Vivir en sociedad no es fácil, menos en ésta de la capital. Sarmiento hablaba de la oposición civilización/barbarie, sin dudas, para mí, la barbarie está aquí en mi día a día.
Como dijo una vez Valeria Grance, hay que ser yegua full time. A continuación, mi historia.
El día de mi cumple, 12 de agosto pasado, miércoles para más datos, mi mamá me dijo que fuera a comprarme una parte del regalo porque ella no sabía de qué se trataba. Entonces, le dije "acompañame a Farmacity, al menos, hacé acto de presencia que queda feo que me lo compre yo". Fuimos, compramos el modelador de pelo, me dijo la chica que tenía 7 días para cambiarlo con el ticket y agradecí el regalo y pensé "lo pruebo después" porque tenía que encontrarme con Ceci y sus nenes a almorzar.
Cuando Ceci y sus muchachos se fueron, me dispuse a hacerme unos buclecitos y... nada. Pensé "voy mañana" porque tenía examen en poco tiempo. Pero algo me dijo "andá ahora, es un toque." Agarré la caja, el ticket y salí.
Le comento al chico que no encendía, me dijo "lo pruebo arriba con la cosmetóloga y vengo." Cuando volvió, me dijo "tenés razón, igual, no te lo puedo cambiar porque acá está roto, vas a tener que llamar a la garantía". "Ajá", le dije, "lo compré roto". "No, pero además de que no enciende, está roto". "Ajá", y mi cara de culo aumentaba, "lo compré roto". "Sí, pero no puedo". "¿Sabés que pasa?", le dije, "lo compré esta mañana, lo abro, no enciende es para que mi mamá se lo lleve a España (mentira al paso) y si espero a la garantía no lo puede llevar y, además, lo compré roto". El chico me dijo que subía a hablar con la gerenta. Cuando vuelve, me dice que por ser este caso lo van a cambiar, pero que roto el cambio no se hace porque le descuenta la empresa la rotura al local. "Ajá", le dije yo, "es que lo compré roto y buscá en depósito porque acá abajo no hay otro". Claro, en el depósito, tampoco. "Mañana entra, si querés, vení mañana". "¿No podés pedir en otro Farmacity?". "No, demora la transferencia, lo que podés hacer es cambiarlo acá por una planchita y cambiar la planchita en otro". "¿No me podés devolver la plata? ". "No, no puedo, llevate otra cosa". "Ajá, ¿sabés que pasa?, las planchitas salen arriba de 100 pesos, más caro que esto, no sólo no traje plata sino que, cuando vaya al otro local, tampoco me van a devolver la plata y voy a tener que llevar algo que no quiero".
En ese momento, ya tenía el culo completo en la cara.
"Bueno, entonces, esperá a mañana". "¿A la mañana?". "No, a la tarde-noche". "Bueno, ya mi mamá no se lo puede llevar, pero está bien, ahora, ¿cómo sé que mañana me lo van a cambiar y no me van a decir que no se puede porque está roto?". "Porque voy a estar yo de encargado". "¿Seguro no podés llamar a otro Farmacity?". "Mirá, hacé esto, llevate la caja y andá al otro local y deciles tu situación y que acá no hay en stock, no les digas nada que está roto (¿cagando a un compañero?) porque no te lo cambian". "Ajá, es que lo compré roto".
Agarré mi cajita, me fui al otro local y el encargado era una de esas personas que merecen el cielo. Solucionó todo y me dijo "qué bueno que viniste rápido porque en tres días te quedabas sin garantía". "¿Cómo?, me dijeron 7 días para cambiarlo". "Sí, pero no te sellaron la garantía que es de un año, así que la perdías". "¿Y quién la firma ahora? ". "Yo, quedate tranquila". Le di las gracias correspondientes y me fui.
Más allá de que ahora está guardado el aparato en el fondo del placard, ¿entienden por qué las viejas paran los autos cuando cruzan con el semáforo que no les corresponde?
No hay comentarios:
Publicar un comentario