Dice que el duelo por un marido son dos semanas, no seis meses. En ese momento, me pregunté a cuántas personas o seres amó realmente. Estuve mínimo seis meses llorando a un gato, mi gato, y reconozco que a veces recordarlo a él o a la gata de mi hermana me hace un nudo en la garganta.
Cada vez que Lilita dice algo así, no puedo evitar pensar en la mamá de mi amiga, quien enviudó hace un año y un poco porque el dolor y la soledad que tenía esa mujer era imposible de describir porque, aunque uno hablara con ella, siempre la veía sola y sabía que no podía llegar a lo profundo.
Hablar del dolor ajeno gratuitamente me pone de los pelos. Hace 19 años que ocurrió un suceso que empecé a sentir mucho más con el paso del tiempo, quizás, porque fui quitándome de la cabeza la negación al dolor. Si no podía contarle a cualquiera, que es lo mismo que contar con cualquiera, era porque quería que evitaran opinar de lo ocurrido, de mi familia, de mí. Esto último creo que no pude evitarlo ni siquiera con las personas a quienes les confié la situación porque creo que han construído sobre mí la imagen de alguien fuerte, que soporta todo y no es así. Nadie en el mundo soporta todo. Y lo grave de que alguien crea esto es que, en el momento en que lo necesita, no tiene compañía.
Pero, como decía, Lilita no sabe nada del amor si piensa que un duelo, cualquier sea, dura dos semana.
Gracias, definitivas, por los últimos posts, son viscerales, reflexivos y me dieron a pensar muchas cosas.
ResponderEliminarUn abrazo estrecho