Ensonnacionesmarianas es un blog abierto a la reflexión propia y ajena sobre cualquier tema sobre el que deseemos pensar. El ensueño tiene que ver con la idea antigua del sueño como camino al conocimiento (por ejemplo, El primero sueño de Sor Juana).

F(h) Consultora en PYMES y ONGs

viernes, 22 de abril de 2011

Que el escenario te tiña las canas

Me gusta mucho ir a espectáculos, de diferente índole, especialmente, a recitales. Con estos últimos, tengo la política de que hay gente que uno debe de ver antes de que se mueran, que dejen ese surco en nuestra memoria al que podamos volver para disfrutar de lo vivido una vez más.

Creo que ya comenté anteriormente que, gracias a esta política que tengo, ya vi a Toquinho (lástima que Vinícius haya muerto), Serrat y Sabina juntos (como me dijo Ale, ojalá que no nos demenciemos y olvidemos esta noche), Aute (creo que no se repetirá, es muy raro el señor, pero marcó una época), Charles Aznavour (qué seductor, con sus 83 años bailaba y seducía más que estos chiquitos nuevos), Ismael Serrano y Plácido Domingo fue lo último en este año. Plácido, por quien me sacaría el sombrero, la cabeza, los pelos, los ojos y cualquier cosa por hacerle las reverencias acordes con su talento, que va más allá de esa voz.


Este año, empecé más que bien en materia de espectáculos, aunque no haya podido conseguir entradas para Sabina. Joaquín, sabelo, muy a mi pesar pensaba pagar hasta 400 pesos por verte y digo a mi pesar porque creo que una butaca no puede valer eso, pero, de ahí a tener que conseguir entradas por internet al doble de precio, no caigo, en esa no.


Decía que empecé mi año de shows con Plácido en la 9 de julio, bajo un cielo hermoso con un señor que cantaba para mí (del resto me olvidé) "El día que me quieras" y me prometí tratar de ir al Colón el año que viene si se presenta. Sí, es probable que este señor consiga que, por segunda vez en la vida, yo entre en el Colón (la primera fue para ver a mi amado Saramago, a quien por suerte vi antes de morir).


Es buenísimo ir a shows y que te hagan sentir cosas desde lo más profundo. Con Plácido, pensé que si Dios existe desde luego estaba un cachito en su garganta. El otro día, fui a parque Centenario a ver el show Pasión tango con Hernán Piquín, Cecilia Figaredo y la compañía Fusión tango. Primero, pensé "Mariana, evitá seguir el curso de tango porque nunca bailarás así". Sin embargo, lejos de deprimirme, lo que pensé fue que, evidentemente, cada uno nace para una cosa en esta vida, Plácido, para (en)cantar; este grupo, para bailar. Sentí en ellos que lo hacían con la misma pasión con la que yo voy a la escuela. Y esta cabecita delirante pensó una cosa más, pensó que en algún momento debería tener algún hijito para poder contarles estas cosas en un futuro a mis nietos. Sé que es un tanto extraño pensar algo así, pero nuestros descendientes son los encargados, siempre, de mantener la llamita de la memoria encendida.


Para finalizar, lo que puedo decir después de haber visto a estos dos señores (aunque Plácido ya tiene su merecido pedestal) es que la humildad y la generosidad pueden no llevarte lejos, pero, sin dudas, te harán más grande. El primero ya tuvo la suerte de que el escenario le tiñera las canas, espero que el segundo corra la misma suerte. Y deseo que a ambos el fin del mundo los pille bailando.

1 comentario:

  1. mariana...hermosa tu reflexion...y nada mas cierto que todo lo que expones aca. todos tenemos una mision es cierto..sin dejar de lado las cosas que te gustan...como bailar tango...GRACIAS por estas palabras yque el fin del mundo nos pille a todos bailando, cantando o haciendo algo que verdaderamente nos haga feliz!!!

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