Todo en la vida es un ejercicio constante. Cuando uno despierta, tiene que pensar que hay que empezar todo de nuevo, que nada está ganado.
El amor es un ejercicio diario, también, como el resto. Si al edificio contruido no le hacemos refacciones, en algún momento, caerá. Lo mismo sucede con la tolerancia y la libertad. Y, cuando digo "tolerancia", no pienso en su sentido de "soportar", sino de "respetar" porque estas dos palabras tienen sentidos muy diversos.
No quiero empezar con ideas de amor al prójimo porque no voy a predicar. Sólo digo que, hace un tiempo, tengo grabado en la cabeza que no quiero hacerle al otro lo que no quiero que me hagan a mí. Y dos cosas que me parecen fundamentales para mí son la tolerancia y la libertad.
¿Por qué encadeno las tres cosas? Porque, si bien uno no ama a todo el mundo, todo el mundo merece ser respetado en sus ideas y eso conduce a la libertad. Creo que no hay mayor libertad que la que se encuentra en nuestro interior, la libertad de pensar de ser. Con esto, no quiero decir que todo debe de ser una anarquía, no. Creo que si hay delitos deben ser juzgadas las personas que los cometen, respetando su integridad de seres humanos y no debemos, tampoco, obligar a nadie a pensar como nosotros o querer convencerlo de que lo hagan.
Porque no podemos amar a todo el mundo, pero podemos amar a la Humanidad como destino y fin. Porque los demás para uno siempre tienen que ser un fin y no un medio. Porque creo en el desinterés de dar algo sin recibir nada a cambio y de darle justicia a quien no la dio.
Sin embargo, como hay que ejercitarlo a diario, debo reconocer que, muchas veces, me encuentro pensando que, si a una de las personas que piden pena de muerte o cosas por el estilo, un día, las llevan detenidas por equivocación (o no) y le quieren aplicar lo mismo que pidieron, que estaría tentada de no defender sus DDHH para que supiera en carne propia qué es lo que exigió. Pero digo que es una lucha porque, si estoy convencida de que cada uno tiene el derecho absoluto de pensar lo que quiere, en ese instante, yo no debería actuar pensando lo contrario de lo que pienso y debería defenderla en el mismo modo.
Y es que el Ser Humano es más importante que cualquier cosa, y porque ya sé que el amor tiene que ver con algo que va mucho más allá de las ideas propias o ajenas, y que este mundo es tan grande que entran todas.
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