Ayer, salí de mi clase de francés y me tomé el colectivo en Santa Fé y Junín hasta Belgrano y Combate de los Pozos. Un viaje corto. No bien me siento, el señor de adelante le ofrece el asiento a una señora boliviana, la aclaración de la nacionalidad en este caso es relevante porque, debido a eso, se puso a hablar de política. Todo empezó con un "si nosotros no nos ayudamos...". El señor era descendiente de negros y comenzó a hablar sobre la discriminación sufrida por los pueblos originarios y por los negros en América latina. Se sentía en el aire cierta tensión porque empezó a hablar de política en un tono más alto que el que requiere un diálogo entre dos personas y hacía gestos o, quizás eran tics, por lo que a primera vista uno podía pensar que algún problemita tenía. En sólo 20 minutos, pasó de Evo Morales, la dictadura, la economía, Grupo Clarín, etc. Me sentí fuera de la realidad escuchándolo, todas sus palabras eran ciertas. Sin embargo, en ese colectivo, sonaban a puras necedades, del mismo modo en que eran juzgadas las palabras de don Quijote por quienes lo escuchaban. En ese colectivo, sus palabras no pertenecían a la realidad que nos encuadra o en la que pretenden encuadrarnos.
Hoy, fui a ver la película de Pino Solanas. Si Pino hubiera dicho las mismas cosas en el colectivo sin que nadie lo conociera, haciendo gestos extraños, nadie lo hubiera aplaudido como hicieron en el cine cuando la película finalizó.
El loco del colectivo se merecía, también, un aplauso al final.
y lo aplaudiste?? jajaja
ResponderEliminarNo, pero tampoco aplaudo en el cine...
ResponderEliminarPerfeito, Mariana!
ResponderEliminarParabéns pelo post sobre o "louco" e também para a adequada resposta ao valente "anônimo"!
Aliás, a "valentia" se espraia na blogosfera do Brasil, não sabia que o mesmo acontece na Argentina também...
A lo mejor fue un conocido mío y no lo hizo a propósito lo del anonimato.
ResponderEliminarMuchas gracias una vez más, Ricardo.