Ensonnacionesmarianas es un blog abierto a la reflexión propia y ajena sobre cualquier tema sobre el que deseemos pensar. El ensueño tiene que ver con la idea antigua del sueño como camino al conocimiento (por ejemplo, El primero sueño de Sor Juana).

F(h) Consultora en PYMES y ONGs

jueves, 14 de abril de 2011

Todo sucedió muy de repente. El tiempo se me está acabando. Los pensamientos van veloces. Somos cinco en el coche, yo estoy en la parte trasera, justo en el centro. Parecía que nos iban a asaltar y el conductor aceleró hasta morir... sí, quedó muerto y pude controlar el coche casi en medio de un desmayo. Pero lo que comenzó como un asalto y, así, lo consideré durante unos segundos... Padre nuestro que estás... ¿cómo era? ¿cómo era? ¿cómo era, che? El coche quedó detenido y se acercó un hombre de cabello ondulado hasta la altura de los hombros por la ventana, no cabían dudas de que era un asalto, mi compañera de la izquierda, la que está al lado de esa ventanilla le clavó un puñal en el vientre, en ese instante, él le incrustó una especie de dardo mortal en el cuello y la última reacción de ella fue hacer lo mismo en el cuello de él antes de desfallecer. Percibí que no era un asalto, que era algo más, un enfrentamiento entre dos bandos, una guerra en fin. Él me quedó mirando... ¿en los cielos? me miró con esos ojos negros en una forma penetrante y amenazadora a la vez y me dijo "también, tengo uno para vos" y disparó, y sentí de inmediato este cosquilleo que tengo por el cuerpo, me comenzó a invadir la muerte, la sensación de que todo se aflojaba y comencé a rezar "Padre nuestro...", pero no lo recordaba y, en la desesperación, recordarlo me resulta más difícil. La mujer que está en el asiento delantero me dijo "qué raro vos rezando si sos atea" y sólo conseguí tomarla por el brazo y desesperadamente pedirle que me ayudara a recordar esa oración, es lo único que me queda, la única sensación de esperanza desesperada, rezarla, decirla, recitarla, aferrarme a algo porque lo único que deseo es ver una vez más a mis hijos y a Enrique...

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