Ensonnacionesmarianas es un blog abierto a la reflexión propia y ajena sobre cualquier tema sobre el que deseemos pensar. El ensueño tiene que ver con la idea antigua del sueño como camino al conocimiento (por ejemplo, El primero sueño de Sor Juana).

F(h) Consultora en PYMES y ONGs

jueves, 24 de diciembre de 2009

Federico, un desaparecido más


No fue a las cinco de la tarde, a las cinco en punto de la tarde. No. Fue secuestrado en la casa de uno de sus amigos (no se puede llamar a eso detención) y llevado a "paseo", eufemismo que se usaba en España para hablar de fusilamientos. Dicen que murió un 19 de agosto, pero tampoco es un dato certero, se sabe que murió por esas fechas. A su padre, le habían pedido un rescate, el cual fue pagado por él cuando su hijo estaba ya muerto, aunque él no lo supiera. Esto fue durante la guerra. Y aunque quisieron callarlo por republicano y por ser declaradamente homosexual, mataron el cuerpo de un gran dramaturgo y poeta. Pero sigue vivo.

Entre otras cosas, Wikipedia aún hoy dice que su cuerpo fue enterrado en una fosa común junto a los cadáveres de un maestro nacional, Dióscoro Galindo, y los de los banderilleros Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, ejecutados con él y cuya fosa se encuentra en el paraje de Fuente Grande, en el municipio de Alfacar, provincia de Granada. Sin embargo, esto creímos muchos por mucho tiempo. Nunca habían exhumado los cuerpos. Siempre tuve la intención de ponerle flores en ese lugar cuando fuera a Granada porque nunca fui a Granada.

Este año, sentí felicidad cuando dijeron que, por fin, harían las excavaciones correspondientes a pedido de algunos familiares de los otros fusilados. La familia de él se oponía. Pero yo, aunque no me una la sangre con él, siento que me unen esas obras trágicamente españolas, que llevo en la sangre y, también, Buenos Aires. Caminando por Avenida de Mayo, veo el teatro en que estrenó algunas de sus obras, el Teatro Avenida y, también, las placas que lo recuerdan en el Hotel Castelar (lugar donde recrearon la habitación en que se hospedaba) y en el bar Iberia, bar en que pasó tiempo Federico, antes de la guerra claro, si su muerte vino con ella. Ese bar en que supieron juntarse los españoles republicanos y que está en frente de un banco que supo ser el bar España, lugar de encuentro de los nacionales. Y, aunque suene raro, llegó a haber una disputa callejera en que se tiraron sillas de una vereda a la otra porque la guerra había venido con ellos.

Las excavaciones se hicieron y no hay muestras de que nunca nadie haya sido enterrado allí. Cuando leí eso en el diario ayer, casi me pongo a llorar al pensar que Federico, mi Federico, es un desaparecido más. Y es que, aunque no tuviera una tumba propia, sabíamos y teníamos la certeza de que estaba allí. Certeza que perduró, nada más y nada menos que 73 años, la misma edad que tiene mi papá, toda una vida. Y es que fui muy feliz cuando en España empezaron a luchar por recordar con libertad y no digo a recobrar la memoria porque todos sabían y callaban. Pero la memoria o los saberes populares, a veces, fallan. Y la tumba no estaba allí, ni sus huesos.

Porque aunque fuera una fosa común era saber que era su tumba, su memoria, su reposo. Y, de pronto, esos 73 años se esfumaron, para saber que hay que buscar un cuerpo más, varios cuerpos más: el de él y el de quienes con él estaban.

Porque sólo él hubiera podido escribir una muerte tan trágica.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Palabras (de) más, palabras (de) menos

Dice mi amigo Semprún (que no es mi amigo, pero mis escritores preferidos lo son) "el adjetivo reemplaza al concepto, evita la búsqueda de una definición o de una crítica coherente".

Esta frase me pareció iluminadora. Actualmente, los medios y gran parte de las personas que opinan (todos somos opinólogos, categoría de persona que siempre tiene algo que decir sobre algo que no conoce a fondo) adjetivan o califican las cosas o los hechos (a veces, un simple adjetivo, sustantivo o verbo puede dar más una valoración que una definición) sin argumentar en forma coherente. La crítica actual no es coherente. Por ejemplo, la palabra "caos" para hablar de tránsito, "inseguridad" como lema político, "pobreza" como un ídem, etc. Entonces, ¿dónde está la argumentación por detrás de la palabra?

Malentendemos la idea de "criticar", "crítica" y "ser crítico". No quiere decir descuartizar en forma despiadada todo lo que no nos gusta, sino poder hacer un análisis de cualquier objeto (alguno en particular) con argumentos coherentes, sólidos, con fuentes, etc. Ni siquiera pido objetividad porque esta objetividad pretendida me parece irreal, todo sujeto es subjetivo siempre.

En estos malosentendidos, terminamos por no hacernos cargo de los propios dichos cuando caemos en el error. En este descuartizamiento de todo, estuve viendo por 20 días más o menos el reality de la desaparición de la familia Pomar. Nos vendieron todo tipo de historias y, ayer, cuando encontraron sus cuerpos, escuché a un periodista indignado decir todo lo que habían dicho, pero echándole la culpa a la policía. Probablemente, la policía haya cometido errores y en eso no voy a entrar. Pero los periodistas, en este punto, tienen ciertas responsabilidades. Cuando dicen la palabra "hipótesis" (sea una o sean muchas) tienen que entender que son "hipótesis". Y creo, desde mi humilde rincón, que no deberían decir todas las cosas sobre las que se investiga porque creo que caen en el chusmerío barato, en la historia novelada que vende en el momento, sin pensar en la familia que hay detrás. No digo que no informen del hecho, pero podrían hacerlo de otro modo o simplemente mostrar las fotos como ayuda en la búsqueda.

Pongámosle contenido a nuestras palabras.

martes, 8 de diciembre de 2009

La alienación de la alienación II: sobre la utilidad del papel de diario

Los domingos acostumbro a comprar el diario, mejor dicho, el gran diario argentino. Que debe de ser "gran" por la cantidad de papel que trae.

Este domingo, como todos los domingos, lo hice. Al llegar a casa, lo deposité en la mesa. Cualquiera pensaría que lo hago para informarme, pero no, no compraría ese diario para hacerlo. En principio, es una cuestión de costumbre, pero hay una razón más importante: cubrir el pis de mi perra. Sí, sí, mi perra, entre diferentes traumitas que tiene, no hace pis en la calle.

Y he aquí la explicación de por qué compro ese diario no otro. Debo confesar que lo mío fue un análisis del material, la calidad del papel. Y comprobé, a lo largo del tiempo, que el papel que mejor absorbe y más se la banca es la de ese diario. Probé con Página/12, con La Nación y con Crítica y ninguno absorbe tan bien. Es más, comprando el Clarín del domingo, me alcanza para una semana por un valor que menor al que me saldría comprar varias unidades de los otros diarios para la misma función. En mi casa, leer el diario en el baño es casi una invitación, pero es una lectura sorpresa porque depende de la hoja que haya dejado ese día para Cuqui.

También, tiene otra utilidad, la que le voy a dar en unos instantes, secar los vidrios cuando uno los limpia.

Me pasó estar viendo la tele ayer y haberme enterado cuál fue el titular del domingo. Hablaba del crecimiento de la brecha entre ricos y pobres, de su crecimiento en el último año en particular. Para ello, se basaba en datos del INDEC, datos falsos según ellos mismos. Por otra parte, viendo ese mismo programa, 6 7 8, me entero de que no se aclara que esa brecha tiene que ver con un momento de crisis mundial que hubo y que todos conocemos y que, además, disminuyó en comparación con el 2003 (fuente es el blog de Artemio López).

Para ser sincera, no entiendo de estadísticas, sé que hay muchos pobres, pero no sólo no le creía nada ya al grupo, sino que menos se le puede creer a alguien que pone una fuente en la que cree según sus conveniencias.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Teoría psicológica: de perros y gatos

Mi teoría es que las personas son perro o son gato según cuál sea el animal de preferencia. Sé más sobre gatos, así que me extenderé más sobre ellos.

Los gatos tienen personalidad (o gatonalidad) variada y se les nota en la cara. De por sí, por la cara, se puede reconocer el sexo (más cachetón es macho, ya que les sirven para amortiguar zarpazos de sus batallas nocturnas; las hembras tienen la cara más afiladita). Entre machos y hembras, obvio, las más guachitas son ellas, son bravas, mucho más bravas. Además de eso, por la cara, se ve el carácter. Hay gatos pachongones, se les ve la pereza en la mirada, en la expresión. Ese gato duerme y come, no le pidan más (así era mi Pucho, que se murió para seguir descansando). Está el gato al que se le ve en los ojos que son bien hijos de puta, se les nota en la mirada. A estos gatos hay que saber llegarles y, cuando te compran o te eligen (uno le pertenece a la mascota, no la mascota a uno, ellos eligen el dueño siempre), te aman incondicionalmente cual Gato con botas de Shrek. Así, era la Reina, déspota, mala onda, vengativa a más no dar, guacha, peleadora por su territorio (Cuqui bien lo sabe), pero cuando te quería, te quería fielmente hasta el final. Tanto el gato pachongo como el hijo de puta no son muy cariñosos, dan amor si se les antoja y cuando se les antoja. También, está el gato alegre. Se le nota en la cara que vive contento, vive rompiendo las pelotas porque eso lo hace feliz y sabe que, en un punto, te da gracia y te hace reír, esa es su forma de darte amor. Su misión es joder. Así es León, el de ahora. Cualquiera de ellos, es independiente, actúa según su voluntad, no entiende de razones que no sean la propia y no vuelven al pie del amo si éste les hizo daño, en algún momento, la devuelven.

Los perros son como sea su dueño, se adaptan a él. Basta verla a Cuqui para ver que fue criada por una familia de españoles que se habla a los gritos. Ella ladra siempre para avisar cosas y se calienta para el carajo cuando se calienta. Cuqui era una cuando estaba con todos y era malcriada, es decir, como todo malcriado, hacía lo que quería. Hasta que se quedó conmigo y entendió quién manda en casa (gato al margen) y está más sosegada, porque se parece más a mí. Perro maltratado es violento, perro bien educado es un perro. No hay perros malos, sino perros mal enseñados. El perro siempre vuelve a lamer fielmente la mano del amo, aunque éste le pegue.

Yo me defino siempre como gato porque hago lo que se me antoja y, cuando digo antoja, me refiero a que las cosas las hago si me vienen en gana, si no, me siento incómoda y, si alguien me hace algo que no me gusta, la devuelvo. A primera vista, soy el gato hijo de puta, como no entro en confianza rápido (y me molestan los confianzudos) y soy muy seria, doy guachita. Los que me conocen saben que soy pachonga y que me encanta dormir, pero me reconozco más como del tipo alegre, soy muy rompe bolas, ésa es mi forma de dar amor.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Llega el verano...

Uno lo percibe, más allá del clima, por las publicidades que nos venden paranoia, mal estar y complejos.

Estuve hablando con Valu del tema (a esta altura estoy pensando que tiene que tener su columna semanal en el blog). Las mujeres no tenemos que tener celulitis y sí sentirnos unas boludas enchufadas a electrodos, tener la piel brillosa y suave (no te arrugues, dice Hinds) y con destellos luminosos u olor a frutilla, las tetas por el cogote como la Farro y ser felices haciendo un tratamiento mágico de geles que adelgazan, mientras comemos un yogur Ser en la plaza.

Particularmente, el consejo que les doy a las mujeres con las que me cruzo es "para mí, lo que no veo no existe". No soy Moria, me refiero a lo que no veo en mi cuerpo. Para qué hacerme complejos con la celulitis, mejor no me contorsiono a mirarme el trasero.

El yogur de por sí no me gusta, pero la línea Ser menos. Les siento gusto a remedio a los yogures con edulcorante, prefiero comerlos enteros. Aun cuando tuve kilos de más, siempre privilegié lo que me satisfacía y no lo que me tenía que dar menos calorías porque iba a engordar mucho más cuando comiera vorazmente lo que no comí antes.

Respecto de las tetas, qué decir. El otro día, escuché a una de estas vedets del momento decir que se las pinzó y que por eso tiene ese tamaño descomunal. Se ve que, ahora, es el nuevo eufemismo para decir que una se hace las lolas. Como eufemismo, me parece horrible, me suena a que las mujeres somos un pantalón al que hay que ajustar. Otra cuestión con este tema, es el de los corpiños. Está bien, esto, quizás, debería analizarlo en algo que hablara sobre moda. No es posible o es muy difícil encontrar alguno que no venga armado. Si pedís que no tengan relleno, las vendedoras te miran casi con lástima porque, claro, todas desean tener las tetas por allá arriba. Si encontrás uno que no tenga, en general, son de esos que dan lástima. Hay algo que tengo claro y es que no quiero tenerlas ni de plástico ni de goma espuma, soy esta cosa que se ve. Además, no iría con mi forma de ser, no me imagino haciéndome la Silvina Luna por la calle.

Cada una con sus complejos, no digo no tenerlos. Y llega el verano y todas tenemos un muerto en el placar. Hace un tiempo, salieron las cremas para autobroncearse. Tengo menos color que Gasparín y quería tener un poquito, al menos. Tomar sol no me sirve porque si me quemo quedo roja. No me gusta ser blanca, quisiera ser mestiza, pero no puedo. Me compré esa crema. Había que aplicársela y lavarse las manos porque, de lo contrario, las palmas te quedaban naranjas. Pero eso no fue lo que me hizo sentir pelotuda. Un día, me puse a limpiar mi casa. Hacía mucho calor y transpiré mucho. Cuando me fui a bañar, vi que tenía el corpiño blanco teñido en algunas zonas de marrón, algunas zonas del cuerpo decoloradas y algunas con gotas marrones más oscuras que otras por efecto del sudor. Me sentí una pelotuda. Puse las cremas en el tacho de basura y me dije que me conformaría con mi color. Con el tiempo, lo comenté con mi comadre-amiga-compañeradefacu, porque las boludeces tienen un tiempo en que nos cuesta reconocerlas, y nos reímos mucho porque a ella le había pasado algo similar.

Definitivamente, soy así, blanca. Estoy delgada porque no vivo comiendo con mi mamá, que me llena siempre el plato como si fuera un hombre y a mis hermanos varones como si fueran dos hombres. Cuando tuve kilos de más, supe que era por mi adolescencia, luego, los fui bajando sin dejar de comer ni cambiar de alimentación y, después, durante la facu, era por estrés. Hay gente para la que sí es un problema y que puede hacer dietas y ejercicio. Pero, ojo, hay que ir al nutricionista, no hay dietas patrones que sirvan para todos, para cada uno lo que le corresponde. Y, también, seguir los planes todo el año, el verano no te hace adelgazar.

Con el resto, es un poco de aprender a aceptarse, se vive más tranquilo.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Palabras muertas, silencios vivos

Tengo un problema con los publicitarios, los llamados "creativos". Si me quedo con la frase "la imaginación al poder" y ellos son la imaginación, estamos perdidos. De esto, quizás, hable otro día. Lo que quería decir es que, aunque hay miles de publicidades que me están poniendo de los pelos con las cosas que nos venden, hay una de galletitas con la que estoy de acuerdo. La gente pregunta, como hace uno diariamente, "¿cómo estás?" o "¿todo bien?". La respuesta es siempre positiva, menos en un caso en que un chico se retracta y dice "no, en realidad..." y su interlocutora se esfuma. La voz en off dice "el mundo no está preparado para escuchar otra cosa" o algo similar.

Sobre este punto es que quiero hablar. Hay ciertas cosas de vivir en sociedad que me enferman, entre ellas, las frases hechas para determinados momentos. ¿Por qué? Porque nublan la razón, no pensamos lo que decimos, simplemente, lo decimos como autómatas. De alguna manera, son palabras fosilizadas en el idioma. Un caso es el que muestra la propaganda. Otro es en los casos en que alguien muere. Nada me jode más que decir "mi más sentido pésame", ni siquiera sé qué quiere decir "pésame", ni lo busqué en el diccionario. Hay veces en que las palabras me exceden, momentos en que un silencio es mejor. Como dice la canción "cantor si nada dicen tus versos para qué vas a callar el silencio". La semana pasada, sin ir más lejos, me pasó. Una señora me dijo el tan mentado "parece mentira" para hablar de una muerte. Esas situaciones reconozco que me desencajan. Volteé mi cabeza en su dirección y la miré con asombró y pensé "no, señora, no parece mentira, el qué parece mentira, no lo ve ahí". Pero mi boca dijo un "sí" bajito y silencioso porque me quedé en otro plano.

Otra situación que me molesta, es el discurso sobre la gente que muere joven o la gente que muere por fatalidades como accidentes o asesinatos, etc. Como decía mi gran profe Vila, siempre el discurso es "era tan buena persona, una chica de su casa", etc., etc. Nunca es "era una putita, yo la quería tanto" o "era tremendo hijo de puta". Todos somos buenos y con una moral intachable, por eso, este mundo es perfecto ¿no se habían dado cuenta?. Yo, por ejemplo, de un caso en particular, siempre que mento al muerto digo "era un hijo de puta" porque no me sale decir "que descanse en paz" o "Dios lo tenga en la gloria". Además, con esta idea de "era tan buena" o como escuché hace un rato "era catequista, eso habla de cómo pensaba y cómo era ella", realmente, ¿eso habla? ¿Quiere decir que no hay curas, monjas o personas religiosas hijas de puta? No digo que esta mina lo haya sido, probablemente, haya sido buena gente, no lo sé. Pero creo que, a veces, confundimos los términos, si ser catequista implica ser buena gente, entonces, ¿ser ateo es ser hijo de puta? Es más, si la persona asesinada hubiera sido mala persona, tremenda mala persona, cagadora, mal parida ¿se merecía ser asesinada? No. Seguimos confundiendo.

Como confundimos la idea de DDHH cuando se dice que sólo se habla de los de los delincuentes y no de los de las personas víctimas de inseguridad. Señores, son cosas diferentes. Los DDHH existen para defendernos de las cagadas que se pueda mandar el Estado con nosotros porque, precisamente, tiene que cuidarnos, protegernos. Cuando hablamos de inseguridad, supongo que tendríamos que hablar de Derecho Penal. Reconozco que no tengo nociones legales, pero la idea de para qué sirven los DDHH es clara. Y ¿qué tiene que ver esto con palabras fosilizadas? Que, últimamente, el común de la gente tiene la tendencia a repetir lo que escucha en la tele, palabras muertas que su cerebro no mastica, entonces, las traga y las vomita a repetición.

En la actualidad, en el mundo moderno, es difícil el silencio. Se necesita llenar todos los huecos y se dicen muchas boludeces. Una vez, leí una frase que creo que es de Pablo Milanés que dice "prefiero permanecer callado y parecer un idiota y no abrir la boca y no dejar dudas". Cuando no digo nada, es porque sólo tengo silencio.

martes, 10 de noviembre de 2009

Fuga de cerebros

Últimamente, cosas que veo que pasan por acá me ponen bastante triste y me agotan mucho. No entiendo la campaña que están haciendo para que los famosos hablen sobre la inseguridad y el "caos" que impera en este país. Si bien puedo tomármelo en broma, porque es el modo en que trato de tomarme la vida, hay veces que ya no puedo creer lo que escucho.

Hace como una semana, que Rial está dando rosca y rosca que se suma a todo lo que dice TN. Ayer, dijo que, tal vez, algún día se meta en política. En broma, dije que si lo hace me iba a vivir al Congo. Acto seguido, escucho que Georgina dice que, cuando mataron a Vasco, pidió que esto no fuera Colombia y que ya estamos peor. Ahí, en broma, dije que me iba al Congo a vender chipa para llenarme de plata. Luego, que Mirtha y Susana quieren encabezar una marcha contra la inseguridad. Entonces, dije que me iba a buscar un cocotero en el Congo en el cual vivir. Después, Joaquín Galán diciendo que esto se soluciona volviendo a la tradición, la familia, etc (así la educaban en la era franquista a mi vieja). Hoy, a estas alturas, ya vivo en Plutón. Lilita diciendo barrabasadas como que la gente en la calle dice que los quiere matar (a los K), entre otras cosas. La Su dijo que sólo se soluciona con represión.

Detrás de las críticas en América, me huelo la caquita de De Narváez. Y me jode porque la tele muestra a Macri quejándose de los cortes y la situación de mierda. Gente: hola, a este tipo lo están averiguando por escuchas ilegales, por la violencia de la UCEP.

Le están dando a Cristina por haber dicho que la tele se preocupa por los negros cuando están solitos, llorando, con hambre, pero que, cuando quieren organizarse, son unos vándalos. Y es cierto, y le dan por decir "negro". Se entiende el mensaje. No es más ni menos que lo que vive haciendo Grupo Clarín en sus noticieros.

Esta mañana, puse Arriba argentinos, como todos los días, y me reí porque les salió medio el tiro por la culata. Haciendo entrevistas callejeras en la parada del 100 en Constitución por el tema paro de subte, le preguntan a un tipo si lo incomodaba la situación. El señor respondió que no porque apoyaba a los trabajadores, porque le deben dar personería jurídica. A continuación, le preguntan a otro por el "caos" para viajar y el pibe le respondió que para viajar en colectivo era todos los días igual.

Por favor, están caldeando los ánimos al cohete.

Y sí, en este país, hay fuga de cerebros, pero sólo de emanaciones tóxicas.

Hola, soy tu auto

Las publicidades intentan vender la felicidad con objetos. La que más me irrita, que están pasando ahora, es una en que una mujer le habla a un vestido como si se tratara de un hombre y estuviera en plan de conquista. Es de una tarjeta de crédito.

El otro día estuve hablando de esto con Sebas y, ayer, Valu me hizo dar cuenta de lo irracional de algunas cosas. Los formalistas rusos hablaban del efecto de extrañamiento, con elementos cotidianos generar algo que produzca el choque, eso que lo vuelva extraño. Sin embargo, tan confundidas están las cosas hoy y tan acostumbrado está uno, que poca gente tiene la lucidez para generar el extrañamiento en su interpretación (no ya en la producción) y reponer en el lugar extraño, aquello que verdaderamente lo es y sacarlo de lo cotidiano. Ese ser lúcido es Valu, precisamente, que, ayer, me dijo "me acaba de llamar mi auto, me dijo "hola, soy tu auto" ¿cómo no voy a estar mal?". Confieso que, muchas veces, escuché esa publicidad en mi contestador, pero que siempre la ignoré.

Y es que resulta que los objetos están cobrando vida y la humanidad como si nada. Mi ahijada ve unos dibujitos que tienen caras y piensan: unos barquitos, otros trencitos y las herramientas de Manny (perdón si no me acuerdo los nombres). Un día, mi compadre dijo que estaba cansado de que todos los objetos tuvieran cara. Y es que no es sólo eso. Mi comadre se pregunta por qué en el dibujito de Manny las herramientas tienen cara, comen, pero no expulsan y por qué si compra más herramientas, éstas no tienen cara, son inanimadas (además de que Manny no le paga a la ferretera con la que tiene onda, pero si está el hermano sí).

Creo que prefiero que en mi contestador siga apareciendo Germán Kraus ofreciéndome una prepaga...

lunes, 9 de noviembre de 2009

La alienación de la alienación

La polémica Benjamin / Adorno sobre los medios (no fue real, sino que se habla en esos términos por las posturas opuestas que mantenían) tiene que ver con que este último sostenía que los medios masivos generaban un consumo aliendo, mientras que el primero hablaba de una democratización de la cultura. Esto es lo que Eco llama lilitos e integrados. Perdón, quiero decir apocalípticos e integrados.

Por otra parte, Bajtin hablaba de un lenguaje neutro en tanto que se puede revestir de ideología. Los géneros en la novela son concepciones ideológicas estables del mundo, imponen reglas. Este autor, también, respecto de las culturas alta / baja plantea que la primera, la que impone cultura, se ve algunas veces obligada a ceder ciertos espacios para tener popularidad.

La polémica Benjamin / Adorno es un tanto vieja, pero puede continuarse hacia el infinito. Pensemos que una postura intermedia sería pensar que la importancia radica en el uso que se haga de los medios tanto por parte de quienes producen como de quienes consumen.

Actualmente, viendo los medios en mi país, creo que estoy más cerca de la postura de Adorno, aunque es cierto que las épocas cambiaron y hay un problema de responsabilidad ciudadana al aceptar esa alienación y no poder percibir que el lenguaje neutro (aunque, en verdad, no lo es) que pretenden usar los medios está revestido de ideología. Y no está mal que los medios tengan una política editorial que se exprese en los editoriales, precisamente. Sin embargo, las noticias deberían ser lo más objetivas posibles, aunque la objetividad es algo ficcional (todos vemos parcialmente lo que podemos ver, todos construimos el mundo a nuestra manera).

Soy una persona que no cree ya mucho en nada de lo que lee u oye, prefiero empezar a preguntarme y a preguntar a los que saben. Escribo esto porque, el jueves pasado, luego de todo un día de tener TN de fondo, salí a la calle a las seis menos cuarto para ir a italiano y fui derecho a la parada del subte. La ciudad era un "caos", palabra que ese medio adora, y no entendía por qué. Cuando llegué a la estación Congreso, vi que estaba cerrada y pensé "qué boluda, todo el día con TN de fondo y no me di cuenta de que estaban de paro". Con esto quiero decir que, como bien plantea Ramonet, la censura en democracia es la sobre información. Se dice mucho de algo y nada de lo otro y, si bien yo debería haber estado súper anoticiada del paro, la sobre información hace que uno vea un mismo hecho delictivo como si fueran quince o que uno oiga sin escuchar.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Lo único en la vida que se pareció a mi vieja

El cuatrimestre pasado, mi amiga-comadre-compañeradefacu, Noelia, cursó un seminario sobre tango. Como siempre, andaba insegura con el tema para elegir y se me ocurrió proponerle uno que no aceptó y que, realmente, la hizo creer que no estoy muy bien de la cabeza. (Convengamos que ella hizo un análisis de "Tinta roja" que, si bien está muy bueno, también, me hace pensar que muy cuerda no está).

No lo desarrollé. En realidad, es una idea que tengo por dos tangos "Cafetín de Buenos Aires" (Discépolo-Mores) y "Café la humedad" (Cacho Castaña). La idea es analizar el cafetín de Buenos Aires como un útero materno. Sabemos que una cosa es la infancia, que muchas veces idealizamos de grandes como un lugar paradisíaco y otra la adultez.

En la niñez, el chiquilín mira de afuera, el cafetín es el espacio de los mayores. Ese chico tiene un mundo, tiene una madre que lo proteje. De cualquier manera, ese espacio de afuera es frío, en contraposición a la calidez interior cual útero materno del café: cigarrillo, café (elementos cálidos) y los amigos. En "Café la Humedad", tal vez, tomando del otro tango, habla de la humedad, la llovizna y el frío del afuera y como su aliento empaña el vidrio, es decir, lo caliente de su aliento que está en el interior del bar. El café, nuevamente, aunque frío y los cigarrillos (en el cenicero) como lugar del calor. De más, está hablar de la importancia de la humedad en el útero, en este nuevo útero.

Otra cuestión, es el tema de la amistad y de lo lúdico. En ambos tangos, es posible "no pensar más en mí" o alejarse de la muerte. En el útero, paraíso del bebé, la vida, el juego y el calor se hacen presentes.

Por otra parte, las mujeres permanecen fuera del café. Las mujeres que engañan y traicionan pertenecen al mundo frío, el mundo cruel que queda puertas afuera. En ese mundo masculino, en ese ámbito, se recrea esa senación de protección, de infancia, de juego, de placer (aquí, además, del cigarrillo y el café, entra el juego).

Sé que no es un gran análisis, de hecho, confieso no haberme detenido mucho más. No me da la cabeza en este momento para hacerlo.

Esto es para Noe y su papá.

viernes, 6 de noviembre de 2009

La hermana más amada, la libertad

Hay palabras que no son sinónimas, aunque nosotros encontremos vínculos estrechos entre ellas.

Me estaba preguntando qué es el amor, qué es querer a alguien y supongo que, aunque sea el amor algo establecido culturalmente, para cada uno, puede significar algo diferente. Soy una persona que suele regirse por ciertos principios o máximas, una especie de reglas de vida que me pongo a mí misma. Una es no hacerle a otro algo que no quiero que me hagan y, otra, que si quiero a alguien, debo aceptarlo como es. Pienso esto porque soy de los que creen que las personas no son descartables y si me planteo que X es mi amigo quiero que lo sea siempre, aunque haya cosas que me enfermen. Es cierto, también, y muchos no lo pueden entender, que las diferencias son la sal de la vida, si no, no habría posibilidad de empezar de nuevo.

Pensando estas cosas siempre llego a la conclusión de que lo que más me importa es que sepan dejarme libre, que no es lo mismo que sola. No me gusta la gente pegote y, por eso, muchas veces, soy huidiza, hay cosas que me aterran (que me controlen, por ejemplo). También, es cierto que, cuando nos vamos, es porque siempre hay alguien que puede esperarnos y porque están buenos los reencuentros. Lo malo es huir porque no es verdad que soldado que huye sirve para otra batalla, muy por el contrario, suele perderse toda una guerra.

Eso es lo que no me gusta que me hagan, entonces, no me gusta hacerlo. No me gusta cortarle las alas a nadie porque aprendí que, cuando una persona se siente limitada no es feliz y, si no es feliz, no puede hacer feliz a nadie. Tengo la costumbre de intentar (reconozco que uno no siempre puede hacer las cosas en las que cree firmemente) no pedir lo que no me puede ser dado y de aceptar lo que sí. Esto no quiere decir que, muchas veces, me ponga triste porque hubiera querido otra cosa.

Tal vez, esto haya terminado siendo una reflexión pseudo utilísima (las mujeres utilísima me sacan de quicio) y no era mi intención, pero es que no puedo escapar siempre a tener pensamientos femeninos, aunque lo evite intensamente.

sábado, 31 de octubre de 2009

Dicen que la distancia es el olvido...

Pero yo no concibo esa razón... así dice el bolero y voy a explicar por qué estoy de acuerdo.

Desde que nací, no, miento, desde antes de nacer, mi vida está signada por ella, por barquitos caminito de ultramar (si uso palabras que resuenan a Sabina, es porque lo plagio con amor). Mis padres vinieron dejando personas detrás y buscando otras que tenían por delante. Desde bien chiquita, entiendo que hay gente que vive lejos y a la que se puede querer. En mi caso, mis abuelas, mi abuelo paterno, mis tías... Por eso, aprendí desde muy niña qué es la "morriña" gallega, por eso, veía los ojos de mis padres llenarse de lágrimas o sólo de tristezas.

Todos ellos vivían en España y, aunque sólo haya visto dos veces a mi abuela materna siendo muy chica, siempre la quise un montón y la quiero aunque ya no esté porque supo darme momentos geniales.

En esa época, mi abuelo materno y la esposa vivían en Buenos Aires y nosotros en Posadas. Y la Yaya era lo más: jugábamos a Grandes valores del tango y a cualquier cosa que se nos ocurriera.

Con el tiempo, nos vinimos a Buenos Aires y, una vez terminada la secundaria, una amiga (ahora comadre) se fue a vivir a Córdoba y nos vemos más o menos dos veces al año.

A Valéria, la conocí acá, pero, como muestra la tilde en su nombre, es brasileña. Es la hermana mayor que siempre deseé y que la vida me dio. La veo poco, es claro. La última vez fue hace dos años. Estamos en contacto, quiero verla y me duele no poder acompañarla cuando lo necesita.

Mi otra comadre-amiga vive en Lanús. Dentro de toda la gente que vive lejos, está cerca, a una hora de viaje. Siempre pensé que Lanús quedaba en el culo del mundo (mi padrino siempre vivió allí), pero el amor que siento y las ganas de ver a la enana crecer hacen que todo sea breve y paso una semana deseando verlas.

Mi mamá y mi papá tampoco viven en esta ciudad y no los veo muy seguido y doy fe de que son imposibles de olvidar.

En definitiva, la distancia me marca. Escribo esto por una sencilla razón y es que, cuando uno quiere a alguien, no hay olvido posible. Las distancias, a veces, se acortan de otras formas. Una persona que vive en la esquina de mi casa y no me quiere puede estar más distante de mí que Valéria, por ejemplo. Conocí gente que decía apreciarme que estaba un poco más allá, pero no en el fin del mundo, aunque le pareciera que sí y se le dificultara verme. Conclusión: no sé qué entienden por aprecio.

No voy a decir cual mujer de Utilísima que el amor todo lo puede porque, muchas veces, es más intrincado de lo que debería ser. Sólo quiero decir que no deseo que ninguna de estas personas viva a mi lado porque no lo desean, porque tienen sus vidas y son felices, y sería egoísta de mi parte querer que no lo fueran. Porque, cuando nos reencontramos, disfrutamos profundamente de saber que, por un instante, el tiempo y la distancia vencieron al olvido y no existen.

viernes, 30 de octubre de 2009

Silencio

La gente que hace música tiene una forma de expresarlo, pero, quienes escribimos, ¿cómo podemos hacerlo? Sin duda, no es lo mismo que la página en blanco, no es lo mismo que no escribir.

jueves, 29 de octubre de 2009

¿Qué hago con tu dolor?
Si aunque lo llore con mis ojos
y lo grite desde mis entrañas
con mi más profundo silencio
si aunque lo escriba con estas palabras
aún te sigue doliendo.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Una de cal y una de arena

Nunca sé cuál es la buena y cuál la mala, pero, ahora, no importa.

Hoy, tuve una mala noticia. En realidad, estos dos últimos meses son tremendos: enfermedades, muertes, etc., etc., etc. Todo en mi ámbito cercano, no es que hable de las cosas que expande la tele hasta que te estalla el cerebro.

Entonces, se me ocurrió pedir en orkut que me cuenten buenas noticias. Las hay. Es cierto, no es mi ámbito más cercano, pero, a veces, para poder seguir respirando, es necesario ir a buscar las buenas cosas, para no terminar creyendo que nada vale la pena.

Y es que la vida es así. Un circo mágico e incomprensible, que rueda y sigue andando, bello e interminable, inabarcable, triste y profundo en el dolor de la soledad.

No tengo muchas más palabras. Muchas veces, las palabras sobran o, lo que es peor, no alcanzan, no terminan de definir, no pueden dar respuesta. Y, a mí que soy profesora de Letras, que las palabras me falten, no me alcancen o me excedan puede resultarme terrible.

Hoy, le escribí una cartita a mi ahijada que mañana cumple dos años. Le regalo, en ella, la letra "Palabras para Julia" y le digo que los poetas están para ahorrarnos el trabajo de escribir cartas largas y engorrosas, para no intentar decir lo que ya está dicho y mejor. Como dice José Agustín Goytisolo en esa letra, alguien que supo lo que era el dolor, "La vida es bella ya verás / cómo a pesar de los pesares / tendrás amigos, tendrás amor / tendrás amigos".

Parece una tontería, pero es bueno saber que hay alguien, quien sea al lado.

Gracias a quienes me dieron buenas noticias hoy. Esto es para ustedes.

lunes, 26 de octubre de 2009

Soy el que soy

Sé cómo me llamo, dónde nací, en qué fecha, quiénes son mis padres, mis abuelos, mis hermanos, mis tías, mis primos.

Si bien mi pasado familiar es intrincado y este no es el lugar para contarlo, todos sabemos de dónde venimos, aunque nos haya costado ir armando la historia, ese gran rompecabezas que algunos tienen perfectamente armado desde que nacen y a otros se lo han pateado.

Sé qué sangre corre en mis venas, cuáles son mis tradiciones (las practique o no), cuáles son mis culturas, cuáles mis tristezas, cuáles mis alegrías. Veo las fotos y me reconozco en rostros color blanco y negro, en rostros sepia, en rostros color.

Hay rompecabezas que tardan mucho más en armarse que otros.

Hace un tiempo, siento que las abuelas son mis abuelas y, cuando digo "las abuelas", sabemos que me refiero a las de Plaza de Mayo, a las que buscan sus nietos.

Sueño con el día en que ellas encuentren la pieza final para terminar de armar su juego.

domingo, 25 de octubre de 2009

Caetango

Ayer, estuve hablando con Ricardo sobre Caetano Veloso. Sí, voy a hablar otra vez de él. Nada de lo que voy a decir a continuación es un descubrimiento, ni es original, es tan sólo la expresión de un deseo profundo.

Creo que lo que toca lo hace oro. Cómo decirlo. Él es tan artista que, cuando versiona canciones, se las apropia, las mastica, las digiere, las mezcla con su propio ser y las devuelve como si fueran nuevas. Muestras de eso hay sobradas. Y la que me tiene últimamente prendada cual principito colgado de un cometa para volar es "La flor de la canela" de Chabuca Granda, grabada en Qualquer coisa (1975). Aclaro el autor porque, si hay algo que acostumbra a hacer él, es mencionar a los autores de las canciones, los reconoce en ese acto.

Pero, retomando el hilo, vuelvo a las versiones. Cuando canta tango, me emociono. Me gusta que, al versionar canciones de distintos lugares, Caetano intenta imitar el acento. Cuando canta tango, la "y" y la "ll" las pronuncia distinto y, a veces, hasta escuchamos como aspira algunas "s" en un modo rioplatente.

Los tangos que sé que grabó son "Nada" (José Dames y Horacio Sanguinetti). Conocida entre nosotros por el varón del tango, Julio Sosa. Caetano la registró en Omaggio a Federico e Giulietta (1999).



Anteriormente, en Ciculadô vivo (1992), había grabado "Mano a mano" (Carlos Gardel, José Razzano y Celedonio Flores).




En Fina estampa (1994), hace "Vuelvo al sur" (Pino Solanas y Astor Piazzolla), tango con que finaliza la película Sur de Pino Solanas, cantado por Goyeneche.



También, en dicho disco, encontramos "Pecado" (Carlos Barh, Pontier y Francini) y, además, "Vete de mí" de los hermanos Expósito.





Grabó, en 1969, en el disco que lleva su nombre Caetano Veloso, "Cambalache" (Discépolo). Este tango tiene su particularidad. Fue compuesto durante la Década Infame a la cual denuncia en su letra, fue prohibido durante todos los golpes de estado en Argentina desde el momento de su creación. Este tango tiene una versión en portugués, si no me equivoco, de Raúl Seixas.


Sin embargo, el que más me gusta cantado por Caetano es "Barrio de tango". No tengo datos de en qué disco está y es el que más me gusta.

Claro está que él no los hizo puramente tango, sino que, como dije anteriormente, los adaptó e hizo a su modo.

Mi sueño es que, algún día, haga todo un CD de tango y que se llame Caetango. Sí, lo sé, probablemente, sólo lo comprara yo.

sábado, 24 de octubre de 2009

Los gustos, según pasan los años

Hace unos 20 años, mi debilidad eran las jugueterías. Enloquecía cuando pasaba por una, soñaba con qué juguete quería que me compraran. En la adolescencia, juntaba dinero para pasar por la disquería y comprarme CDs que me gustaran. Después, durante la facultad, las librerías me podían, los aros de feria, los bolsos... Ahora, a estos últimos, se le sumaron los bazares y, sí, es la edad.

Lo mismo pasa con todo. Primero, leía novelas infantiles, luego, novelas rosa hasta que llegué al Quijote y otras cosas. Hace 20 años, Serrat me parecía una cosa deprimente de viejo, Sabina, Charly y otros gente incomprensible. Bueno, me convertí en una vieja depresiva que, también, entiende lo que antes no entendía.

Hace unos años, no hablaba con los niños, aunque me gustaran. Ahora, soy maternal con los chicos que me cruzo en la calle y me encanta jugar delirantemente con mi ahijada, aunque, por momentos, me saca de quicio.

Con los padres es igual. De chica, eran casi mis dioses perfectos. En la adolescencia, dejaron de serlo. Ahora, los acepto como son y los elijo de cualquier modo.

Amigos eran todos, cualquiera que se riera conmigo. Desde hace un tiempo que cuento menos, porque cuento sólo a los que saben quién soy, a esos que elegí como hermanos. La gente con la que comparto risas y quiero, es sólo eso, gente que quiero con la que comparto cosas.

Con los hombres pasa lo mismo. Hasta no hace tanto, me gustaba el que era seguro, o sea, el que tenía una vida burguesita muy bien planeada y al que no se le salía nada de su casillero. El artista de mundo me daba terror, hippie ni hablar. Sin embargo, el burguesito y su vida chata me aterran ahora. Para eso estoy yo, es preferible alguien que te lleve contra el viento y que te haga ver que esa vida insegura que no te gusta es fascinante porque se corren riesgos y, sin riesgos, podés terminar apoltronado frente a un televisor muy aburridamente juntos.

En suma, no dejé de ser coherente por cambiar de opinión. Sólo me volví mayor.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Livros

No pretendo ser original con esto, muchos deben de hacer este tipo de análisis. Sólo quiero compartir el tema que preparé para mi último nivel de portugués sobre Caetano y su vínculo con la literatura.

Para empezar, hay que decir que este señor leyó mucho. Cuando era joven, comenzó a estudiar filosofía. Se puso a componer canciones porque se dijo que, en Brasil, quien quiera difundir ideas debe hacerlo con música.

Con relación a la música en sí misma, voy a empezar por la canción "Alegria, alegria". En su libro, Verdade tropical, Caetano cuenta el vínculo del tropicalismo con la antropofagia brasileña. En la década del 20, Oswald de Andrade, miembro de la vanguardia brasileña (llamada en Brasil, modernismo) escribe el "Manifesto antropófago". Allí, habla de la importancia de tomar elementos literarios del exterior, masticarlos y elaborarlos a la manera de Brasil, con elementos brasileños ("tupí or not tupí", dice el manifiesto). Habla de antropofagia y no de canibalismo porque la primera implica un acto ritual. En este sentido, se plantea el tropicalismo. La idea era tomar elementos foráneos y brasileños y hacer una reelaboración de ellos (Carmen Miranda, Roberto Carlos, Jimmy Hendrix, The Beatles, Joao Gilberto, etc.), cuyo resultado mostrara una identidad propia. "Alegria, alegria" es la primera canción que tuvo éxito para el grupo y, en ella, se habla de esa mezcla y la frase que lo resume y que resume la década es "bomba e Bridigit Bardot".


Otra canción que me hace pensar en la vanguardia es "Sampa". Si bien no hay un vínculo estrecho, es una canción que me recuerda a Macunaíma de Mário de Andrade, otro vanguardista. Este libro narra las peripecias de este personaje buscando la muiraquita. Para ello, debe salir de la selva (lo que lo aleja de las icamiabas) e ir a San Pablo. Al entrar, deja colgada su conciencia en la isla de Marapatá y se opera una transformación en él como en toda persona que llega a una gran ciudad. Caetano en la canción dice que, al principio, la ciudad no le gustaba porque él había vivido en otro sueño feliz de ciudad. Digamos que se queda aturdido por esa ciudad, igual que Macunaíma en un principio, hasta que entiende las reglas. Me hace relacionar ambas cosas, también, el hecho de que él hable de los dioses de la lluvia de la ciudad, trasladando parámetros más primitivos. Otro vínculo de esta canción, más estrecho, es con la poesía concreta (retoma ciertos parámetros de la vanguardia) cuando habla de la "poesia concreta" de las esquinas, de sus poetas de campos (los hermanos Campos, quienes tuvieron un vínculo con Caetano).


Por otra parte, hay dos canciones que son fragmentos de escritores. Es el caso de "O navio negreiro" de Castro Alves (1847-1871, poeta romántico) y "Noites de norte" que es un fragmento del libro Minha formaçao de Joaquim Nabuco (1849-1910, político, fundador de la Sociedad Antiesclavista Barsileña y uno de los fundadores de la Academia Brasileña de Letras). La importancia de ambas canciones tiene que ver con que ambos autores eran abolicionistas. El fragmento que toma de la obra de Nabuco es importante porque está extraído del capítulo en que el autor cuenta el momento en que se dio cuenta de que la esclavitud era algo que no debía existir. Nabuco narra cómo para él era algo totalmente naturalizado hasta que un día un esclavo de otra hacienda aparece corriendo y le pide que convenza a su tía de que lo compre o su patrón lo mataría. Cuenta cómo percibió el dolor en la mirada y, desde ese momento, decidió que eso debería cambiar. Es muy diferente al modo de ver el pasado que tiene Gilberto Freire en Casa grande e senzala, ya que este autor habla de ese pasado con nostalgia. Ambas canciones mencionadas se encuadran en cuestiones políticas del pasado, pero que reivindican un origen y, por qué no, rechazan la permanencia de ciertas cosas del pasado.

Otra canción es "A terceira margem do rio", basada en un cuento de Guimaraes Rosa. Caetano tiene la humildad de los grandes. Él dice que Milton un día le dio una música y le pidió que escribiera la letra a partir del cuento. Caetano dice que Milton le dio el trabajo hecho porque había dos grandes por detrás, que él fue una especie de instrumento. Lo llamativo de esta canción es que habla constantemente de la palabra, mientras que en el cuento el padre no habla y se va a vivir al medio del río, precisamente, quedando al margen de su familia y generando que el río tenga otra margen más.

Otra relación es el CD Livros, cuya primera edición tuvo formato de libro con tapas duras. Es en él donde se encuentra el poema de Castro Alves y, además, hay una canción que lleva el mismo título y que habla de la importancia de lo que uno lee. "Mas os livros que em nossa vida entraram / sao como a radiaçao de um corpo negro / apontando pra expansao do universo / porque a frase, o conceito, o enredo, o verso / (e, sem dúvida, sobretudo o verso) / é o que pode lançar mundos no mundo". La lectura expande la imaginación y del pensamiento.

También, Caetano fue personaje. En el libro Teresa Batista, cansada de guerra de Jorge Amado, cuando es el carnaval de Bahia aparecen tanto Caetano como Gil.

Por último, el gran Caetano (a esta altura sabrán que no soy objetiva) escribió Verdade tropical (1997), un libro que cuenta su autobiografía, pero, en realidad, habla de la MPB, pero, además de la literatura, pero, además, de la historia de Brasil y sumando de todo un poco habla de Brasil. Y, aunque no lo crean, se lo dedicó a Silvina Garré. También, fueron editados (1997), Alegria, alegria (1997), Letra só (2003, colección de canciones en forma de libro), O mundo nao é chato (2005, recopilación de diversos escritos de Caetano en diarios, contratapas, etc.).

domingo, 18 de octubre de 2009

No es mala onda...

No me gusta que me digan "negra", "negrita", "negri", ni niguno de los derivados posibles. Tampoco que me digan "Marian". Pueden pronunciar mi nombre en el idioma que más les guste, menos en inglés. Pónganme un apodo y listo.

No me gusta que me pongan la mano en el hombro cuando me saludan, ni que me palmeen la espalda o la pierna, ni que me acaricien la espalda cuando me hablan.

No me gusta que, para pedirme un favor, en lugar de decirme "¿me hacés X favor?", me digan "ya que estás". ¿Ya que estoy qué, al pedo? Hacételo vos, infeliz.

No me gusta que las señoras mayores en la calle me digan "vos que tenés buena vista, ¿te fijarías X cosa?". No, señoras, no tengo buena vista, veo menos que ustedes y, si los lentes no existieran, bien podría ser considerada ciega. Pero, no, en lugar de eso, les hago el favor lo mejor que puedo.

No me gusta que la gente opine sobre mi "crueldad" en la calle si ven que mi perro va con bozal. Si lo hago, es porque hay miles de pelotudos que no saben que no hay que tocar perros ajenos y que el mío muerde si tiene miedo.

No me gusta que, si veo a Rial, soy una pelotuda y si leo el Quijote, pedante o aburrida. Si fuera hombre, nadie me tildaría de tonto por distraerme viendo fútbol y sería normal que yo leyera porque, lamentablemente, hay cosas que todavía son consideradas masculinas. Es más, si fuera hombre, sería un tipo interesante por hacerlo.

No me gusta que todo el mundo me diga "feliz día" el día del amigo porque no soy amiga de todo el mundo.

No me gusta que haya gente que siempre esté esperando que yo haga las cosas bien y que aguante estóicamente cualquier cosa.

No me gustan los cumplidos y, mucho menos, vivir dándome la cabeza con la pared por querer llamar las cosas por su nombre. Si al común le resulta bien vivir haciéndose el pelotudo y echarle la culpa a otro, no es mi problema. Estánquense ustedes en su propia mierda.

sábado, 17 de octubre de 2009

Pereza intelectual

Estoy muy agotada, tengo cansancio físico y mental acumulado. Hace un tiempo que no puedo terminar los libros que empiezo (antes, leía más o menos uno por semana). No puedo hacer siquiera la tarea. No puedo y espero no estar entrando en una onda.

Cuando me levanto, prendo la tele para ver un rato Arriba argentinos y, entre besitos de los buenos días que me irritan, digo "¡ah! esto va a decir la gente hoy". Desafortunadamente, los noticieros no imponen agenda, sino que nos dan opiniones masticaditas. El común de la gente repite, no piensa.

Tuve la sorpresa de ir encontrándome con gente de mi edad a la que no le gusta leer o no tiene la costumbre. Mi sorpresa fue porque esto lo vi en gente ligada a las artes. Percibo que leen sólo aquellas personas que cursan carreras universitarias en la que eso es altamente requerido (filosofía, letras, historia, etc.) y que lo hacen con verdadera pasión. Para el resto, pareciera ser una costumbre extraña. No sólo leer, sino tratar de cuidar un poco la escritura. Hoy, tener faltas de ortografía va unido a una reivindicación de eso como acto de rebeldía.

En una época, tenía la costumbre de leer en el colectivo. Tengo por costumbre hablar y comentar las cosas que leo. En realidad, es una costumbre que controlo bastante porque me fui encontrando con gente que me consideraba pedante cuando hablaba (gente, entiéndanlo, estudié letras, no química, no puedo hablar de átomos) y la pedantería es algo que realmente detesto. Entonces, me limito a hacer esas cosas con gente que se interesa en eso y dejé de poner ejemplos de situaciones de libros para cosas cotidianas. Entonces, hablo de Rial, no es que antes no lo hiciera. Nunca tuve prejuicios tontos. De hecho, reconocí en la facultad ver Rebelde Way y me miraron mal, y me dijeron que sólo ponían Canal a. Bueno, pero volviendo a Rial, parece que si lo veo paso a ser tonta y me rebajan por eso preguntándome si me instruyo viéndolo a él. Es decir, esa misma persona desprestigiaría a una ama de casa que sólo ve eso y no tiene otra información ni otros deseos que ver ese programa y, por lo tanto, descalificaría su palabra ante cualquier hecho. Sí, soy de las personas que creen que la vida se compone de cosas para pensar y analizar, profundas y bellas, y del entretenimiento. Todo en su justa medida vale la pena.

Pienso, entonces, que quienes me creen pedante tienen más pereza intelectual que yo y quienes me creen idiota, mucha soberbia.

Y, entre la gente que me cree pedante y la que me cree idiota, está mi comadre-amiga-compañera de facu, que habla conmigo de Camus, Cervantes, Góngora, Borges, Rial y sus vedetongas entre mate y mate.

viernes, 16 de octubre de 2009

Inquisidores del lenguaje

Las palabras sirven para muchas cosas: para declarar amor, para dominar, para herir, para hacer feliz a alguien. La manera en la que hablamos es un surco en nuestra identidad, refleja lo que somos: edad, nivel social, nivel educativo, lugar de nacimiento, etc.

Últimamente, comencé a percibir que hay una especie de lucha por el conocimiento correcto del idioma. Pero este purismo idiomático, no lo veo en la gente que se dedica a la tarea de enseñar la lengua o a corregir, sino en los que se "ensañan" con alguien por ella. Me empecé a preguntar por qué y creo que es porque saber un poco más al respecto que otro da más porder, más nivel o, incluso, muchas veces, se defenestra el argumento del otro porque hay una letra mal puesta. Lo malo del asunto es que muchas de las personas que acostumbran a hacer esto ultracorrigen (lo hacen en un exceso que los lleva a hacerlo mal) y/o cometen errores de ortografía (muchos de ellos se jactan de no tenerlos). ¿Qué manual de estilo usan?

Como profesora de lengua, me di cuenta de que, cuando corrijo a alguien, suele sentirse incómodo: mi título lo incomoda. Por ese motivo, decidí sólo hacerlo cuando me lo piden y en privado.

Mis preguntas son las siguientes: cuando corregimos a otro ¿por qué lo hacemos? Si lo consideramos un defecto o una carencia (muchas veces, parece que el error se achaca por este motivo), pregunto ¿nos reiríamos de un ciego porque no ve? Sé que me dirán que exagero, pero, si lo consideramos ignorancia, ¿no es más ignorante quien corrige no para enseñar, sino para agredir? En tal caso, si lo consideramos ignorancia-falta-carencia, ¿nos reiríamos de una persona analfabeta?

Conocí a una persona de la que se burlan por estas cosas y, quizás, no soy quién para meterme en rencillas ajenas, pero me molesta que se lo hagan porque creo que llega a un punto en que lo incomodan. Porque vivimos buscando la paja en el ojo ajeno. Como le dije una vez que hablé con él, creo que sus mensajes son claros y que García Márquez reconoce y Alberti reconocía tener muchos errores de ortografía. Y es que no es una vergüenza. Hay muchas cosas que desconozco y no me da vergüenza decirlo. Para eso, existen los correctores de estilo, los de verdad. ¿Puedo quejarme si en internet veo abundantes errores de ortografía? No, porque lo que importa es la rapidez del mensaje. Puedo hacerlo si leo un comunicado de la Presidenta, un examen o algún escrito que formalmente debe estar bien escrito. Pero la Presidenta, también, debe de cometer sus errores y alguien los corregirá porque cuatro ojos ven más que dos y porque todo lo que se escribe para ser presentado debe ser leído varias veces. A mí, suele pasarme que, al releer lo que publico en el blog, tengo que hacer modificaciones por errores de tipeo, mala puntuación, etc. Siempre dudo porque, cuando no lo hacemos, estamos muy lejos del conocimiento. Sólo cuando dudamos buscamos y encontramos.

Las palabras que marqué en negrita arriba son para ejemplificar algunas cosas. Muchos creen que "de que" es incorrecto siempre y, a veces, incurren en el error del queísmo. "Sólo" es una palabra que no debe llevar tilde hace mucho tiempo salvo en casos de ambigüedad y son escasos. Lo mismo ocurre con "este/a", "ese/a", "aquel/a" que deben llevar tilde diacrítica sólo en los casos en que quede poco claro si funciona como pronombre o como adjetivo (como dice Martínez de Sousa, un texto bien escrito no puede dar lugar a ese tipo de confusiones). Sin embargo, cuando escribo "sólo" (solamente) y algunas de las palabras recién mencionadas en función de pronombre sigo poniéndole tilde. ¿Por qué? Por varios motivos. Porque si bien son reglas de varios años, la mayoría de la gente en mi país lo usa de ese modo, así lo aprendí en el colegio y porque me parece importante poder distinguir una palabra cuando es pronombre y cuando no. Por otra parte, hay dos cosas muy frecuentes que muchos no perciben "Hubieron dos cortes", cuando debería ser "Hubo dos cortes" porque no hay sujeto (lo que continúa es un objeto directo) y, por lo tanto, el verbo no debe concordar con nada (es oración impersonal). La otra cosa es cuando se usa una condición negativa: "Si no te bañás, no hay postre". Gran parte de la gente acostumbra a escribir "sino" todo junto y eso es sinónimo de "pero". Además, hay varias construcciones preposicionales mal utilizadas y de otro tipo también. La mala puntuación abunda y la redundancia de palabras es frecuente.

¿Qué quiero decir con esto? Que, cuando me comunico en modo informal, no me importa cómo escribe el otro, porque el objetivo es comunicarme. Que antes de dar certezas a otros, debemos ver cómo lo hacemos nosotros. Que corregir y enseñar nunca deberían ser actos de agresión porque enseñar es un modo de amar. Porque tuve un alumno que no olvidó qué era un objeto directo porque insistí y confié en él y lo premié con un chocolate por mostrarse que sabía y que podía hacerlo.

Este texto se lo dedico a Sebas por el aguante y, a Ricardo, que me corrige mi portugués con paciencia y respeto.

PD: si tienen dudas al escribir o quieren corregir y eseñar, busquen en www.rae.es y consulten el Panhispánico de dudas.

viernes, 9 de octubre de 2009

Dime cómo hablas y te diré quién eres

Ya he hablado otras veces sobre la identidad que otorga la lengua. No sólo el hecho de cuál hablamos, sino también la variedad dialectal que usemos.

La hipótesis que tengo hace bastante tiempo es que, en el Río de la Plata (al menos, en Buenos Aires), somos muy barrocos al hablar. En esa época (¿puedo pensarlo como época o debería pensarlo como estilo? eso es algo sobre lo que se debate), el exceso era la marca, sólo basta ver una iglesia barroca para entender lo que sucederá con la palabra.

En América, hablamos el castellano de un modo diferente a España porque nuestra lengua evolucionó a partir del momento en que la Corona de Castilla (España todavía no existía) llegó a estas tierras. Es por este motivo que hablamos con el sonido de "s" sin distinguirlo de "z/c" como en España; ya que, por aquel entonces, era la forma en que se hablaba en la península.

Algo similar ocurre con el voseo. Si vemos El lazarillo de Tormes, percibiremos que ese personaje lo usa y es que, en aquel momento, era una forma para dirigirse a las personas de rango inferior o la forma en que se hablaban entre sí las personas de menor escalafón. Tratar de "vos" a un caballero era un insulto. En toda América, se combatió su uso por ese motivo, por ser de baja calaña y, desde el colegio, se enseñó a utilizar el "tú" como adecuado. Sólo la Argentina, en la década del 80, lo admitió como norma y, por eso, es reconocido como rasgo identitario nuestro. Sin embargo, existe el uso en otros luagres: en Chile, en Uruguay, en Paraguay, en zonas de Bolivia, en zonas de Colombia (como Medellín), en Chiapas (México) y en Guatemala se vosea (puede variar la forma verbal), pero no es la norma. Por esta razón, cuando Juanes o Arjona vienen a este país, hablan de "vos" en forma natural. Ellos, en realidad, adaptan su forma de hablar para el resto del mundo hispanoparlante.

Bueno, por lo que llamo a nuestra forma de hablar barroca es por el uso del concepto. Podemos decir, en algún punto, que son las figuras retóricas. La idea es decir con una frase o palabras muchas cosas, que estalle la palabra en miles de significados, esa es su importancia barroca. Además del concepto, el uso constante de la ironía para hablar de todo, incluso o especialmente, cuando hablamos de temas serios. Para nosotros, la ironía es una forma de argumentar (a veces, no sé si nuestra ironía es barroca o vino en un barquito con los gallegos que llegaron aquí). También, el uso del lenguaje carcelario o delictivo como el lunfardo, puesto que ya Quevedo usaba el vocabulario de germanía (hermandades de delincuentes).

Algunos procedimientos conceptuales son:

Comparación: "firme como rulo de estatua", "al pedo como bocina de avión", "estar más perdido que perro en cancha de bochas".

Alegoría: esta figura parte de la comparación de dos elementos y se desarrolla a partir de desgranar cada uno de ellos y relacionar cada mínima parte entre sí. El mejor ejemplo actual que encontré es "Tiburón" de Rubén Blades, en que podemos entender la alegoría si sabemos que el tiburón representa a EUA. En el habla cotidiana, no la utilizamos, pero qué grande Charly con su "Canción de Alicia en el país".

Adivinanza: somos grandes contadores de colmos. ¿Cuál es el colmo de...? (no me acordé ninguno).

Metáfora: "barrilete cósmico", "lavate la boca con lavandina" (supone que nuestras palabras son sucias e infectan), "guitarrear" (cuando escribimos cualquier cosa por llenar un examen, no estamos literalmente tocando la guitarra, sino inventando cual payador), "vender buzones", etc.

Otra cuestión importante, es la llamada agudeza verbal. En esto, sí que somos expertos.

Algunas de las que utilizamos son (no son las únicas que existen):

Juego de palabras: "no es lo mismo una salchicha a baño María que a María le metan la salchicha en el baño".

Calambur: es cuando al juntar letras de distintas palabras podemos dar otro sentido. Por ejemplo, el título de la obra de Les Luthiers "Todo porque rías" donde podemos leer "Todo porquerías". Un chiste viejo "En la parada del colectivo, una persona le pregunta a otra ¿hace mucho que espera?, el otro responde, no, yo siempre fui manzana" (es pera). También, por qué no, los nombres "Armando Esteban Quito", "Elba Gallo", "Zoila Vaca de Fernández" y otros.

Dilogía: es el llamado doble sentido y eso es lo que nos sobra. Una palabra puede disparar miles de significados y, es por este motivo, que, cuando hablamos cotidianamente, nos reímos frente al uso del pronombre objeto directo. Una frase como "Me la comí toda", aunque sea en un contexto claro, siempre llevará una risita y alguna acotación como "¿en serio?, ¡qué confesión!". Esto mismo sucede con palabras como "gato", por ejemplo, que tienen más de un sentido y que, usadas en un contexto, pueden disparar chistes de todo tipo. Otros ejemplos: "¿qué le dice un jardinero a otro?, disfrutemos mientras podamos", "capitán, capitán veo unas carabelas, ¿una flota?, todas flotan", "el único éxito que tuve en mi vida fue un cuaderno".

Por eso, considero que hablamos barrocamente, que siempre nos excede la palabra.

Que algún chabón chamuye al cohete...

Estuve pensando sobre una serie de frases que se usan en Argentina que hablan del límite entre la verdad y la mentira: de verdades adornadas con mentiras o de mentiras adornadas con verdades. En general, están todas muy cercanas a la invención, a la creación. Para la identidad, la lengua es algo sumamente importante. Desde hace algún tiempo, sostengo que los argentinos somos muy barrocos a la hora de hablar (en otro momento, deberé sentarme a escribir sobre esto) y creo que ese ingenio verbal lo manifestamos también con las palabras y expresiones de las que voy a hablar.

A saber:
Si uno no sabe nada en un examen, "guitarrea" o "manda fruta".
Cuando un hombre quiere seducir a una mujer o cuando debemos darle una respuesta a alguien o vender algo "chamuyamos", "hacemos el verso" o "vendemos buzones" (este no se usa tanto en la seducción).
Cuando no nos creemos algo, decimos "eso es un cuento" o "eso es un bolazo".

¿Qué es lo que hace que esas expresiones sean tan típicas, tan nuestras, que nos identifiquen tanto? ¿Por qué los argentinos tenemos que tener siempre una opinión o mostrar que sabemos acerca de todos los temas? Si miramos bien, algunas de las palabras o de las expresiones están vinculadas con la creación: "guitarrear", con la payada (se improvisa en el acto); "hacer el verso" o "escuchar un cuento", con la literatura; "vender buzones" por qué no, con el hecho de conseguir lo imposible por medio de la palabras.

¿Será por eso que, cuando queremos que nos crean, decimos "es posta" o que le podemos "decir la verdad de la milanesa" a alguien porque sólo nosotros poseemos el conocimiento? El argentino siempre tiene la respuesta, siempre es verdad y, si la desconoce, "chamuya". En ese límite, nos manejamos al hablar. Siempre nos expresamos con excesos... Después, se dice que los andaluces son los exagerados.

jueves, 1 de octubre de 2009

Somos derechos y humanos...

Sí, es una frase lamentable, pero es la que más fielmente nos refleja como sociedad.

Vivo en una república, lo que indica que tendríamos que basarnos en el principio de igualdad y, sin embargo, no todos tenemos acceso a la misma educación o salud, por poner un ejemplo. "República" viene del latín "res publica", cosa pública, ¿todo público?

Esta última semana, hubo muchas movilizaciones y se planteó el interrogante de siempre ¿qué hay que hacer con los cortes?

A esa pregunta, muchos responden que hay que garantizar el derecho a circular de la misma manera que el derecho a huelga, equiparan ambos derechos. Sin embargo, escuché a Parrilli (creo que ese era su nombre) que es abogado de DDHH y dice que no es lo mismo. Me pareció interesante el planteo que hizo. Este señor dice que, últimamente, se penaliza todo y que, cuando es necesario corregir cosas por medio del Derecho Penal, es porque estamos llegando tarde con la prevención y con el cumplimiento de otros derechos. También, planteó que derecho a huelga y a circular no pueden ser equiparados porque las huelgas, cortes y etc. llegan para reclamar derechos básicos que no fueron satisfechos como vivienda, educación, salud, trabajo, etc., derechos que son humanos y más importantes que el derecho a circular.

A Grupo Clarín, le interesa cuando Bergoglio habla de la violación a DDHH por falta de vivienda y etc. También, si España hace un informe que habla sobre nuestra pobreza. Pero no le interesaban hace 30 años cuando su negocio empezó a crecer, pero no le importa tampoco cuando Abuelas solicita el ADN a los hijos de la dueña del grupo, pero no le importa cuando los piqueteros piden trabajo o reclaman por despidos.

El otro día, vi una película chilena sobre la época de Allende que se llama Machuca. En una parte, la madre del niño pobre reclama que toda la vida tuvieron la culpa de todo los pobres. De hecho, la criminalización de la pobreza viene de antaño con sus leyes de vagos y maleantes, ya en El lazarillo de Tormes se ve reflejado esto. En el siglo XIX, en Argentina, a los "vagos", se los llevaba a pelear a la frontera (que no era frontera, sino deseo de sacarles a los indios sus tierras) para que hoy la gente de la Sociedad Rural tenga sus tierras. Esto, ni más ni menos, es lo que le pasa a nuestro querido gaucho Martín Fierro. Lo llevan por "vago" a la frontera y, cuando regresa, se encuentra sin familia porque lo han dejado. Es decir, sociedad esquizofrénica la nuestra, tenemos como emblema nacional a un ser que hemos criminalizado, dejado sin posibilidades, excluido.
En esta película que mencioné, el cura, en un momento, le dice al niño llamado Pedro Machuca que tiene que hacerse oír (es el niño pobre). Yo agrego: "Deje de poner la otra mejilla. Machuque, Machuca".

Clase mierda argentina

Soy la clase mierda argentina
que vive del qué dirán
y que dice todo aquello que le indican
que tiene que pensar.
La que odia al "negro" piquetero
que se animó a pelear
no como "yo" clase mierda cobarde
que acepta lo que le dan.
Soy la clase mierda argentina
que se regodea en el lujo y el confort
que desea ser rica y no puede
y que rebaja al pobre para sentirse superior
le tira unas moneditas, claro, para,
de noche, dormir mejor.
Soy esa clase mierda argentina
que se encierra para no pensar
que vive de sueños y deseos
de estrés y malestar,
que vive comprando status
malgastando su vida en cuotas que compran
objetos que nunca llegará a disfrutar.
Soy esa clase que tiene
la voz cantante para cantar
por los que fueron acallados y corridos de lugar,
soy esa clase que,
sólo por su plata,
se anima a cantar.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Sentir que es un soplo la vida...


En el libro de Martín Kohan Museo de la revolución, dos personajes hablan sobre este fragmento del tango "Volver". Uno de ellos es una exiliada en México que dice que el tango no afirma que 20 años son nada, sino que el reencuentro lo hace a uno "sentir" que no lo son, pero, al mismo tiempo, darse cuenta de que es mucho tiempo.



Ayer, después de 10 años, me volví a encontrar con Valeria, a quien conozco desde el año 91 cuando estábamos en quinto grado. El motivo fue el bautismo del hijo más chico de Cecilia (mi ahijado), una amiga que arrastro desde la primaria.

Luego del bautismo, estuvimos charlando como si nos hubiéramos visto ayer y como si ese ayer hubiera sido exactamente hace diez años. No, no es ilógico lo que digo. Todo estaba intacto y cambiado al mismo tiempo. Éramos las mismas, pero muy diferentes. Se podía sentir que 10 años no eran nada, que el tiempo pasó volando, pero, en verdad, el tiempo pasó. Eso se notaba en los recuerdos, en cómo nos reímos de nosotras, de las otras (sobre todo de ellas) y de Carlos, claro. También, en que hace 10 años, Ceci no era mamá y Valeria y yo empezábamos nuestras carreras. En que cada una creció a su modo, aunque, en lo esencial, fuera todo igual.

En este punto, así como critico muchas veces internet, facebook y toda cosa similar (aun cuando las uso) debo reconocer que ese bendito facebook nos ha reencontrado y, si al principio trataba de cuidar lo que decía porque no sabía cuál iba a ser la reacción de Valeria, pronto descubrí que sus reacciones eran las mismas de siempre.

Hay gente que no cambia, hay gente segura de sí que sabe cómo mantener intactas las cosas de adentro y que no pierde tiempo haciendo lo imposible por mantener las de afuera (esas, a la larga, siempre cambian). Este es un homenaje para ellas, para Cecilia y Valeria.
Y no se olviden, chicas, la memoria es necesaria para cuando uno necesita ser rencoroso, pero, también, para cuando se reencuentra con la gente... y necesita reírse de otros.

martes, 22 de septiembre de 2009

Las buenas intenciones

Mucha gente me dice que soy medieval y puede ser. Cada vez, me siento menos acorde con el siglo que me vio nacer. Supongo que a mucha gente le habrá pasado siempre porque siempre hubo escritores descontentos con su realidad, pero lo que yo veo a mi alrededor me decepciona.

Estamos viviendo un mundo descartable, las cosas se consumen y desechan con una rapidez increíble. Lamento que eso haya llegado a las relaciones humanas. La gente no se siente satisfecha con nada, cree que puede tener y, por eso, le resulta tan fácil pensar que, por ese motivo, son cosas inútiles y descartables.

Me estuve encontrando con gente que pide que la escuchen y que desaparece a la hora de escuchar, gente que pide ayuda y no ayuda, gente que juega con los sentimientos de uno y desaparece.

No me gusta hablar de "valores" porque me suena a moralina, pero sí hay algo que tengo bien en claro, y es justamente lo que me hace medieval, es que lo más importante para mí es el sentido del honor (por lo que no puede jurar al recibir el título, aunque para uno sea más importante que la patria porque sin honor no puedo defenderla). Sí, suena a caballero con armadura, pero si no lo tuviera no podría decir lo que pienso y lo que siento sin vergüenza, lo que me hace sentir tranquila con mi conciencia. Por ese sentido del honor, es que tengo otros sentidos (qué lindo pensar que tenemos más de seis y que hay más cosas que sentimos de las que creemos) como el de la amistad y sé que, como Diego Alatriste y Tenorio (lean a Reverte), siempre puedo estar con esos que son amigos de verdad tomándome una copa junto a ellos en el bar del Turco cuando no puedo ayudarlos a solucionar sus penas y que tengo siempre la mano sobre la empuñadura de mi toledana para cuando no quede sino batirme junto a ellos.

Sin embargo, en este mundo que es una gran apariencia (ya me estoy poniendo barroca con la idea del ser y el parecer) porque pocos se animan a mostrar su esencia, las palabras no tienen valor: amigo es cualquier persona a quien queremos, cosa que no es cierta, y decimos te quiero con una fácilidad increíble. En general, no me sale mentir, pero por no hacerlo, me cuesta conseguir trabajo, entonces, me di cuenta de que nunca hay que decir la verdad, ni siquiera en un CV. Porque el mundo le tiene miedo a la sinceridad. Y yo, como Aute, digo "dime lo que sientas, no temas si me matas, que yo sólo entiendo tus labios como espadas".

Si escribo esto, es porque conozco a una persona que se me hacía y se me hace diferente en ese sentido, mostraba sentirse incómoda frente a estas mismas situaciones y sentirse alejada un tanto de este mundo. Y no digo que no sea cierto, por el contrario, creo que es lo más sincero que vi en tiempo. Pero todos fuimos moldeados por esta sociedad, con sus reglas y con su cultura, y me desilusiona cuando cae en estas mismas apariencias, en estos mismos actos. Por eso, me pregunto si yo también hago lo mismo, lo que es muy probable. Lamento que la gente pierda la esencia o que no pueda entregarla sinceramente para que los demás la huelan. La buena gente, muchas veces, termina convirtiéndose en egoísta.

Quizás, escribo esto porque está lloviendo y los días lluviosos en Buenos Aires son muy melancólicamente sabinescos, y porque estoy escuchando a Víctor Jara, porque han matado al Che Guevara, porque la república perdió la guerra, porque han muerto las utopías y porque, cada vez más, me cuesta cantar "¡A galopar!" con Rafael Alberti y Paco Ibáñez.

domingo, 20 de septiembre de 2009

La persistencia de la memoria

Así, se llama el cuadro de Dalí de los relojes que se derriten, un cuadro hermoso. Y, hablando de Salvador, estuve viendo la primera parte de La batalla de Chile (Patricio Guzmán, 1975) y me hizo pensar en la importancia de la memoria.


Hay algo que va más allá de la historia que, según Aristóteles, cuenta los hechos como fueron, aunque esto no es cierto, puesto que sabemos que la escriben los que ganan. Por lo tanto, hay algo más importante que es la memoria oral, lo no escrito. Sabemos actualmente que, con la utilización de la escritura de modo más frecuente, comenzó a ser menos necesario retener cosas en la cabeza porque se empezaba a poder a acudir a los libros, la letra estaba guardada. Por ejemplo, el Canto de Mio Cid es un cantar de gesta oral que es puesto por escrito tiempo después, por eso, podemos ver que tiene estructuras que se repiten como formas mnemotécnicas. Los romances, en España, muchas veces, tenían función noticiera para contar los hechos sucedidos. En nuestros días, también, hay cosas que se transmiten oralmenrte y que son de creación anónima. Los cantos en las canchas de fútbol, por ejemplo, pero no sólo. El arroz con leche, Antón pirulero que nos enseña a atender nuestro juego (ya de chicos, nos dicen que no hay que pensar en el otro), la canción de los patitos en la que la mamá le pega al más chiquito por querer quedarse y el elefante trompita, a quien la mamá también castiga. Sí, nos enseñan a mantener el orden por medio del juego. Hay historias que trasmitimos como orales, aunque no sean anónimas: caperucita, la bella durmiente, la cenicienta y, por qué no, el Quijote.

Particularmente, tengo una afición por recuperar mi pasado familiar y mi mamá es una experta en el relato oral con todo lo que eso implica: deformaciones y/o cambios en la historia puesto que el recuerdo tiene que ver con el presente y el modo y los sentimientos que ponemos en el pasado. Muchas veces, recordamos cosas que no vivimos, pero que nos transmitieron, siempre una persona tiene que poder contar la historia. En una matanza, siempre queda algún sobreviviente. Mi mamá cuenta historias y dice refranes, es un compendio de la sabiduría popular. Mi afición por mi identidad familiar me lleva a un interés también por la historia que la rodea, Guerra Civil Española e historia de España, en general.

Con el interés en la historia, llego a un punto que me interesaba. La semana pasada conté que vi La ola. En esa película, un personaje decía que todo ciudadano tiene responsabilidad con su historia. Acá, entra la relación entre el documental que empecé a ver, lo oral y la memoria. Creo que en esta responsabilidad como ciudadanos tenemos que saber hacer llegar a nuestras generaciones venideras todo aquello que sabemos sobre nuestro pasado histórico, en particular, hablo de las dictaduras y de los momentos más cruentos para que no se vuelvan a repetir y para que sepan que pueden luchar.
Quise elegir para finalizar, palabras del último discurso de Allende y me resultó un poco difícil elergir, pero acá van: "Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor".

París, en el mes de agosto


Ayer, sábado 19, fui a ver a Aznavour. Lo que me hizo ir fue una premisa a cumplir que tengo hace algunos años y es que hay gente que hay que verla antes de que se muera. Ya vi a Serrat, a Sabina, a Aute, a Aznavour, a Toquinho. Me quedan Caetano, y Chico, si sucediera el milagro de que viniera.


Claro, como estudio francés, me empecé a enganchar con él por la música hace bien poquito. Tiene canciones que son bellísimas y tiene un estilo que, por momentos, me recuerda a Sandro (cuando canta canciones más melódicas).


Soy una nostálgica de los años 60 y 70, en general. Me gusta escuchar a estos sujetos que mencioné, a Nino Bravo, a Vinicius (que Oxum lo proteja), a Pedro Infante y a Negrete (aunque murieron en los 50) y a la gente maravillosa que hizo soñar con música por esos años.


No soy una nostálgica sólo por el refinamiento en las letras, sino porque fueron décadas en que, al menos, se soñaba con algo, algo tan simple como cambiar el mundo. Es cierto, muchos me dirán "Nino Bravo, ¿cambiar el mundo?". Yo les respondo, escuchen la letra de "Libre" con atención y verán que el joven se va al exilio y que lo detiene una voz de alto de la policía y que lo terminan asesinando, por lo cual, de su pecho brotan flores carmesí. También, hay otras canciones en las que vivía en un pueblo llamado Libertad o soñaba con América como un nuevo Edén, pocos años después de la Revolución cubana.


El romanticismo ha muerto. Creo que como han muerto muchas cosas, entre ellas, la utopía. Las palabras se fueron volviendo triviales y carentes de sentido porque nadie coloca en ellas contenidos que vayan más allá de la imagen que evocan, sentidos duraderos. El romanticismo se tranformó en imágenes cursilonas y vacías, como casi todo por estos tiempos.


Llegué a este punto por Charles Aznavour, en realidad, era de él de quien quería hablar. No me considero romántica porque no me gustan las cosas cursis, como ya dije. Pero escucharlo a este señor de 84 y verlo bailar solo un lento en el escenario, como si lo bailara con una mujer, me hizo ver que el romanticismo es otra cosa. Se perdieron los modos, la galantería, la valentía (los hombres modernos están muy cobardes), las ganas de disfrutar el momento (no pensemos que tenemos que casarnos ya, tiempo al tiempo) y, sobre todo, se perdió la poesía. Basta de príncipes azules.


Mi recomendación es, parejas modernas, pónganse un disco de este buen hombre y disfruten de estar abrazados, disfrutando el instante, imaginando que pasean por París en el mes de agosto.

jueves, 17 de septiembre de 2009

El monolingüismo del otro

No soy una experta en Derrida, por lo cual, acepto correcciones.

Se dio media sanción a la ley de medios, lo cual, estaba esperando. Lo primero que sentí al escuchar la noticia que, claro, lo hice por medio de un noticiero de Clarín fue satisfacción porque pensé "se va a terminar con este discurso único y, a la vez, doble". Y me acordé de Derrida.


Este buen señor nació en Argelia cuando era todavía colonia francesa. Tuvo la "suerte" de que, durante la segunda guerra, le sacaran la ciudadanía francesa a todos los judíos (estuvo diez años sin ella), pero no los alemanes, puesto que no hubo ocupación allí, sino los mismos franceses. Lo que cuenta en el libro que da título a este artículo, es que él habla francés, una lengua que no le es propia. ¿Qué es ser franco-magrebí? Su respuesta es que el guión que separa ambas palabras sólo silencia muchos años de violencia. A él, siendo judío, sólo le enseñaron francés en el colegio, su identidad estaba dada por la identidad de alguien que se la estaba imponiendo. Por lo tanto, se pregunta en qué lengua uno debe escribir su autobiografía.

El libro nace de dos premisas que parecen contradictorias, pero que no lo son.
1- No hablamos más que una sola lengua.
2- No hablamos jamás una sola lengua.


La lengua que hablamos es la lengua materna. En su caso, el autor cuestiona esa idea de que el francés lo sea. Pero, al mismo tiempo, hablamos más de una porque dentro de ella podemos encontrar diferentes registros (hablar de distintos modos según el contexto). Las lenguas no son puras.


Como sabemos, estas siempre han sido instrumento de dominación. El latín se impone en todo el imperio romano, cuando se disgrega, los diferentes centros de poder comienzan a instituir las variedades que se hablaban en sus zonas (lenguas latinas actuales). En el caso del español, en 1492, para unificar dos reinos (el de Castilla y el de Aragón, España no era una todavía, ni lo sería hasta más tarde) los Reyes Católicos conquistaron Granada, imponiendo de ese modo el catolicismo en el sur, expulsaron a los judíos, conquistaron América y Nebrija sacó la primera gramática de la lengua española que fue dedicada a la reina. Con la espada, con la Biblia y la palabra. De más está decir acá, lo que pasó en América.


Por lo tanto, siguiendo con Derrida, este señor hablaba una sola lengua que, al mismo tiempo, no era de él porque van unidas a cuestiones históricas y de formas de pensar. En el colegio, jamás aprendió el hebreo, la prohibición de no hablarlo aparecía con otros velos, dice, en forma silenciosa. Debido a esto, él puede decir que el es monolingüe, pero que no le es propio, es de otro.


Creo que la mayoría de la sociedad argentina está hablando un monolingüismo que no le es propio. Con el monopolio, las alternativas para pensar distinto o reflexionar la información se dificulta. Es complejo analizar distintos puntos de vista para saber cuál queremos que sea el propio. Lamentablemente, esto hace que no haya espíritu crítico o que esta idea se distorsione. Tenerlo no implica estar contra todo, sino poder analizar, pensar, reflexionar las cosas como si fuéramos vacas rumiando la información. Digo que el monopolio tiene un discurso único y doble al mismo tiempo porque, a veces, pueden opinar lo mismo y lo contrario en el transcurso de un mismo noticiero. Podrán decir que eso es independencia, pero sabemos que los medios tienen una línea editorial y que suelen cambiar de opinión según si apoyan al gobierno o no.

Esperemos poder hablar nuestras propias ideas, sólo así seremos libres.