Ensonnacionesmarianas es un blog abierto a la reflexión propia y ajena sobre cualquier tema sobre el que deseemos pensar. El ensueño tiene que ver con la idea antigua del sueño como camino al conocimiento (por ejemplo, El primero sueño de Sor Juana).

F(h) Consultora en PYMES y ONGs

domingo, 7 de febrero de 2010

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Ese otro escenario de fantasías quedaba en La Matanza. María las esperaba ansiosa, algo ya le había contado Sofía. Cuando llegaron, se encontraron rodeadas de la más absoluta pobreza, hambre, desesperanza, esperanza, fe, política, paco y otras yerbas, trabajo se confundían y se fundían. María y su madre las recibieron con los brazos abiertos. Luego de los primeros intercambios de palabras corteses, Libertad le preguntó a María si tenía una sábana, preferentemente blanca. Mientras la fue a buscar, apareció el novio, que fue despachado en seguida por Ana, la madre de María, diciéndole que el novio no podía ver el vestido. María regresó con su mejor sábana que estaba un tanto raída y amarillenta, tenía cara de tristeza y dijo que ella soñaba con algo mejor que una sábana sucia y vieja. Sofía le dijo que sería la novia más bella y Libertad le dijo que utilizarían técnicas de envejecimiento como las que se realizaban en San Telmo y que tendría el vestido más soñado. María aún no comprendía y tocaba su vientre a penas incipiente. Sofía le hizo un chiste para que disipara las nubecitas de su cara y, luego, le dijo que se quitara la ropa y que se pusiera la sábana en el modo que más lo deseara y que jugara a que se iba a casar. María accedió y se colocó la sábana como una toalla cuando se sale de duchar, dejando sus hombros al descubierto. Miró desconcertada y Soledad le preguntó cómo te ves con él y ella le dijo, envuelta. Entonces, Soledad se corrigió y le preguntó qué ves en tu vestido. María dudó, pero dijo veo un cordón ciñéndome la cintura y Sofía preguntó cómo es ese cordón y María dijo blanco, parecido al que ata el bolsón de mi padre cartonero. Al poco tiempo entró Ana, su madre, y se lo ató a la cintura y María esbozó una sonricita pequeñita y comenzaron a disiparse las nubecitas de sus ojos, sin embargo, su rostro se nubló al poco rato y dijo no puedo entrar con los hombros descubiertos, a lo mejor, podría buscar el tul que tiene el vestido de una vieja muñeca con la que jugaba de chica, que ya era vieja cuando me la regalaron. Pero Sofía le dijo que primero se peinara y ella recogió sus cabellos a lo Eva Perón y, en ese momento, Soledad le colocó el tul. Bella como pocas, pero la tristeza volvió una vez que se miró en el espejo, y Sofía le dijo dejame a mí el resto, y María desconfió y agregó que tendría el vientre más grande el día del casamiento, y Soledad le dijo que lo iba a regular con el cordón. Pero falta el maquillaje, dijo Ana, eso y el calzado lo vemos después, agregó Libertad. Cuando las tres se retiraron, María desconfiaba del resultado, pero Sofía se lo prometió para la semana siguiente y se despidieron. Libertad dijo que había olvidado algo y regresó un momento a decirle a María que esa sábana debería cubrir sus sueños la noche de bodas. María colocó una mano en su vientre y no sabía bien por qué, pero era feliz y sonreía.

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