Ensonnacionesmarianas es un blog abierto a la reflexión propia y ajena sobre cualquier tema sobre el que deseemos pensar. El ensueño tiene que ver con la idea antigua del sueño como camino al conocimiento (por ejemplo, El primero sueño de Sor Juana).

F(h) Consultora en PYMES y ONGs

jueves, 21 de enero de 2010

Soñar no cuesta nada... (despertar, mucho)

Salí de mi casa, esta vez, no para buscar a León sino para pensar. Hoy, aunque siga siendo verano, hace un poco de frío, creo que es lo que genera a veces la soledad. Por el fresco que levantó, llevo unos jeans, una polera abrigadita y unas pantuflas que me trajo mi mamá de España.

La calle está desierta y no porque sea la hora de la siesta, creo que es lo que genera a veces la soledad: la gente puede ir y venir, llenar con sus voces el mundo y nosotros sentirlo vacío como si nada de eso pasara. Ni siquiera León y Cuqui están hoy a mi lado para molestarme o pedirme cariño.

Nada.

Me acerco al cordón de la vereda, pero hoy no vendrán ellas a tomar mate, no... Solamente, me siento y me rodeo las piernas con los brazos y apoyo el mentón en las rodillas. Como acción simultánea, enfoco mi mirada al agua que pasa en la canaleta y me concentro en lo que miro. Lo primero que veo es un recuerdo, Posadas, claro, cuando echábamos a andar hojitas para ver cuánto navegaban e imaginábamos que eso era una gran travesía. Sin embargo, eso es el pasado. Ahora, levanto la mirada para buscar a mi alrededor, pero no tengo siquiera árboles cerca para lanzar una de sus hojas al agua. Vuelvo mi mirada al lugar en que estaba y veo profundamente.

Hay un mundo, la gente viene y va, es muy feliz puedo verlo en sus caras, todos sonríen e incluso se ríen. Lo que me llama la atención es que nadie grita y que la gente se quiere y no tiene complejo en decírselo, que se abrazan y se escuchan, que no esperan del otro algo sólo cuando ellos lo desean sino que están ahí cuando el otro los necesita. Y esa imagen pasa fugaz...

Pero viene otra. En este mundo, no van todos ya felices, pero todos son Diegos Alatriste y Tenorio que están siempre dispuestos a beber una copa mientras escuchan los lamentos de sus amigos y cuentan los propios en el bar del Turco, y que tienen la mano derecha sobre la empuñadura de su toledana siempre dispuesta a ayudar a esos seres cuando no queda sino batirse. Y la imagen se nubla...

Mis lágrimas empañan todo posible sueño y me traen de nuevo al mundo, a este en el que estoy sola con mi silencio, sentada en este día de verano en el cordón de la vereda, abrazada a mis piernas, con el mentón en las rodillas, los ojos con lágrimas y mi alma viajando como una hojita por el agua de la canaleta.

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