Ensonnacionesmarianas es un blog abierto a la reflexión propia y ajena sobre cualquier tema sobre el que deseemos pensar. El ensueño tiene que ver con la idea antigua del sueño como camino al conocimiento (por ejemplo, El primero sueño de Sor Juana).

F(h) Consultora en PYMES y ONGs

miércoles, 16 de octubre de 2013

Últimamente, estoy prestando atención a las cosas que dice y que hace la gente en la calle, sobre todo, con relación a niños.

Recién, acabo de ver a un señor de unos cincuenta y algo manejando un taxi, que llevaba dos chicos a la escuela. El taxi estaba parado por el semáforo. Se oía una música movida saliendo del coche, el señor bailaba con su torso y les decía a los chicos "vamos, vamos, arriba el ánimo".

En general, no todo lo que veo y oigo es con tanta onda hacia los chicos. Muchas veces, los adultos no les enseñan la importancia de ser libres y de ser alegres o, al menos, de ponerle una actitud positiva a la vida. La semana pasada, una nena que salía del cole le decía a su papá "tuve que mentirle o me desaprobaba". Y me quedé horrorizada porque, evidentemente, hay docentes que prefieren una mentira a una verdad, que sin querer la estimulan.Antes de ese episodio, había visto a una nena que le contaba algo a un señor (intuyo que era su papá) y este le respondía "está muy mal lo que hacen, pero a veces los adultos son así y no está bien".

A raíz de estas cosas, pienso qué hago yo con los chicos y no lo sé. Pienso, también, por qué este último señor habló de los adultos en tercera persona y por qué yo hice lo mismo más arriba. Y es que, a lo mejor, lo que uno no debe perder es el espíritu alegre e infantil del señor del taxi, no volverse oscuro y cumplidor de normas como se supone deben de ser los adultos. Por mi parte, creo que si adultez implica cordura y seriedad, no será algo que me llegue pronto. Prefiero seguir teniendo momentos para reírme con mis alumnos, para enojarme si me mienten, darles el lugar a que se rían de mí como yo me río de ellos, ubicarme cuando me piden que me ubique, tratar de corregir mis errores cuando me los marcan. A veces, uno no se da cuenta de que el acto de enseñar tiene mucho de aprender (por eso, quizás, en francés se usa la misma palabra para las dos cosas "apprendre"). Por eso, será que, siempre que algo no sale como espero en una clase, pienso cómo era yo a la edad de ellos.

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