Como dice la canción, "todavía me emocionan ciertas cosas, todavía creo en mirar a los ojos". Sé que hace mucho que no escribo del mundo que va más allá de mí y es que ando distraída observando otras cosas.
Ayer, tuve una charla con mi ahijada que parecía conversación de mujeres, no por lo adulta que es ella con sus tres años más que ingeniosos, sino por el tema del que hablábamos. Cada vez que ella dice algo que me deja atónita, me doy cuenta de que ella está tratando de crecer y que yo, también, a mi modo.
Me sorprendo ante ciertas declaraciones que hace, como si uno hubiera quedado insensible a todas esas cosas y las fuera descubriendo de nuevo con ella. Selene me enseña a mí a ver el mundo y no a la inversa.
Ayer, entre todas las risas que me regaló, me dijo muchas, pero muchas veces "te quiero madrina" y puedo jurar que mi mundo se reduce a eso en ese instante, y no hay Obama matando a Osama, ni Lilita Carrió pensando "Padre perdónalos porque no saben lo que hacen" que me interese más que esa criatura y ese momento.
Debo reconocer que tanta risa me pareció sospechosa porque Selene y yo hacemos declaraciones de amor cuando nos sentimos mal o cuando hay motivos extras. Le pregunté a la madre si algún compañerito del jardín le gustaba y, cuando le preguntó a ella, la declaración fue "estoy enamorada de Luca". Sé que hay personas que se espantan ante las palabras de adultos en bocas de niños y, probablemente, en el lenguaje de Selene, "estar enamorada" sea el equivalente a que le gusta mucho el nene. La madre, días antes, le había preguntado cómo se daba cuenta de que estaba enamorada y la niña, abriendo los brazos, le dijo "porque el corazón se me pone así de grande".
A veces, los chicos con sus definiciones simples nos regalan un mundo, nos despiertan ante la anestesia en que caemos algunas veces. Debo confesar que, cuando la veo a Selene, me recuerdo mucho a mí cuando era chica. Y, al verla llegar ayer al jardín y quedarse petrificada mirando al niño que le gusta, me hizo acordar a cuando seguía a Federico por todo el patio del colegio para alcanzarle la bolsita.
Tendríamos que ir todas las personas a un curso acelerado de cómo no tener vergüenza de expresar nuestros sentimientos que sea dictado por niños, que nos enseñen a abrazar, a decir "te quiero" sin pudor y sin pensar "qué va a decir".
Sólo sé que, ayer, esa niña y yo estábamos en la misma sintonía y nos dimos unos abrazos y nos dijimos que nos queremos (insisto, de ambas partes es algo totalmente inusual y ninguna de las dos nos sentíamos mal). ¿Será que el 2012 se acerca?
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