Dicen que los nombres determinan la personalidad. No podría decir si esto sucedió con Galán, mi perro, porque ya llegó grandote. De cualquier modo, voy a contar un poco la historia de su nombre.
Cuando se murió Cuqui, siempre pensé que la próxima vez que tuviera un perro tenía que ser perra, chiquita (para poder manejarla en casos de urgencia) y que se iba a llamar Pasionaria, ya que por una cuestión de superstición no le podía poner Inés (dicen que es mal augurio ponerles nombres de personas a estos animales). Pues bien, cuando llegó él, fue todo lo opuesto: perro, grandote y le tuve que poner Galán, apodo del personaje masculino de Inés y la alegría (Almudena Grandes). Este personaje es del PCE y actúa en la guerrilla del Val d'Aran.
Pues bien. Creo que Galán no es comunista, sino anarquista. Cuando salimos de paseo, él es quien toma las decisiones de hacia dónde ir. En realidad, el camino básico es uno, pero sobre ese camino, él va orientando hacia diferentes lugares. Ya se ganó el mote de "Zorro" porque ladra en la madrugada (cuando sale la luna) si escucha voces en tono alto y, en sus paseos nocturnos, se entromete en todas las batallas perrunas que le son ajenas. Las manchas negras alrededor de sus ojos deben de ser su antifaz. Mi perro es libre, no sé si proque vivió en la calle o porque no sé educarlo. Lo cierto es que él no respeta reglas, no tiene Gobierno más que su voluntad, ya que su único Estado es su libertad.
Hoy, en este estado pleno de libertad, decidió que quería ir a pasear a la plaza del Congreso que desemboca en Avenida de Mayo, siempre el límite era la otra plaza. Insistió así que allí fuimos. Pude ver, gracias a él, que en esa plaza viven familias en carpas o en estructuras pequeñas improvisadas con maderas y bolsas de basura. Si bien sabía que, en la otra plaza, viven muchos hombres, ver a estas familias que, para mí, estaban invisibles, fue paralizante. Galán me hizo ver una realidad que desconocía en mi propio barrio. Galán, mi perro callejero, me hizo ver que había que hacer algo. Mi única reacción fue decirle que iba a comunicarme con la Red Solidaria para ver adónde hay que llamar para ver si les dan un lugar.
Pude ver en la plaza una pintada que dice "Terrorismo es silencio en la calle". Y todos los días, quienes paseamos por esas plazas con nuestros perros cometemos el acto terrorista de ver sin mirar y de callar. Porque la violencia no se expresa únicamente como sucedió en Pinheirinho (San Pablo), con el desalojo violento a las familias. Hay otras realidades que provocan desalojos sin violencia manifiesta corporalmente, se dan por la violencia de la economía diaria, del silencio ajeno. El derecho a la vivienda es un derecho humano consagrado en nuestra Constitución y Macri no puede verlo.
Macri, te presto a Galán para que te lleve de paseo y te enseñe un poco la otra realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario