Supongo que el amor es eso, esta tristeza profunda que siento.
No fui de los pocos que votaron a Néstor ni de los muchos que luego lo legitimaron.
No fui de los que apoyaron votándola a Cristina.
Soy de los que, luego de mucho ver, se enamoraron por miles de cosas, no creo que haga falta enumerarlas. Y la voté la segunda vez.
Soy de los que lloraron con la muerte de Néstor porque sentía que me quedaba un poco huérfana y, desde ese día, el calco del Censo está en mi puerta porque había gente que convocaba a no ser censado. Sí, un acto de resistencia pelotudo, pero todo el que baje en mi piso ve el calco del censo.
Solo me queda decir miles de gracias y que supongo que esta tristeza es amor, el más profundo agradecimiento a quienes me enseñaron a sentir el peronismo como algo propio.
Espero, como le dije esta mañana a mi perro (de ocho años), que él consiga hacerme el aguante hasta que vuelva Cristina.
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