Hoy recordé otras cosas, mis días de bares. Claudia me dijo qué gallego se lo ve, muy Manolito y pensé que me parecía tan natural verlo tan gallego vestido de mozo y viajé... lejos en el tiempo y un tanto en el espacio.
Viajé a las mañanas de Posadas en el bar de los amigos de mi papá, el Sí y, luego, transformado en Le petit. Yo, sentada a la barra con él con mis 6 o 7 años, y del otro lado Alfonso y Manolo sirviendo el café. De vez en cuando, venía un madrileño, bastante joven, lo que me llamaba la atención ya que para mí los españoles eran todos gente más grande. Este señor se parecía a Magnum y lo llamaban "Carajillo", creo que por la costumbre que tenía de pedirse uno. En esas charlas, siempre se hablaba de política y de los negocios, sobre todo de los "cartos" y siempre era en gallego, salvo, claro está, si aparecía "Carajillo".
Ya de grande, estando en Buenos Aires, las charlas con mozos, no era con mozos de bares. En los primeros años, creo que aún tuvimos alguna visita al restorán El mundo donde trabajaba como mozo mi padrino, gallego él también, y donde había trabajado mi papá haciendo lo mismo.
Más tarde, Galicia se fue reduciendo a la Avenida de Mayo, lugar en el que siempre mi papá encontraba a alguien con quien hablar en su lengua y siempre, con ese alguien, hacían el repaso de los muertos o de los conocidos en común que, casi siempre, habían tenido bar o algo por el estilo.
El café de los recuerdos me trajo estos hoy porque en la familia, además de mi papá, hubo abuelo que tuvo bar y, según palabras de mi madre, su tío ganó la carrera de mozos que suele hacerse todos los años. De todos ellos, Manolo y mi padrino siguen vivos y "Carajillo" creo que había vuelto a España.
Este fue hoy mi café de los recuerdos. En homenaje a todos los que ya se nos han ido, a mi papá especialmente y a mi pequeña Galicia de Avenida de Mayo.
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