Cerraba los ojos y soñaba. Soñaba que era un pájaro y emprendía vuelo. Surcaba mares, surcaba cielos. Subía rápido, luego, despacio. Leve como una pluma, lívida como la espuma. Se dejaba caer, se balanceaba. El viento le susurraba cosas dulces al oído, la hacía bailar entre sus brazos y, después, la devolvía al espacio. Cuando atravesaba tormentas, las gotas la acariciaban, el sol de los trópicos la bañaba de luz en sus plumas. La selva la camuflaba, no conocía el peligro. El mundo estaba en sus alas, sus alas en su mente, en su mente la libertad, la libertad en sus sueños y soñaba que soñaba.
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