Sonreía Luciana que se sumaba al trío que estaba tomando mate en el patio de Libertad. Luciana era su hermana y se llamaba así porque había habido una pelea por Luz y Ana, y decidieron, finalmente, que fuese una mezcla de luz y gracia. Sofía contó cómo estaba envejeciendo el vestido, es decir, cómo se volvía una pieza antigua. Libertad dijo que sería el primer modelo de vestido; pero que, en el primer número de la revista, debía aparecer María desnuda porque esa era la verdadera emperatriz que había en cada una y el titular sería «Cada Eva merece su Adán». El editorial explicaría, entonces, cuál era la idea de la desnudez y el porqué de la sábana y entre las primeras páginas aparecería María con su vestido y una nota en la que explicaría cómo lo había soñado. Soledad dijo que ella estaba soñando con su vestido, que ya había tenido su compromiso con luna llena y que Santiago, su santo caballero andante, había venido a salvarla de su Soledad porque el había comprendido que no estaba sola porque quería y, además, había sabido apreciar que no era una muñeca que estaba en exhibición, que las mujeres antes de nada eran esencias que embellecían materias. Pero todavía faltaba un tiempo para eso e iría pensando cómo deseaba su vestido.
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