Que es lo mismo que decir española, aunque no, aunque sí, aunque no, aunque sí, aunque no...
Había prometido hablar sobre el tema y me había olvidado, como lo recordé, aquí vamos.
Es una respuesta que suelo dar. Hoy, estuve pensando a cada cuánto pienso o menciono a España y me di cuenta de que no hay un día de mi vida en que no piense o no diga algo de ella. Es decir, soy española, ya exageré, aunque sea verdad, podría solamente haber dicho que lo hago todos los días, pero no, dije "no hay un día de mi vida..." y ya para enfatizar exageré la expresión.
Soy española en la melancolía, en viajar lejos en el tiempo y en el espacio cuando una música, española, claro, me transporta.
Lo soy en las costumbres, entiendo a mis alumnos hijos de inmigrantes o inmigrantes ellos porque nos educan en otra cultura y me cuesta ver que la gente me tome como algo rara, aunque además, sea rara.
Una vez, leí en un libro sobre los gallegos que decía que eran bastante retraídos, que no socializaban mucho, que su núcleo era la familia y comencé a comprenderme. Comencé a entender por qué mido a la gente antes de darle mi confianza cuando mi mamá empezó a decirme "eres tan desconfiada que pareces gallega".
Y soy rara al trato, hay gente que no entiende mis silencios cuando estoy conociéndola y, claro, es ilógico, pero es que yo primero conozco a la gente para ver si quiero darme a conocer yo. Los mido, los estudio, aunque, en general, no me tome mucho tiempo. El estudio de la mirada y de las facciones de una cara me permiten sacar conclusiones no tan erradas en pocos segundos, luego, es ver si su discurso se condice con sus actos, eso es fundamental. No confío en quien no actúa acorde con sus palabras.
Soy gallego-asturiana porque soy bajita, muy blanca, más bien cara de luna llena y con pelo corto igual a una paisana. Como me dijo mi profe de historia de España cuando me corté el pelo cortito "ahora, parecés bien asturiana".
Soy trágicamente española, cuento las cosas como las cuenta mi mamá, García Lorca y nosotras un solo corazón. Soy tragicómica para contar las cosas, no hay desgracia familiar que no cuente cagándome de la risa y parezco desquiciada.
Me cantaban "vai vai que te leve o demo" y quedé bastante cuerda, fui educada con educación siglo XVI y sobrevivo. El pan no se pincha porque es el cuerpo de Cristo, si tirás pan a la basura que sea envuelto porque siempre hay alguien que pueda necesitarlo, se come todo lo del plato porque hay gente que no tiene, una señorita no hace eso aunque al varón no se lo reprochen...
Y, en algún punto, la guerra y los silencios familiares siempre están presentes. Pero todo esto, que puede parecer tremendo e invivible, se soluciona con la sidra, el chorizo, la favada, el pulpo y el "Porompompero" de fondo, aunque siempre tengamos tiempo para volver al ruedo de la lágrima con "Suspiros de España".
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