Lo deseé y sucedió, como pocas suceden. Fue mágico, quizás, sí. Fue esa parte de poesía que, a veces, sucede en la vida.
En febrero, pensé que quería ir a Mendoza (para un curso que estoy haciendo), aunque en ese momento me dijeran que no era posible. Pero fue. Cuando supe que viajaba, pensé que, a veces, los deseos sí se cumplen.
Pero sucedió algo más. Dos días antes de viajar, me puse muy inquieta. Sentía que algo diferente iba a pasar. Y pasó
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