- Má, ese sillón está sucio.
- Sí, voy a esperar al último día que vengas con el sucio de tu perro para limpiarlo.
- Esa mugre no es del sucio de mi perro, no se sube ahí.
- No, eso es porque el otro día le pasé quitaesmalte a lo que pintó la nena (entiéndase: mi sobrina y su nieta), si nunca fue así de claro.
- No, limpialo con cif y vas a ver que te queda todo el sillón así claro, eso es mugre.
- Con cif, ¿el blanco?
- Sí, así le saqué la mierda a mi sillón.
- No sabía.
- Eres una sucia, ¿no te da vergüenza?... la casa de una señorita, si es solo pasar un trapo, ¿qué van a decir de tu madre si ven eso? ¡Vergüenza debería darte, si yo no te enseñé así! ¿Viste má? En menos de un minuto, tuve el placer de decirte todas juntas las cosas que vengo escuchando hace años.
Solo me faltó decirle, si tienes que llamar a un médico porque te sientes mal y ve eso, ¡què vergüenza!
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