueño, pero suelo detenerme a pensarlos sobre todo cuando no cuentan historias. Para comenzar, debo decir que pocas veces sueño con el patio de Posadas en forma placentera y con nosotros adultos. Creo que las personas también aprendemos a soñar de nuestros padres y mi mamá suele tener pesadillas con esa casa y con nosotros chicos. Esta vez, no soñé con mis padres ni con nosotros niños.

Ese patio es lo más parecido a un Edén para mí. El jardín de la felicidad que nos fue arrebatado y al que queremos volver, aunque no sea en forma física. Por eso, imagino que las plantas de mi mamá estaban tan presentes en este sueño.

Por otra parte, Ale fue la que me enseñaba canciones como la de los patitos, recuerdo una vez en que me la cantaba en el patio. Fue, también, quien me enseñó a atarme los cordones y a sumar y restar y siempre en ese patio. Por eso, supongo que era ella quien me enseñaba a su modo cómo salvar a la planta, aunque mi mamá opinara lo contrario.

Tengo que decir que algunas cosas las analizo según las palabras que me vinieron en el momento de pensar ese sueño. Digamos que no sé si realmente las plantas al lado de mi lavanda era un helecho o si esa fue la palabra que me salió, pero imagino que importa más lo que dice mi descripción que lo que realmente vi. Empiezo analizando mi planta, mi lavanda. Elegí esa planta como la primera a poner en mi balcón, un símil de lo que siempre negué en mi mamá, el cuidado de plantas y que, ahora, siempre me dice que tomé de ella. Es cierto, recreo ese pequeño jardín, como dije antes, es el lugar al que uno siempre quiere volver. Cuando elegí esa planta, lo hice por dos motivos, primero, porque dicen que trae suerte y, segundo, porque era el aroma que siempre había en la casa de la mujer de mi abuelo (o sea, en la casa de mi abuelo, pero el me ne frega). Y se llama Ariana, es decir, como yo pero sin M. El helecho o, al menos, eso es lo que describí al contarme el sueño, era la planta que abundaba en ese patio de infancia porque mi mamá es de la tierra del "felencho" (Asturias), a lo mejor, ella también se llevó un poco de su Paraíso a ese patio. Es decir que junté pasado y presente, el patio de mi madre y el mío, haciendo una nueva combinación, la mía. Soy mi pasado y soy mi presente. Elijo su planta, elijo la mía y la transplantamos como podemos, aunque ella diga otra cosa.

Una vez hecho esto, la llevamos a una esquina a colocarla entre todas las plantas que había al lado de una maceta o, como me lo describí, un macetero en forma de madreña. Y otra vez mi españolidad en esa madreña, mi mamá siempre ahí. Y lo del macetero lo rescato porque, cuando me dije esa palabra, automáticamente se me vino a la cabeza la canción de Antonio Molina "El macetero". España una vez más, la música que escuchábamos andando por Asturias y Galicia.

No sé muy bien qué puede significar en conjunto más que yo soy eso, el antes y el ahora.

viernes, 30 de julio de 2010

Necesitaba escribir

"Al día siguiente no murió nadie", así empieza el libro de Saramago que me compré ayer. Leí esa frase a penas dejé el kiosko de diarios y no pude dejar de leerlo mientras viajé hasta la feria. No siempre me pasa eso con un libro, a veces, leerlo implica un trabajo o darle muchas oportunidades para que no caiga en el olvido. Con algunos, hice el intento varias veces y los dejo reposar un tiempo o dejo reposarme un tiempo, a lo mejor, con el paso del tiempo, algo en mí cambia y hace que lo disfrute.

Mis libros preferidos y yo somos casi uno, son esos que leo de un tirón. Suele pasarme que si alguien me dice que no le gusta siento una casi ofensa familiar, pero me relajo y entiendo que gustos son gustos y, como dice Noelia, a mí, me gusta todo lo que está escrito al revés.

Y hablando de escribir al revés, debe de ser por eso que siempre que escribo algo sé el final antes que la historia. Y con la escritura me pasa lo mismo, hay cosas que implican trabajo, reposo y demás yerbas y otras que salen de un tirón y mejor que cualquier cosa que hubiera meditado.

Estoy escribiendo esto solo porque necesitaba escribir algo, hace mucho que no lo hacía. Y el placer de leer suele producirme el placer de escribir y los tiempos infértiles de feria me terminan generando una necesidad de volver a revivir las palabras que me quedaron guardaditas en alguna parte por falta de tiempo.

Si volviera a nacer, volvería a estudiar Letras, pocas cosas me dieron tanta satisfacción en la vida, pero esta vez lo haría a conciencia por mi propia decisión y no por descarte.

Hoy, llueve, llueve mucho, el repiqueteo de las gotas suenan en el techo de chapa y siento el frío antes de salir al frío invierno porteño de las 7 de la mañana y las palabras me vienen como el agua cuando el río crece y crecen en mí y me pasan y fluyen y quieren seguir una dirección infinita, pero, lamentablemente, debo guardarlas hasta mañana u otro momento más propicio en que el tiempo, esa maldita medida de la vida, me permita que la detenga, ya sin un trabajo que me rija la vida, al borde del precipicio nuevamente, aunque como dice Graciela, fuera de la biblioteca no hay un río para morir.

domingo, 25 de julio de 2010

La culpa es soltera, nadie la quiere.

sábado, 3 de julio de 2010

La gloria fue eterna mientras duró

Junio del 90 en Posadas. Mucho sol en la terraza, no sé si realmente lo había o si todos mis recuerdos de esa tierra son con mucho sol. Comenzaba a rodar la pelota y yo sólo tenía un conocimiento de una victoria reciente porque me lo habían contado. Quería ganar, como todos, como siempre. De fútbol, esa nena que era yo no sabía nada. Sólo que vio un equipo y estaba él, corriendo en el campo. Desde esa vez, su magia me envolvió. No me pregunten de fútbol, pregúntenme por la pasión, por qué alguien puede crear un halo a su alrededor. Y ahí estaba, sufriendo y todavía más con los penales. En los entretiempos, bajábamos a la calle a jugar a los penales con Leo y Ale, mis hermanos. El pájaro Caniggia era Leo, si mal no recuerdo. Partido tras partido nos bebíamos la victoria y llegamos al final. Sus ojos llenos de lágrimas me llegaron a lo más hondo y me fui a la habitación de mis padres a llorar con él, a acompañarlo en su dolor desde mi soledad.

Veinte años después, logró envolver todo de un modo místico inolvidable. Me hizo recordar esa época en que tenía solo 8 años y soñaba con ver un campeonato del mundo. Extrañé no tener en los entretiempos a mis hermanos para descargar la energía jugando a los penales. Y me emocioné con Palermo y su gloria en un mundial, eso fue lo que él le quiso regalar a ese jugador. Tevez y su pasión incontrolable. Y abrazos, muchos abrazos. No lo vi llorar hoy, es cierto. Vi solo todos los abrazos.

No me digan que es un partido de fútbol, que no me puedo poner así por esto porque además de triste van a conseguir verme de muy mal humor.

A vos, Diego, Salud!

martes, 29 de junio de 2010

¿Qué hacemos con el muerto?

Barataria era un país habitado por títeres. Como el lector sabrá, estos no poseen vida, sino que representan cuando alguien lo desea. Un día, en la capital de Barataria, decidieron trasladar al muñeco mayor. En su época, había sido el protagonista en todas las representaciones, pero lo sacaron de escena cuando su trajecito estuvo un tanto raído. Había sido famoso por su mueca con los labios, primero a izquierda y luego a derecha. Pero, como había sido importante, a cada tanto, los demás títeres tenían la costumbre de sacarlo a pasear dentro de su caja. Y era tan importante el muñeco que, aun sin una mano dentro y sin salir de su caja, hacía las mejores representaciones, era ovacionado y todos deseaban una foto con él, incluso, los que nunca lo habían visto representar.

Sin embargo, ese día del que hablamos, algo salió mal. La caravana iba hacia el teatrito, la música era alegre, todo era una fiesta... era lo que se dice un día titerezco. Las imágenes mostraban gente agolpada para la foto, peluquitas recién peinadas, trajecitos remendados y algunos que se abrazaban al pasar a la caja. De repente, la caravana se detuvo. Más allá, en el escenario, lo bello se tornó violento. Quienes daban vida a los muñecos deseaban ser los protagonistas de esa jornada y, por ello, la lucha entre compañías comenzó. Nadie sabe cómo ni de dónde salió el guión, pero lo cierto es que ambas conciliaron posiciones y la función de ese día se llamó La toma de la Pastilla. Los palos volaban, unos muñecos peleaban con otros y, mientras tanto, en la caravana, se preguntaban por qué la función era otra, por qué no los habían aguardado. Decidieron, entonces, esperar a que la función terminara y, en ese ínterin, algunos preguntaban "¿qué hacemos con el muñeco?". Hasta que la función terminó o eso creyeron, y la caravana llegó. Sin embargo, los que participaban de ella no habían tenido en cuenta que algunas obras tienen entreactos y que, en las farsas, hasta lo trágico puede tornarse cómico.

domingo, 20 de junio de 2010

Caminábamos al lado de unas vías de tren, había muchos árboles. Nos separaban de las vías esos alambrados en rombos y había partes agujereadas. Era una tarde oscura, más o menos eran las siete. En la vereda, había muchas bolsas negras de consorcio y ella abrió una. Estaba el cadáver de Gustavo, alguien lo había matado. A ella le gustaba su campera, se la sacó y tiró la bolsa a las vías. Le pregunté por qué hacía eso y me respondió que todas esas bolsas estaban ahí porque la gente que cometía asesinatos, para borrar las pruebas, las tiraba para que el tren terminara de triturar los cuerpos. Y seguimos caminando y le dije, bastante preocupada, que la campera tenía una mancha de sangre y que podían averiguar que ella había tirado la bolsa, aunque ella no lo hubiera matado. Y me decía que me calmara. Después, como en otra escena, me ayudaba a elegir ropa, no sé si para escapar.

viernes, 18 de junio de 2010

E agora José?

Es un día triste. Me enteré por Alejandro Fabbri, mientras comentaba el partido Alemania-Serbia (iba 1-0), que Saramago había muerto. Y me puse a llorar.

Muchas veces, me pregunto si está bien o mal llorar por un muerto que no es de uno, pero no importa ahora, sé que tengo lágrimas que me atragantan y que me puse a recordar.

Cuando estudio un idioma, trato de que ese idioma me enamore con la música o con la literatura. Si es con ambas, mejor. Con el portugués, me pasó eso. Una de las causas, fue este señor, con el que aprendí las palabras "peuga" y "chávena", de quien me encantaba el uso de pronombres como "dar-lho" o "dizer-lhe-ia".

Recordé la vez que fui con Valéria a verlo en una conferencia que dio en el Colón. Para que yo mueva el culo para buscar entradas, mucho me apasiona.

Recordé el 4 que me saqué en latín, muy consciente, por haber preferido leer un libro suyo. Encima de que me había copiado, la traducción había sido un delirio y la profesora me aprobó con 4 para que llegara al final. Tomaban las sustantivas incluídas con "ut". Hoy, creo que entiendo más latín que en ese entonces, aunque sé poco y nada. Toda la carrera hice lo mismo, busqué algún escritor que me apasionara porque para mí Letras era una pasión. Y el fue un gran compañero de carrera.

Recordé que fue él único que me hizo llorar con un libro y, encima, en el medio de un colectivo. Un gran bochorno para mí. Y no sólo con el Memorial do convento, también, me emocionó hasta el llanto el perro de las lágrimas y nunca le perdoné que lo matara en El ensayo sobre la lucidez, un libro que podría haberse evitado.

Porque soy de las que lo criticaron cuando escribía por cumplir contrato, porque creía que él ya había dicho todo lo que tenía para decir, pero no por eso, se tenía que morir.

Y me niego a leer un libro suyo en portugués con la nueva reforma ortográfica.

Y, ahora, vendrán las reediciones y el negocio con su muerte, por esa gente que considera que un libro es un precio y no un valor, que no saben lo que es abrazar u oler un ejemplar y, mucho menos, hacer un duelo cuando una gran historia nos deja una marca.

sábado, 5 de junio de 2010

Callao al 200 (frente a la sede del Partido Humanista)


A Juan Arano, Luis Cervera Novo, Ricardo Gómez y Carmen Román, desaparecidos el 20 de mayo de 1977.

Plaza del Congreso


En la placa, no puede leerse nada. Paradojas, se suele escribir en la piedra para que nada pueda borrarlo. Creo estar segura de que esto era lo que buscaba, un recordatorio a Jorge Cárdenas. Fue baleado el 19 de diciembre de 2001 y lo vimos caer por las escalinatas del Congreso en vivo. En teoría, murió ese día, aunque su deceso fue el 27 de junio de 2002 debido a complicaciones por esa bala.

Plaza del Congreso. Homenaje a José Luis Cabezas, periodista asesinado el 25 de enero de 1997

Congreso (Av. Belgrano casi esquina Solís). A Rubén Stockdale, desaparecido el 3 de septiembre de 1977

Plaza de Mayo. Aparición con vida de Julio López. Foto: Dulcinea Lopes


Aparición con vida de Julio López, desaparecido por segunda vez durante la democracia, luego de haber testificado en un juicio por crímenes de lesa humanidad.

Plaza San Martín. Caídos de Malvinas. Foto: Dulcinea Lopes

Plaza Lavalle, frente a los tribunales. A los mártires judiciales del terrorismo de Estado. Foto: Dulcinea Lopes

Plaza Lavalle, frente a los tribunales. A los abogados que fueron víctimas del terrorismo de Estado. Foto: Dulcinea Lopes

Al poeta García Lorca, desaparecido

Hotel Castelar. Al poeta García Lorca, desaparecido

Bar Iberia. A los caídos y exiliados de la República española

Plaza de los dos Congresos. A los desaparecidos de la Caja de Ahorro y Seguro

viernes, 28 de mayo de 2010

No es lo mismo ser que estar

Como dice Ale Sanz, en español, no es lo mismo una cosa o la otra. En francés, por ejemplo, sí es lo mismo y, en italiano, depende, de qué depende, de según cómo se mire todo depende.

Pero voy a lo que me convoca. Las personas somos de alguna manera. Digamos que este verbo marca atributos. Es un verbo de lo permanente frente a lo transitorio de "estar". Claro, alguien puede decir que hay atributos que cambian, por ejemplo, si digo "soy vieja" no es que lo haya sido toda la vida. Es cierto, pero convengamos que la vejez o la juventud o la niñez son períodos prolongados y no cambiamos el estado del día a la mañana. Digamos que es casi imperceptible el cambio, muchas veces, ni nosotros mismos nos damos cuenta cuándo sucede.

Hay rasgos característicos que nunca cambian: estatura, color de piel (Michael es la excepción que confirma la regla), nombre, origen, padres, etc. Hay otras cosas que sí. Yo no soy en Congreso, vivo en Congreso o estoy en Congreso. No soy 28 años, tengo 28 años. No soy hambre, tengo hambre. No soy cansada, estoy cansada. Y así.

Todo esto viene a cuento de la canción "Diez años después" de Los Rodríguez y con la que me acordé automáticamente de algunas personas. Y pensé que es maravilloso que la gente cambie, que se adapte al tiempo sin dejar de lado la esencia, pero que crezca, sí, que lo haga. Hay otras personas que uno escucha después de diez años y, realmente, da vergüenza ajena que hayan pasado por este mundo y sigan usando las palabras de cuando tenían 15, que no hayan podido dar un salto y dejen de pensar como jóvenes adolescentes.

Lo que me encantó de reencontrarme con Valu fue que, como dice la canción, "no te olvides que soy distinto de aquel, pero casi igual". Sí, la vida nos encontró con más historias, pero la esencia es la misma. Somos distintas e iguales. Eso es hacer honor a los años, cambiar sin dejar de ser y no querer ser siempre igual.

jueves, 27 de mayo de 2010

Me llamo Mariana

Quiero creer que me llamo Mariana para que me digan Mariana. Pero no. Siempre falla.

A ver. Empiezo por el principio. Los familiares, Pety, Pitu, Pitusa, Cativa, Pulga, Enana, Negra, Pibita, Mari, Mariquita... los acepto. Mariquita y uno que no menciono porque suena mal no me gustan, pero acepto, me lo dicen mis padres. "Negra" no me gusta salvo que me lo diga mi mamá, en el mismo modo en que le digo "Negra" a mi perra.

Sin embargo, el problema comienza con los no familiares. Digamos que no trasladé nunca el Pety fuera de mi casa porque la gente que no me conoce no tiene por qué tener confianza conmigo. Sí, soy re ortiba, asquerosa, mal llevada... El tema es cuando tienen confianza y empiezan con el Marian y el negrita. No me gustan, los odio, los detesto... a los apodos, claro. Llegué a aceptar el Marian por parte de mis compadres. Eso sí que mi ahijada me llame Mariana me pone de culo, quiero que me diga madrina, tía o alguna de esas variantes confusas que usa ella como llamarme abu.

Otro problema es cuando voy a clases de idiomas. Marian, Marianinha y, hoy, me lo remataron con el horrendo Marianetta.

En fin, llegué a la conclusión de que el mejor apodo o apócope de mi nombre es Mar, el que usa Pao, la colombiana. Y, también, que tengo un nombre para que me llamen por él y si no les gusta con Che me alcanza. Gracias.

Instantes

Un hombre con pijama celeste tendido en una cama. Moribundo. Su mujer, de unos cuarenta años, lo acompaña y la hija de ambos, alrededor de seis años, también. La niña juega, mientras la madre y esposa decide estar con él en ese último viaje.

Le hace dos preguntas:

- ¿Qué fue lo que te hizo sufrir más en la vida?

El hombre responde.

- ¿Qué fue lo que te hizo más feliz?

- Ustedes.

Él comprende en ese instante que, en esas respuestas, se condensan los segundos por los que valió la pena vivir. Cierra los ojos para siempre y se va.

viernes, 21 de mayo de 2010

"Ya no soy huinca, india soy"

Ayer, iba tranquilamente para italiano con pocas ganas y con deseos de salir en Plaza de Mayo y quedarme con los aborígenes, pero la tarde no suele invitar a cosas hermosas frecuentemente y seguí mi camino. Por la noche, como todo estaba cortado, me sentí obligada de caminar hasta el subte y la belleza estuvo en mis ojos. No los podía ver por las vallas, pero ahí estaban, iluminando el cielo de Buenos Aires con un carnavalito. Automáticamente, pensé los festejos comenzaron hoy. E instantánemente me dije "no, esto es un reclamo".

Bueno, resulta que pensando y pensando, llegué a la gente que siempre critica a los españoles por las matanzas y recordé lo que una vez me dijo mi mamá "por qué nosotros, si a nosotros los pobres nos hacía lo mismo la misma gente". Y es que los que dominan no tienen una nacionalidad, tienen una clase. Y me di cuenta de que ellos y yo estábamos hermanados muy profundamente. Con una diferencia importante, el color de la piel que, a veces, me hace sentir culpable. Mis padres consiguieron mejorar su situación, pero, además de que eran otros tiempos, eran blancos y de origen católico. Y no puedo renegar de mi color de piel porque es parte de mi identidad, pero sí de mi origen religioso que, aunque hoy me diga atea, está en mí, así me criaron. Y saber que mi color de piel me da otras posibilidades que a ellos no, me dio vergüenza. Ojo, no lo digo porque sí, muchas veces me han elogiado como parte de mi "belleza" lo blanca que soy. También, escuché en Brasil que yo siendo argentina, hija de europeos y blanca tenía casi que el mundo a mis pies.

De cualquier manera, hay algo que me reconfortó. El paso del tiempo. Aunque a muchos los entristezca, hace maravillas. Hace algunos años, nadie iba a imaginar que los gays reclamaran matrimonio, ni que los aborígenes hicieran lo mismo con sus tierras. Por suerte, existen personas como Evo o como Milagro Sala, que le dan la voz a su pueblo, porque el silencio mata y ellos pueden.

Mi saludo a los aborígenes, a esos a quienes siento mucho más cercanos que a los locos blancos de microcentro.

martes, 18 de mayo de 2010

El Bravo de Nino

Todos sabemos, si hablamos de Aute o de Serrat, que se opusieron al régimen de Franco. De hecho, a Serrat le valió el exilio porque tuvo lo necesario para cantar en catalán y por cantar a Miguel Hernández. De Aute, sabemos que cantaba sus canciones con mensajes crípticos que de crípticos no tienen nada son como los mundos de Alicia en el país o los dinosaurios de Charly, sólo alguien muy corto podía no entender.

De Víctor Manuel, dicen que es más imagen forjada con el tiempo que realidad. Un video en youtube lo hace escuchar cantándole una canción a Franco, pero me quedo con su imagen combativa cantando "Asturias" y diciendo "dos veces, dos has tenido / ocasión para jugarte / la vida en una partida / y las dos te la jugaste".

De Raphael, bien sabemos que es un cantante melódico, excelente en los suyo por cierto. Sí, Raphael, el niño, me gusta. Es el precursor de Miguel Bosé. Una vez me comentaron de su pasado franquista y de una canción que románticamente lo apoyaba. Leí en un libro que, en la época de Aznar, lo defendió al Generalísimo. En fin, cosas que no lo hacen malo, te seguiré queriendo.

Bueno, en fin, que llego a Nino, ¿el Bombita Rodríguez español? En realidad, hay que tener en cuenta que Raphael y Nino no escribían, pero, de cualquier manera, cuando uno canta algo es por algún motivo. Nino es ese cantante que trasciende generaciones como el cantante melódico. Sin embargo, en su momento, pudo decir cosas en sus letras de amor. Aunque no hay que dejar de lado que la censura en los 70 ya no era lo que había sido, digamos que era menos intensa y, tal vez por eso, podía pasar.

Veamos. Empecemos con su canción emblemática "Libre" (1972). Primero, habla de la libertad, claro está, en un país en que los ciudadanos no la tenían. Después, es prestarle atención a la letra y ver que hay un joven que se escapa de su país porque está cansado de soñar, quiere realidad, tras la frontera está su mundo y quiere irse. La alambrada no detiene sus ansias de volar, se siente como un ave que escapa de su prisión y decide caminar detrás de la verdad y llevar su amor como bandera. Pero no escucha una voz de alto que lo detiene, cae al suelo tendido, con una sonrisa y empiezan a brotarle flores carmesí, es decir, los borbotones de sangre. Imagino que Nino cantaba/contaba una historia frecuente para esa época. Aunque no hay que perder de vista que se hablaba de apertura, de cualquier modo, la censura existía.



Tiene algunas canciones que hablan de la inmigración y de un espacio idílico que existe al otro lado del mar. Es cierto que tenía bastante público en América que había sufrido el tener que irse, muchos de ellos por la guerra o por problemas económicos. En "Esa será mi casa" (1970), le dice adiós a una mujer e imagina su casa, muchas parejas se separaron, familias mejor dicho, pensando en la partida de uno hacia América hasta que construyera un hogar para llevarse a todos. Doña Rosita la soltera se quedó soltera esperando al novio que se había ido a Tucumán. Historia por de más frecuente.




"La puerta del amor" (1972), se oculta en una casa sola y sin luz para llorar sus tristezas por un aire cruel e infame. Al soñar, se ve de pie en la nueva calle, ya no sufrió al ver que esa puerta se abre (miren el detalle del corazón en el video que dice "peligro de... vida"). Cuando despierta de su sueño hermoso, rememora la calle del pueblo llamado "Libertad", ¿poco no?



"Un beso y una flor" (1972). Sigue hablando de despedirse de una mujer para crear un hogar más allá del mar: "me voy pero te juro que mañana volveré". "Más allá del mar habrá un lugar donde el sol cada mañana brille más, forjarán mi destino las piedras del camino...". Y se perfila el lugar idílico de América, de esa joven América que entre luchas internas se debatía por renacer, donde la utopía existía, la posibilidad de cambio. Por eso, el paisaje habla del sol que se une con el mar. Estaba Allende en el poder, todo un atisbo de esperanza.



Y ya pasamos a "América" (1973), la imagen idílica, el aire tibio aún, el fuego se hace amor, el río es hablador y el monte selva, hoy, encontré un lugar para los dos en "esa nueva tierra". La nueva tierra, la tierra prometida, el inmenso jardín, ¿el Edén?, sí, Dios pensó en América. Pensemos que América por esa época empezaba a enturbiarse, 73, año del golpe en Chile (tal vez esto fue antes de septiembre), pero, sin embargo, es un continente que desde el 59 había renacido como el lugar propicio para la utopía, la posibilidad de llevar a cabo los sueños, sin contar que muchos españoles habían encontrado su lugar allí. La letra dice "danzas de guerra y paz, de un pueblo que aún no ha roto sus cadenas", habla del yugo y, a la vez, al decir "aún no ha roto sus cadenas" pone la esperanza de que eso sucederá definitivamente.



En fin, ¿Bombita Rodríguez? Tal vez, la imagen no sea la adecuada, como Bombita era Favio en Argentina, pero es lo más cercano que encontré para retratar al hombre que supo cantarle a la utopía.

lunes, 17 de mayo de 2010

Sus ojos se cerraron

Había pedido un deseo. Ser por un momento Humphrey Bogart. Cerró los ojos y al abrirlos estaba parado en el medio de la calle una noche de invierno con una gabardina beige y un sombrero calado. Tenía la cara del actor, que sin ser bello, llevaba la elegancia en la mirada. De pronto, se dio cuenta de que estaba en los años 40 y no sabía qué hacer. Esa no era la ciudad que conocía, aunque podía leer alguna de sus huellas.

Salió a caminar y entró en el primer bar que encontró de camino. Fue a la barra y pidió un whisky. Las miradas de las mujeres caían imantadas en él. Luego de hablar con varias de ellas, decidió salir al frío invierno nuevamente. Mientras caminaba, se encontró con el payaso triste, que hacía malabares en la calle. Vestía unos pantalones cuadrillé dos talles mayores al que le correspondían y los sujetaba con unos tiradores. Lo miró fijamente y en las lagrimitas pintadas en su rostro percibió que era una mujer. Cuando el payaso supo que él sabía, comenzó a correr primero en círculos y luego recto. Humphrey tiró su cigarrillo, se acomodó el sombrero y comenzó a seguirlo, abrió la gabardina y la usó como capa para que le imprimiera más velocidad a sus pasos. El payaso, mientras tanto, perdía terreno porque tropezaba con sus grandes zapatones, sin embargo, cruzó la calle corriendo. Humphrey no vio el coche que venía y cayó tendido inconsciente en el suelo. El payaso se detuvo y retrocedió.

Cuando él abrió los ojos, su sueño se había acabado y había vuelto a ser el mismo en su misma ciudad en su tiempo de siempre. Comenzó a reconocer las cosas y se dio cuenta de que estaba en la cama de un hospital. Una enfermera con la cara de Ingrid Bergman se reclinaba sobre él para observar cómo estaba. Sonrió al ver en el fondo de sus ojos las lagrimitas de aquel payaso que, al acercarse al cuerpo tendido de Humphrey, había cerrado los ojos y pedido un deseo.

¿Tenés miedo?

Viendo el programa de Mirtha, me indigno al escuchar voces de periodistas hablando de miedo por el gobierno del momento. Me puse a recordar dos atentados, la muerte del hijo de un presidente, Cabezas y otros muertos que hubo y nadie tenía miedo. Mirtha dice que vivió todos los gobiernos y resulta que ni López Rega ni todos los militares la intimidaron.

Oír a Majul decir que vendió más de 200 mil libros y que tiene miedo me da muchas náuseas, Rodolfo Walsh se jugó la vida y fue un señor periodista y escritor. Qué trastocado está el mundo que ahora esta gente tiene miedo y no sabe lo que es el miedo real.

¿O es que el miedo tiene que ver con otra cosa? Los escucho usar las palabras "enemigo", "dictadura", "autoritarismo" y no lo creo. La RAE dice sobre la palabra "miedo":

1. m. Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario.


Creo que ellos se remiten a los daños imaginarios, el problemita está en sus monstruos interiores, en los que ellos están cuidando. En fin, para eso, hay psicólogos.

domingo, 16 de mayo de 2010

50

Grandes tormentas se desatan. Se anuncian con un cielo que se ennegrece de golpe y se siente el olor en el aire. La gente sabe que esas son las señales y, por eso, abandonan las calles. Con esas tormentas, parece que el fin del mundo se avecina, pero, en verdad, bate pancada y son cinco minutos hasta que el sol vuelve a su lugar como si nada de eso hubiera pasado. Es el clima tropical. Debido a ese clima, bichos como mosquitos, cucarachas voladoras, arañas, cascarudos y demás alimañas se dan cita en ese sitio.

Por las noches, mientras papá y mamá trabajan, ella y Luciana ven el corro de mosquitos que se organiza entorno del tubo de luz que está en el techo que cubre la verada y que pertenece al negocio de sus padres.

Luego, miran hacia el suelo. Allí, comienzan a aparecer los cascarudos. Ellas, entonces, se suben al escalón y saltan sobre ellos. Las fascina ver, cómo al reventar, emanan una sustancia blancuzca de consistencia cremosa. Así, pasan la noche hasta que llega la hora de la cena.