Si uno solo puede ponerse contento con las victorias, es que no ha entendido mucho de la vida.
Pongamos como ejemplo la vida cotidiana. Yo, profesora, profesora de poco puntaje (además), ¿soy una perdedora? Si me dejo llevar por el número, soy una más del montón. Sin embargo, celebro cuando llego a mi casa las victorias diarias. León, Verónica y Pablo riéndose cuando leen el Quijote; Lucía y Elías gritando desde el fondo que el final de la novela estuvo genial. Tamara diciéndome que el año pasado nadie faltaba el día que leíamos. Y llego a mi casa y no me espera una copa, no me espera un millón de dólares. Y, generalmente, sonrío, cansada, ojerosa... sonrío. Porque tuve mi victoria cotidiana.
Entonces, ¿el premio es lo que importa? Como demuestra toda la literatura de viajes, no importa el destino, sino el camino recorrido. Lo que vale es el viaje. ¿Amaste a Mascherano? ¿Te emocionaste con la historia de Lavezzi? ¿Lloraste con Maradona en el 90? Yo soy de las que amo a Maradona porque me dio una alegría en mi infancia... ¿cuál? el mundial 90, un subcampeonato.
Lo que vale es el viaje, el camino, lo vivido. Don Quijote nunca hubiera podido ser don Quijote si no se atrevía a salir al camino y comerse golpes y burlas. Y volvió, y murió cuerdo (lamentablemente). Si no se hubiera atrevido a salir, no podríamos reírnos con él ni aprender de él.
Si alguien cree que solo valen los que ganan, no seas católico, tu dios murió asesinado.
Si alguien cree que solo valen los que ganan, no uses la remera del Che que murió en combate.
Si alguien es capaz de afirmar que solo los que ganan premios son buenos, les digo que lamento que no sepan lo bien qué escribe cartas mi madre.
La historia del mundo está escrita con derrotas y, sin embargo, no siempre el que perdió fue derrotado.
Este mundo algún día debería regirse más por lo que los sentimientos dicen y no tanto por lo numérico. Celebro que mi país celebre un subcampeonato. Somos segundos ¿es poco? Y si hubiéramos perdido contra Holanda ¿era poco? ¿o lo que valen son otras cosas? Y lo celebro porque, como dice Marce La Collins, celebramos una actitud.
En este mundo al revés, de valores y prioridades trastocadas, celebro que mi país celebre el coraje, que celebre el haber sabido ser feliz unos días, que celebre el amar a quien te dio felicidad. En este mundo de valores trastocados, celebro que haya gente que no esté dispuesta a matar o morir por una pelota que rueda y que entienda que el fútbol es fútbol, y que las fronteras son mentales.