Sólo era pasado, como Libertad lo había previsto, cuando los medios vieron que no obtenían respuesta por parte de ellas y, por lo tanto, que faltaba el escándalo, olvidaron el editorial y enfocaron sus cámaras y micrófonos a la rubia debilidad del momento. Ésa que decía ser virgen y ese artificio trascendió toda realidad.
Pero a ellas no les preocupaba, nunca buscaron masividad, sino popularidad. A veces, la primera implicaba la segunda, sin embargo, solía responder, en general, a otro tipo de intereses. Libertad quería ser libre de esas ataduras y las tres habían rechazado ser vestidoras de la vedette del momento. Todavía no comprendían que no consistía en la creación de un Dios superior, sino en el libre albedrío de la novia. Era cierto, las cuestionaban por haber registrado una marca, pero, a veces, también había que pactar con la «realidad».
Pero a ellas no les preocupaba, nunca buscaron masividad, sino popularidad. A veces, la primera implicaba la segunda, sin embargo, solía responder, en general, a otro tipo de intereses. Libertad quería ser libre de esas ataduras y las tres habían rechazado ser vestidoras de la vedette del momento. Todavía no comprendían que no consistía en la creación de un Dios superior, sino en el libre albedrío de la novia. Era cierto, las cuestionaban por haber registrado una marca, pero, a veces, también había que pactar con la «realidad».
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