Ensonnacionesmarianas es un blog abierto a la reflexión propia y ajena sobre cualquier tema sobre el que deseemos pensar. El ensueño tiene que ver con la idea antigua del sueño como camino al conocimiento (por ejemplo, El primero sueño de Sor Juana).

F(h) Consultora en PYMES y ONGs

jueves, 26 de noviembre de 2009

Teoría psicológica: de perros y gatos

Mi teoría es que las personas son perro o son gato según cuál sea el animal de preferencia. Sé más sobre gatos, así que me extenderé más sobre ellos.

Los gatos tienen personalidad (o gatonalidad) variada y se les nota en la cara. De por sí, por la cara, se puede reconocer el sexo (más cachetón es macho, ya que les sirven para amortiguar zarpazos de sus batallas nocturnas; las hembras tienen la cara más afiladita). Entre machos y hembras, obvio, las más guachitas son ellas, son bravas, mucho más bravas. Además de eso, por la cara, se ve el carácter. Hay gatos pachongones, se les ve la pereza en la mirada, en la expresión. Ese gato duerme y come, no le pidan más (así era mi Pucho, que se murió para seguir descansando). Está el gato al que se le ve en los ojos que son bien hijos de puta, se les nota en la mirada. A estos gatos hay que saber llegarles y, cuando te compran o te eligen (uno le pertenece a la mascota, no la mascota a uno, ellos eligen el dueño siempre), te aman incondicionalmente cual Gato con botas de Shrek. Así, era la Reina, déspota, mala onda, vengativa a más no dar, guacha, peleadora por su territorio (Cuqui bien lo sabe), pero cuando te quería, te quería fielmente hasta el final. Tanto el gato pachongo como el hijo de puta no son muy cariñosos, dan amor si se les antoja y cuando se les antoja. También, está el gato alegre. Se le nota en la cara que vive contento, vive rompiendo las pelotas porque eso lo hace feliz y sabe que, en un punto, te da gracia y te hace reír, esa es su forma de darte amor. Su misión es joder. Así es León, el de ahora. Cualquiera de ellos, es independiente, actúa según su voluntad, no entiende de razones que no sean la propia y no vuelven al pie del amo si éste les hizo daño, en algún momento, la devuelven.

Los perros son como sea su dueño, se adaptan a él. Basta verla a Cuqui para ver que fue criada por una familia de españoles que se habla a los gritos. Ella ladra siempre para avisar cosas y se calienta para el carajo cuando se calienta. Cuqui era una cuando estaba con todos y era malcriada, es decir, como todo malcriado, hacía lo que quería. Hasta que se quedó conmigo y entendió quién manda en casa (gato al margen) y está más sosegada, porque se parece más a mí. Perro maltratado es violento, perro bien educado es un perro. No hay perros malos, sino perros mal enseñados. El perro siempre vuelve a lamer fielmente la mano del amo, aunque éste le pegue.

Yo me defino siempre como gato porque hago lo que se me antoja y, cuando digo antoja, me refiero a que las cosas las hago si me vienen en gana, si no, me siento incómoda y, si alguien me hace algo que no me gusta, la devuelvo. A primera vista, soy el gato hijo de puta, como no entro en confianza rápido (y me molestan los confianzudos) y soy muy seria, doy guachita. Los que me conocen saben que soy pachonga y que me encanta dormir, pero me reconozco más como del tipo alegre, soy muy rompe bolas, ésa es mi forma de dar amor.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Llega el verano...

Uno lo percibe, más allá del clima, por las publicidades que nos venden paranoia, mal estar y complejos.

Estuve hablando con Valu del tema (a esta altura estoy pensando que tiene que tener su columna semanal en el blog). Las mujeres no tenemos que tener celulitis y sí sentirnos unas boludas enchufadas a electrodos, tener la piel brillosa y suave (no te arrugues, dice Hinds) y con destellos luminosos u olor a frutilla, las tetas por el cogote como la Farro y ser felices haciendo un tratamiento mágico de geles que adelgazan, mientras comemos un yogur Ser en la plaza.

Particularmente, el consejo que les doy a las mujeres con las que me cruzo es "para mí, lo que no veo no existe". No soy Moria, me refiero a lo que no veo en mi cuerpo. Para qué hacerme complejos con la celulitis, mejor no me contorsiono a mirarme el trasero.

El yogur de por sí no me gusta, pero la línea Ser menos. Les siento gusto a remedio a los yogures con edulcorante, prefiero comerlos enteros. Aun cuando tuve kilos de más, siempre privilegié lo que me satisfacía y no lo que me tenía que dar menos calorías porque iba a engordar mucho más cuando comiera vorazmente lo que no comí antes.

Respecto de las tetas, qué decir. El otro día, escuché a una de estas vedets del momento decir que se las pinzó y que por eso tiene ese tamaño descomunal. Se ve que, ahora, es el nuevo eufemismo para decir que una se hace las lolas. Como eufemismo, me parece horrible, me suena a que las mujeres somos un pantalón al que hay que ajustar. Otra cuestión con este tema, es el de los corpiños. Está bien, esto, quizás, debería analizarlo en algo que hablara sobre moda. No es posible o es muy difícil encontrar alguno que no venga armado. Si pedís que no tengan relleno, las vendedoras te miran casi con lástima porque, claro, todas desean tener las tetas por allá arriba. Si encontrás uno que no tenga, en general, son de esos que dan lástima. Hay algo que tengo claro y es que no quiero tenerlas ni de plástico ni de goma espuma, soy esta cosa que se ve. Además, no iría con mi forma de ser, no me imagino haciéndome la Silvina Luna por la calle.

Cada una con sus complejos, no digo no tenerlos. Y llega el verano y todas tenemos un muerto en el placar. Hace un tiempo, salieron las cremas para autobroncearse. Tengo menos color que Gasparín y quería tener un poquito, al menos. Tomar sol no me sirve porque si me quemo quedo roja. No me gusta ser blanca, quisiera ser mestiza, pero no puedo. Me compré esa crema. Había que aplicársela y lavarse las manos porque, de lo contrario, las palmas te quedaban naranjas. Pero eso no fue lo que me hizo sentir pelotuda. Un día, me puse a limpiar mi casa. Hacía mucho calor y transpiré mucho. Cuando me fui a bañar, vi que tenía el corpiño blanco teñido en algunas zonas de marrón, algunas zonas del cuerpo decoloradas y algunas con gotas marrones más oscuras que otras por efecto del sudor. Me sentí una pelotuda. Puse las cremas en el tacho de basura y me dije que me conformaría con mi color. Con el tiempo, lo comenté con mi comadre-amiga-compañeradefacu, porque las boludeces tienen un tiempo en que nos cuesta reconocerlas, y nos reímos mucho porque a ella le había pasado algo similar.

Definitivamente, soy así, blanca. Estoy delgada porque no vivo comiendo con mi mamá, que me llena siempre el plato como si fuera un hombre y a mis hermanos varones como si fueran dos hombres. Cuando tuve kilos de más, supe que era por mi adolescencia, luego, los fui bajando sin dejar de comer ni cambiar de alimentación y, después, durante la facu, era por estrés. Hay gente para la que sí es un problema y que puede hacer dietas y ejercicio. Pero, ojo, hay que ir al nutricionista, no hay dietas patrones que sirvan para todos, para cada uno lo que le corresponde. Y, también, seguir los planes todo el año, el verano no te hace adelgazar.

Con el resto, es un poco de aprender a aceptarse, se vive más tranquilo.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Palabras muertas, silencios vivos

Tengo un problema con los publicitarios, los llamados "creativos". Si me quedo con la frase "la imaginación al poder" y ellos son la imaginación, estamos perdidos. De esto, quizás, hable otro día. Lo que quería decir es que, aunque hay miles de publicidades que me están poniendo de los pelos con las cosas que nos venden, hay una de galletitas con la que estoy de acuerdo. La gente pregunta, como hace uno diariamente, "¿cómo estás?" o "¿todo bien?". La respuesta es siempre positiva, menos en un caso en que un chico se retracta y dice "no, en realidad..." y su interlocutora se esfuma. La voz en off dice "el mundo no está preparado para escuchar otra cosa" o algo similar.

Sobre este punto es que quiero hablar. Hay ciertas cosas de vivir en sociedad que me enferman, entre ellas, las frases hechas para determinados momentos. ¿Por qué? Porque nublan la razón, no pensamos lo que decimos, simplemente, lo decimos como autómatas. De alguna manera, son palabras fosilizadas en el idioma. Un caso es el que muestra la propaganda. Otro es en los casos en que alguien muere. Nada me jode más que decir "mi más sentido pésame", ni siquiera sé qué quiere decir "pésame", ni lo busqué en el diccionario. Hay veces en que las palabras me exceden, momentos en que un silencio es mejor. Como dice la canción "cantor si nada dicen tus versos para qué vas a callar el silencio". La semana pasada, sin ir más lejos, me pasó. Una señora me dijo el tan mentado "parece mentira" para hablar de una muerte. Esas situaciones reconozco que me desencajan. Volteé mi cabeza en su dirección y la miré con asombró y pensé "no, señora, no parece mentira, el qué parece mentira, no lo ve ahí". Pero mi boca dijo un "sí" bajito y silencioso porque me quedé en otro plano.

Otra situación que me molesta, es el discurso sobre la gente que muere joven o la gente que muere por fatalidades como accidentes o asesinatos, etc. Como decía mi gran profe Vila, siempre el discurso es "era tan buena persona, una chica de su casa", etc., etc. Nunca es "era una putita, yo la quería tanto" o "era tremendo hijo de puta". Todos somos buenos y con una moral intachable, por eso, este mundo es perfecto ¿no se habían dado cuenta?. Yo, por ejemplo, de un caso en particular, siempre que mento al muerto digo "era un hijo de puta" porque no me sale decir "que descanse en paz" o "Dios lo tenga en la gloria". Además, con esta idea de "era tan buena" o como escuché hace un rato "era catequista, eso habla de cómo pensaba y cómo era ella", realmente, ¿eso habla? ¿Quiere decir que no hay curas, monjas o personas religiosas hijas de puta? No digo que esta mina lo haya sido, probablemente, haya sido buena gente, no lo sé. Pero creo que, a veces, confundimos los términos, si ser catequista implica ser buena gente, entonces, ¿ser ateo es ser hijo de puta? Es más, si la persona asesinada hubiera sido mala persona, tremenda mala persona, cagadora, mal parida ¿se merecía ser asesinada? No. Seguimos confundiendo.

Como confundimos la idea de DDHH cuando se dice que sólo se habla de los de los delincuentes y no de los de las personas víctimas de inseguridad. Señores, son cosas diferentes. Los DDHH existen para defendernos de las cagadas que se pueda mandar el Estado con nosotros porque, precisamente, tiene que cuidarnos, protegernos. Cuando hablamos de inseguridad, supongo que tendríamos que hablar de Derecho Penal. Reconozco que no tengo nociones legales, pero la idea de para qué sirven los DDHH es clara. Y ¿qué tiene que ver esto con palabras fosilizadas? Que, últimamente, el común de la gente tiene la tendencia a repetir lo que escucha en la tele, palabras muertas que su cerebro no mastica, entonces, las traga y las vomita a repetición.

En la actualidad, en el mundo moderno, es difícil el silencio. Se necesita llenar todos los huecos y se dicen muchas boludeces. Una vez, leí una frase que creo que es de Pablo Milanés que dice "prefiero permanecer callado y parecer un idiota y no abrir la boca y no dejar dudas". Cuando no digo nada, es porque sólo tengo silencio.

martes, 10 de noviembre de 2009

Fuga de cerebros

Últimamente, cosas que veo que pasan por acá me ponen bastante triste y me agotan mucho. No entiendo la campaña que están haciendo para que los famosos hablen sobre la inseguridad y el "caos" que impera en este país. Si bien puedo tomármelo en broma, porque es el modo en que trato de tomarme la vida, hay veces que ya no puedo creer lo que escucho.

Hace como una semana, que Rial está dando rosca y rosca que se suma a todo lo que dice TN. Ayer, dijo que, tal vez, algún día se meta en política. En broma, dije que si lo hace me iba a vivir al Congo. Acto seguido, escucho que Georgina dice que, cuando mataron a Vasco, pidió que esto no fuera Colombia y que ya estamos peor. Ahí, en broma, dije que me iba al Congo a vender chipa para llenarme de plata. Luego, que Mirtha y Susana quieren encabezar una marcha contra la inseguridad. Entonces, dije que me iba a buscar un cocotero en el Congo en el cual vivir. Después, Joaquín Galán diciendo que esto se soluciona volviendo a la tradición, la familia, etc (así la educaban en la era franquista a mi vieja). Hoy, a estas alturas, ya vivo en Plutón. Lilita diciendo barrabasadas como que la gente en la calle dice que los quiere matar (a los K), entre otras cosas. La Su dijo que sólo se soluciona con represión.

Detrás de las críticas en América, me huelo la caquita de De Narváez. Y me jode porque la tele muestra a Macri quejándose de los cortes y la situación de mierda. Gente: hola, a este tipo lo están averiguando por escuchas ilegales, por la violencia de la UCEP.

Le están dando a Cristina por haber dicho que la tele se preocupa por los negros cuando están solitos, llorando, con hambre, pero que, cuando quieren organizarse, son unos vándalos. Y es cierto, y le dan por decir "negro". Se entiende el mensaje. No es más ni menos que lo que vive haciendo Grupo Clarín en sus noticieros.

Esta mañana, puse Arriba argentinos, como todos los días, y me reí porque les salió medio el tiro por la culata. Haciendo entrevistas callejeras en la parada del 100 en Constitución por el tema paro de subte, le preguntan a un tipo si lo incomodaba la situación. El señor respondió que no porque apoyaba a los trabajadores, porque le deben dar personería jurídica. A continuación, le preguntan a otro por el "caos" para viajar y el pibe le respondió que para viajar en colectivo era todos los días igual.

Por favor, están caldeando los ánimos al cohete.

Y sí, en este país, hay fuga de cerebros, pero sólo de emanaciones tóxicas.

Hola, soy tu auto

Las publicidades intentan vender la felicidad con objetos. La que más me irrita, que están pasando ahora, es una en que una mujer le habla a un vestido como si se tratara de un hombre y estuviera en plan de conquista. Es de una tarjeta de crédito.

El otro día estuve hablando de esto con Sebas y, ayer, Valu me hizo dar cuenta de lo irracional de algunas cosas. Los formalistas rusos hablaban del efecto de extrañamiento, con elementos cotidianos generar algo que produzca el choque, eso que lo vuelva extraño. Sin embargo, tan confundidas están las cosas hoy y tan acostumbrado está uno, que poca gente tiene la lucidez para generar el extrañamiento en su interpretación (no ya en la producción) y reponer en el lugar extraño, aquello que verdaderamente lo es y sacarlo de lo cotidiano. Ese ser lúcido es Valu, precisamente, que, ayer, me dijo "me acaba de llamar mi auto, me dijo "hola, soy tu auto" ¿cómo no voy a estar mal?". Confieso que, muchas veces, escuché esa publicidad en mi contestador, pero que siempre la ignoré.

Y es que resulta que los objetos están cobrando vida y la humanidad como si nada. Mi ahijada ve unos dibujitos que tienen caras y piensan: unos barquitos, otros trencitos y las herramientas de Manny (perdón si no me acuerdo los nombres). Un día, mi compadre dijo que estaba cansado de que todos los objetos tuvieran cara. Y es que no es sólo eso. Mi comadre se pregunta por qué en el dibujito de Manny las herramientas tienen cara, comen, pero no expulsan y por qué si compra más herramientas, éstas no tienen cara, son inanimadas (además de que Manny no le paga a la ferretera con la que tiene onda, pero si está el hermano sí).

Creo que prefiero que en mi contestador siga apareciendo Germán Kraus ofreciéndome una prepaga...

lunes, 9 de noviembre de 2009

La alienación de la alienación

La polémica Benjamin / Adorno sobre los medios (no fue real, sino que se habla en esos términos por las posturas opuestas que mantenían) tiene que ver con que este último sostenía que los medios masivos generaban un consumo aliendo, mientras que el primero hablaba de una democratización de la cultura. Esto es lo que Eco llama lilitos e integrados. Perdón, quiero decir apocalípticos e integrados.

Por otra parte, Bajtin hablaba de un lenguaje neutro en tanto que se puede revestir de ideología. Los géneros en la novela son concepciones ideológicas estables del mundo, imponen reglas. Este autor, también, respecto de las culturas alta / baja plantea que la primera, la que impone cultura, se ve algunas veces obligada a ceder ciertos espacios para tener popularidad.

La polémica Benjamin / Adorno es un tanto vieja, pero puede continuarse hacia el infinito. Pensemos que una postura intermedia sería pensar que la importancia radica en el uso que se haga de los medios tanto por parte de quienes producen como de quienes consumen.

Actualmente, viendo los medios en mi país, creo que estoy más cerca de la postura de Adorno, aunque es cierto que las épocas cambiaron y hay un problema de responsabilidad ciudadana al aceptar esa alienación y no poder percibir que el lenguaje neutro (aunque, en verdad, no lo es) que pretenden usar los medios está revestido de ideología. Y no está mal que los medios tengan una política editorial que se exprese en los editoriales, precisamente. Sin embargo, las noticias deberían ser lo más objetivas posibles, aunque la objetividad es algo ficcional (todos vemos parcialmente lo que podemos ver, todos construimos el mundo a nuestra manera).

Soy una persona que no cree ya mucho en nada de lo que lee u oye, prefiero empezar a preguntarme y a preguntar a los que saben. Escribo esto porque, el jueves pasado, luego de todo un día de tener TN de fondo, salí a la calle a las seis menos cuarto para ir a italiano y fui derecho a la parada del subte. La ciudad era un "caos", palabra que ese medio adora, y no entendía por qué. Cuando llegué a la estación Congreso, vi que estaba cerrada y pensé "qué boluda, todo el día con TN de fondo y no me di cuenta de que estaban de paro". Con esto quiero decir que, como bien plantea Ramonet, la censura en democracia es la sobre información. Se dice mucho de algo y nada de lo otro y, si bien yo debería haber estado súper anoticiada del paro, la sobre información hace que uno vea un mismo hecho delictivo como si fueran quince o que uno oiga sin escuchar.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Lo único en la vida que se pareció a mi vieja

El cuatrimestre pasado, mi amiga-comadre-compañeradefacu, Noelia, cursó un seminario sobre tango. Como siempre, andaba insegura con el tema para elegir y se me ocurrió proponerle uno que no aceptó y que, realmente, la hizo creer que no estoy muy bien de la cabeza. (Convengamos que ella hizo un análisis de "Tinta roja" que, si bien está muy bueno, también, me hace pensar que muy cuerda no está).

No lo desarrollé. En realidad, es una idea que tengo por dos tangos "Cafetín de Buenos Aires" (Discépolo-Mores) y "Café la humedad" (Cacho Castaña). La idea es analizar el cafetín de Buenos Aires como un útero materno. Sabemos que una cosa es la infancia, que muchas veces idealizamos de grandes como un lugar paradisíaco y otra la adultez.

En la niñez, el chiquilín mira de afuera, el cafetín es el espacio de los mayores. Ese chico tiene un mundo, tiene una madre que lo proteje. De cualquier manera, ese espacio de afuera es frío, en contraposición a la calidez interior cual útero materno del café: cigarrillo, café (elementos cálidos) y los amigos. En "Café la Humedad", tal vez, tomando del otro tango, habla de la humedad, la llovizna y el frío del afuera y como su aliento empaña el vidrio, es decir, lo caliente de su aliento que está en el interior del bar. El café, nuevamente, aunque frío y los cigarrillos (en el cenicero) como lugar del calor. De más, está hablar de la importancia de la humedad en el útero, en este nuevo útero.

Otra cuestión, es el tema de la amistad y de lo lúdico. En ambos tangos, es posible "no pensar más en mí" o alejarse de la muerte. En el útero, paraíso del bebé, la vida, el juego y el calor se hacen presentes.

Por otra parte, las mujeres permanecen fuera del café. Las mujeres que engañan y traicionan pertenecen al mundo frío, el mundo cruel que queda puertas afuera. En ese mundo masculino, en ese ámbito, se recrea esa senación de protección, de infancia, de juego, de placer (aquí, además, del cigarrillo y el café, entra el juego).

Sé que no es un gran análisis, de hecho, confieso no haberme detenido mucho más. No me da la cabeza en este momento para hacerlo.

Esto es para Noe y su papá.

viernes, 6 de noviembre de 2009

La hermana más amada, la libertad

Hay palabras que no son sinónimas, aunque nosotros encontremos vínculos estrechos entre ellas.

Me estaba preguntando qué es el amor, qué es querer a alguien y supongo que, aunque sea el amor algo establecido culturalmente, para cada uno, puede significar algo diferente. Soy una persona que suele regirse por ciertos principios o máximas, una especie de reglas de vida que me pongo a mí misma. Una es no hacerle a otro algo que no quiero que me hagan y, otra, que si quiero a alguien, debo aceptarlo como es. Pienso esto porque soy de los que creen que las personas no son descartables y si me planteo que X es mi amigo quiero que lo sea siempre, aunque haya cosas que me enfermen. Es cierto, también, y muchos no lo pueden entender, que las diferencias son la sal de la vida, si no, no habría posibilidad de empezar de nuevo.

Pensando estas cosas siempre llego a la conclusión de que lo que más me importa es que sepan dejarme libre, que no es lo mismo que sola. No me gusta la gente pegote y, por eso, muchas veces, soy huidiza, hay cosas que me aterran (que me controlen, por ejemplo). También, es cierto que, cuando nos vamos, es porque siempre hay alguien que puede esperarnos y porque están buenos los reencuentros. Lo malo es huir porque no es verdad que soldado que huye sirve para otra batalla, muy por el contrario, suele perderse toda una guerra.

Eso es lo que no me gusta que me hagan, entonces, no me gusta hacerlo. No me gusta cortarle las alas a nadie porque aprendí que, cuando una persona se siente limitada no es feliz y, si no es feliz, no puede hacer feliz a nadie. Tengo la costumbre de intentar (reconozco que uno no siempre puede hacer las cosas en las que cree firmemente) no pedir lo que no me puede ser dado y de aceptar lo que sí. Esto no quiere decir que, muchas veces, me ponga triste porque hubiera querido otra cosa.

Tal vez, esto haya terminado siendo una reflexión pseudo utilísima (las mujeres utilísima me sacan de quicio) y no era mi intención, pero es que no puedo escapar siempre a tener pensamientos femeninos, aunque lo evite intensamente.