F(h) Consultora en PYMES y ONGs
miércoles, 27 de abril de 2011
Callao al 400, en la puerta del Normal 9.
Callao al 400, en la puerta del Normal 9.
sábado, 23 de abril de 2011
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Posadas 12 de agosto de 1981 —
Buenos Aires 26 de agosto de 2009
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Las cosas insólitas de la feria
Fui a la editorial Tusquets para averiguar por un libro que daba por sentado que aún no había llegado a la Argentina. Le pregunto al vendedor, lo busca en la lista y lo encuentra. Su comentario fue que era un pedido raro, ya que el libro no le sonaba, pero, si existe algo que es difícil de encontrar, seguro es algo que Mariana desea (tendré que pensar seriamente en hacer terapia y hablar del tema). Una vez en su mano, el vendedor se dispone a buscar el precio y no lo encuentra, le parece extraño, pero me dice que lo lleva a la caja. Uno de los cajeros toma el ejemplar en sus manos y el otro se lo retira abruptamente y le dice que ese libro no está todavía a la venta y que, evidentemente, llevaron todos los ejemplares del depósito. El muchacho de al lado me pide disculpas, ya que, si bien yo había palpado el libro, es todavía virtual.
Conclusión, no todo lo que percibimos con los sentidos son sustantivos concretos, este era un tanto abstracto todavía.
Debería haberme abrazado a él y salir corriendo ¿no?
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Su alegría y su ilusión provenían del crecimiento del proyecto. Libertad acababa de contarles que se había comunicado con Janaína, su amiga brasilera que vivía en Belo Horizonte. Ésta le había contado del surgimiento de tres cooperativas en Brasil: la primera, impulsada por ella misma en su ciudad, la segunda, en Río, y la tercera, en Bahía.
Soledad no salía de su asombro y deseaba no salir de su felicidad. La idea se extendía más de lo esperado. Se extendía como el agua en el territorio nacional. Creo que el agua nos va a tapar, dijo Soledad. No importa, dijo Sofía, según los científicos, de continuar esta situación, surgirá un nuevo Hombre que vivirá bajo el agua y sólo sobrevivirán aquellos que sepan adaptarse fácilmente a las condiciones de vida más precarias.
Entonces, dijo Libertad, si surgen estos nuevos Hombres ¿podrán, por fin, compartir las vaquitas o nuevamente se pelearán por ellas?
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Libertad estaba en silencio, pero con él decía todo lo que sus palabras no podrían expresar jamás. Mientras jugaba con la pequeña Luna, que iluminaba sobre todo de día, le contaba a Soledad el problema de comunicación que tenía con Gabriel. Cuando estoy triste, le decía, le hablo en francés. Hasta le escribí este poema
Un peu plus de moi (un peu moins de moi)
J’ai froid le cɶur,
tes bisous et tes mains
étaient chauds,
mais pas encoré.
Maintenant, j’ai un sourire peu claire
car, quand tu t’approchait, c’était un mesonge plus.
J’ai froid le cɶur
et mon visage semble fantasmatique.
Pourtant
tu as le sourire d’un ange malin,
tu as des yeux brillants de bonheur
et tu as des cascades comme cheveu.
Même si tu as tout ça
tu n’est plus ici.
Donc,
tu m’a gelé le coeur.
Cuando estoy alegre, le hablo en portugués y, de vez en cuando, le canto Trem das cores de Caetano Veloso. Cuando no nos entendemos, le hablo en español, él único idioma que él entiende y conoce.
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Es una época rara. Desde que tiene uso de razón, la televisión está invadida de políticos que visitan a Bernardo, el dinosaurio, y alternan en la pantalla con Heidi, Los halcones galácticos y otros más.
Pero ésta, en particular, es una época rara. Tal vez, porque se empieza a hacer preguntas.
Las pintadas aparecieron solas en el edificio que está frente a su cuadra sobre la esquina izquierda. Todos los días, luego de la siesta, va a la habitación de sus padres y las lee, «Carlos, no al indulto», y no entiende el mensaje. Después, se va, pero todos los días regresa a esa cita ritual y lee el paredón como interrogándolo con la mirada y lee como pidiéndole una respuesta.