Ensonnacionesmarianas es un blog abierto a la reflexión propia y ajena sobre cualquier tema sobre el que deseemos pensar. El ensueño tiene que ver con la idea antigua del sueño como camino al conocimiento (por ejemplo, El primero sueño de Sor Juana).

F(h) Consultora en PYMES y ONGs

sábado, 30 de marzo de 2013

Hace dos o tres semanas que vivo con un nudo en la garganta y que me la paso llorando porque te recuerdo todo el tiempo. Quizás, porque esta vez se está haciendo muy largo el tiempo que llevamos sin vernos.

Hoy, soñé una vez más con vos y, si bien en mi sueño yo sé que tenía la edad que tengo ahora, al despertar me di cuenta de que era una nena muy chiquitita corriendo a los brazos de su papá que la esperaba sentada en una silla. Una vez más, estabas sentado en la casa de Posadas (tal vez, ese sea nuestro lugar de encuentro ahora), vestido con un jean y una campera de jean, como solías hacerlo a fines de los 80.

Mañana, me va a faltar tu saludo por las pascuas, nuestras peleas telefónicas, vos comiendo del otro lado del auricular, preguntándome qué me voy a preparar para comer y cuándo te voy a hacer algo rico a vos.

Mucha gente cree que soy demasiado descarnada para decir lo que pienso. En eso, soy como vos. La verdad duele, duele mucho, pero el mejor regalo que te puede hacer alguien que te quiere es decírtela. Como vos, aquel viernes antes de morirte, seis días antes, en que me llamaste para decirme que te ibas a morir y que querías despedirte, que me querías mucho. Ahora, recién ahora, me doy cuenta de cuánto amor había en esas palabras. A tu manera, rudo, seco. Pero me regalaste la verdad de tu muerte.

Las mejores palabras que tengo para decir no son mías, robo unas que le escribió Galeano a Conti: "y yo ya no tengo cómo decirle que lo quiero y que nunca se lo dije por la vergüenza o la pereza que me daba".

Yo ya no tengo cómo decirte que te quiero, pa.

lunes, 11 de marzo de 2013

Las cosas no suceden de la noche a la mañana. No. Son procesos. Desde hace un tiempo que se viene adjudicando el crecimiento de la inseguridad al gobierno K. De esto se quejan los mismos que no quieren planes sociales ni pagar para mantener "vagos".

Pues bien. Mi mamá decidió cerrar su negocio en el 2003 (porque tuvo la oportunidad de hacerlo y seguir subsistiendo), luego de venir cayendo de a poco desde el año 2000 más o menos y de haber sufrido algunos robos. No, los K no estaban en el poder cuando le comenzó a suceder esto. Tuvo suerte. A los chorritos de su barrio, los espantaba con su locura encima y un tramontina en mano, o diciéndole a la Chiqui "dale, atacá". De más está decir que la Chiqui no hubiera mordido a nadie, porque era la perra del barrio.

Algún día, habrá que entender que todo lo que vivimos hoy es consecuencia de un sistema y de modelos que muchos de los que hoy se quejan por la inseguridad y por los planes supieron apoyar: léase "con los militares estábamos mejor" o votar dos veces al Carlo.

Hay gente que fue pobre desde antes de tener memoria, desde sus padres y desde sus abuelos. Esa pobreza (pobreza estructural) siempre existió como consecuencia de un sistema capitalista que funciona si el que más tiene sigue acumulando más. Pero esa pobreza fue aumentando desde que decidieron ajustar todo y dejar de lado la asistencia social.

Hay dos índices para medir pobreza básicos: el de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) que mide la pobreza estructural (si la familia está en condiciones de hacinamiento, o si no tiene instalaciones sanitarias o si hay un menor en edad escolar que no asista a la escuela). Por otro lado, tenemos la Línea de Pobreza (LP): con el índice de la Canasta Básica Familiar se mide la indigencia (solo lo necesario), con el de Canasta Básica Total se mide la pobreza (incluye servicios). Durante la década del 90, muchas gente era pobre por canasta básica, pero no era pobre estructural, es decir, eran nuevos pobres, los que se fueron cayendo del sistema. Y, también, pasaba lo contrario.

Como dice Alayón, trabajador social argentino, no hay estados nulos, sino que cada gobierno piensa su modelo de estado. En este sentido, plantea que el gobierno menemista se planteó como modelo de estado el neoliberalismo, un estado mínimo, cero intervención. Y que Dios nos ayude, digo yo.

Pobreza y violencia no son sinónimos ni van a la par. Violencia es sinónimo de exclusión, recibimos lo que damos. Violencia es sinónimo de una educación y una salud pública que funcionan mal.

No sé si los K son la solución, pero la prefiero a ELLA antes que al colorado o a Macri. Todo plan tiene por detrás algo más. La Asignación Universal por Hijo contempla ingresar a los niños al sistema: tienen que tener DNI (muchos niños antes nunca eran anotados), tienen que cumplir con la escolaridad y con una libreta sanitaria. Identidad, educación y salud. Poco, no? El Plan Argentina Trabaja tiene como proyecto formar personas para que laburen en cooperativas y puedan sostenerse luego en forma autónoma, no solo se les da dinero, a cambio, ellos deben laburar. Obviamente, como todo, estos planes pueden tener errores, falencias, etc. que dependen de las miserias humanas como siempre, como toda institución tiene sus vicios gracias a la lacra humana. Porque las instituciones no son entes que salen de la nada. Las instituciones tratan de amoldar a todo al mundo al sistema.

Bueno, como planteaban los del movimiento de reconceptualización en trabajo social por los 70, tendremos que pensar cómo usar las grietas de las instituciones para conseguir algo.

Las cosas no suceden de la noche a la mañana. Hay que estudiar historia. Lamento y re puteo todos los días por haber tenido tan pésimos profesores de historia.

domingo, 3 de marzo de 2013

Hoy, me enteré de que mi papá admiraba en mí lo mismo que yo admiraba en él. Y es que éramos tan iguales que no podíamos evitar ser distintos, y querernos con nuestra manera rara de amar a la gente, tan distantes, apenas acariciándola con la mirada y diciéndole te quiero con muchos silencios.

La última vez que lo vi, acaricié su mano para memorizar cada uno de los pliegues de su piel para cuando quisiera volver a acariciársela, del mismo modo en que había memorizado antes las orejas de mi perra. Y, a cada tanto, por las noches, se las acaricio y pienso que somos lo mismo, que no se fue, porque mis dedos son los suyos, y mis sonrisas de medio lado también. Porque, en definitiva, si leo un libro de aventuras o si soy irónica, no puedo evitar reproducirlo a él.

Quizás, admirábamos en el otro lo que cada uno amaba de sí mismo y nuestro amor se transformó en egocéntrico.

Solo sé que no está, pero así y todo, hoy, confirmé que lo conocía como a pocas personas conocí en mi vida.