Las diferencias en los resultados son incomprensibles. No está sumando y restando bien y le parece raro porque ella sabe hacerlo desde mucho antes que cualquiera de sus compañeritas. Y es que su hermana, Luciana, la ingresó en el mundo de las matemáticas del mismo modo en que le enseñó a atarse los cordones, entre risas y juegos, del mismo modo en que su hermano cowboy la había llevado a navegar en papel o como el mayor la ayudaba a ser Mónica Seles.
Ella sabe hacerlo, por eso, no disfruta de esas clases y, quizás por ese motivo, hace la tarea con indiferencia. Con el tiempo, aprenderá que no sabemos las cosas cuando creemos saberlas, sino cuando más dudamos de ellas, que al conocimiento se sube por una escalera.
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