Soñado era el vestido, era perfecto. María no comprendía cómo con tan poco había conseguido tanto. Sonrió y les dijo a Sofía, Soledad y Libertad que no podían ser los Reyes Magos, pero sí las tres Marías. Libertad dijo que sí, que eran Mierda, Sorete y Porquería. Todas rieron al unísono y, luego, el silencio las envolvió. Se miraron y supieron que faltaba algo, que faltaban muchas cosas: calzado, maquillaje, arreglo... Soledad rompió el silencio diciendo que, como era el primer ensayo había que improvisar ciertas cosas, el arreglo sería un ramo de jazmines. No sólo era económico sino que, por sobre todas las cosas, sencillo y con un aroma que envolvía los sentidos y hacía perder de vista su sencillez. Sofía respondió que tenía razón, pero que deberían generar una plantación para poder cubrir las necesidades de las demás. Sí, dijo Libertad, además, eso traerá algo de trabajo para los novios. Para el calzado, vamos a salir del paso, dijo Soledad, yo tengo unas sandalias franciscanas que te van a quedar geniales con tu vestido.
Enseguida, apareció la hermanita de María pidiéndole ayuda con los deberes, tenía que formar palabras con distintas letras, y María le dijo que le pidiera el diario al vecino y, una vez que lo tuviera, le preguntó qué hacer y María le dijo pensá bellas palabras, recortá las letras y pegalas con plasticola.
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